En pleno Holocausto, el próspero industrial nazi Oskar Schindler tomó partido y, a costa de sus bienes, salvó la vida de más de 1.200 judíos. Su gesta le convirtió en un héroe anónimo reconocido con el paso de los años tanto por Israel como por Alemania.
Oskar Schindler: nacionalidad alemana, católico, afiliado al partido nazi, empresario. Perfil psicológico: alcohólico, fumador, mujeriego, hedonista y amoral.
Originario de Zwittau, en la región germanófona de los Sudetes (antigua Checoslovaquia), Schindler estudió la carrera de Ingeniería al tiempo que ingresaba en el ejército de su país. En los años previos al estallido de la Segunda Guerra Mundial se convirtió en director de ventas de un fabricante de productos eléctricos.
En 1939, poco antes de iniciarse la invasión-relámpago
de Polonia por parte de las tropas nazis, Schindler trabajó como espía
en dicho país para los alemanes, con la misión de sondear el grado de
aceptación de la población polaca de las fuerzas invasoras y para
valorar la importancia de la comunidad judía de Polonia, muy numerosa y
con gran peso por aquel entonces. En el mes de octubre del mismo año,
Schindler fue trasladado a la ciudad polaca de Cracovia para dirigir una
fábrica de productos esmaltados, lugar desde el que Schindler trataría
de evitar el traslado del mayor número posible de judíos a los campos de
exterminio.
En 1943 se construyó en Cracovia un campo de
concentración desde el que los judíos eran trasladados a otros más
importantes, como el de Auschwitz, donde eran eliminados impunemente a
manos de los genocidas nazis. Aparentando una falsa simpatía por el
programa de eliminación sistemática de la raza semita, Schindler logró
convencer a los jerarcas nazis para que le permitieran utilizar
prisioneros del campo de concentración de Cracovia en su fábrica. Con el
dinero que ganaba de la fábrica, Schindler lograría sobornar después,
no sin correr riesgos, a varios comandantes de la SS para que todos sus
trabajadores fueran conducidos a Checoslovaquia y no a la muerte segura
de los campos de concentración.
Nada parecía augurar que este próspero industrial, de especulador talante, sacrificaría parte de su fortuna en pro de la salvación de más de un millar de judíos.
Pero así fue... En pleno Holocausto, Schindler redactó una lista en la que incluía a más 1.200 judíos o
disidentes del nazismo. En ella registraba los nombres de todos los
trabajadores que le eran imprescindibles para mantener su fábrica de
utensilios de campaña para el ejército. Su habilidad para los negocios
le permitió convencer a los nazis de la veracidad de su argumentación
presuntamente mercantilista.
Todos los enumerados en dicha lista se libraron de las cámaras de gas del campo de concentración de Auschwitz. El eco literario y cinematográfico de esa lista la ha hecho célebre,
Pero, ¿qué llevó a Schindler a convertirse en un héroe?
Todo
se remonta a 1939, cuando atraído por el negocio de la guerra,
Schindler decide trasladarse a Polonia. Espía del nazismo y hábil
especulador todo parecía prever que se aprovecharía del infortunio judío
para lucrarse, pero nada más lejos de ello. El industrial utilizó sus
fábricas de armamento para librar del exterminio a tantos judíos como
estuvo en su mano.
ResponderEliminarTodos los defectos como ser humano que se le atribuyen, lo recompensa con creces, por la actitud humanitaria hacia el prójimo en desgracia: un hombre noble que pensó en el problema humano del momento: gracias Araceli Rego.
Gracias por tanto amor al pueblo judio
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