Muchas fueron las civilizaciones que emergieron y cayeron en la antigüedad, Egipto, Sumeria, Persia, Grecia, Roma, son algunos de sus ejemplos, pero quizá una de las que peor ha sido tratada por desconocimiento y por la posterior propaganda de sus vencedores fue Cartago. Una ciudad que fue fundada antes que la propia Roma y que dominó las aguas del Mediterráneo occidental durante siglos.
Como toda ciudad importante que se precie, Cartago tiene su propio mito de la fundación de su ciudad aparte de los hechos estrictamente históricos, así que vamos a tratar primero los datos conocidos y después dedicaremos unas líneas a la leyenda de la princesa Dido. El primer escollo lo encontramos en la fecha de su fundación, dependiendo las fuentes que se tomen en cuenta. Filisto de Siracusa, historiador del siglo IV a.c. data la fundación de Cartago justo después de la guerra de Troya por dos fenicios llamados Azoros y Karchedón, pero historiadores modernos desestiman esta posibilidad por dos razones, la primera es porque por aquella fecha los fenicios empezaban a fundar colonias en occidente y se sabe que Cartago fue fundada bastante tiempo después que Gades (Cádiz) o Útica, que se encontraba relativamente cerca de la ubicación posterior de Cartago. La segunda razón es que los nombres Azoros y Karchedón son variaciones de los nombres de Tiro y Cartago.
En el siglo III a.c., Timeo, otro historiador griego, es más preciso y fecha la fundación treinta y ocho años antes de la primera olimpiada, que nos da la fecha de 814 a.c. Esta teoría es la que vino aceptada por los historiadores posteriores en la república romana, siendo ratificada por Josefo que afirma que la fundación de la ciudad norteafricana tuvo lugar en el séptimo año de reinado de Pigmalión de Tiro, que si comparamos con la lista de reyes en Israel nos da el resultado situado en el último cuarto del siglo IX a.c. Con estas fechas, ya que de manera arqueológica es prácticamente imposible de asegurar, podemos decir que la fundación de Kart Hadtha (Cartago) se sitúa entre los años 825 y 814 a.c.
La finalidad de este nuevo asentamiento deja muchas dudas, ya que Cartago, aunque fue fundada en un marco privilegiado para el comercio fenicio, no presentaba una actividad comercial exhaustiva como por ejemplo su vecina Útica, por lo tanto ¿cuál fue la primera intención de esta urbe? pues aunque parezca mentira la podemos deducir en la leyenda de Dido, que puede tener más de historia real de lo que pueda parecer en un primer momento y le debemos su conservación y difusión a Justino, cronista e historiador romano.
Muto, el rey de Tiro había muerto dejando dos hijos, Pigmailón y Elisa. Pigmalión era el legítimo heredero pero todavía muy joven para gobernar, lo lógico es que su hermana se hubiese erigido como regente hasta que Pigmalión cumpliera la mayoría de edad, pero por problemas que desconocemos parece ser que la oligarquía de Tiro apartó a la princesa de todo gobierno por alguna razón, no sabemos si justificada o no. Elisa por supuesto, no quería se relegada a un segundo plano y en lo que fue una maniobra para recuperar poder se casó con su propio tío, Acerbas, que era sumo sacerdote de Melkart, algo parecido a ser Pontifex Máximum pero con la particularidad de ser el segundo en poder después del propio rey.
Así pues aunque no fuera la legítima soberana, su nuevo marido podría reclamar el trono en un momento dado. Pigmalión tenía muy claro lo que hacer, deshacerse de su tío-cuñado sin demora y estrechar el cerco sobre su hermana y los seguidores que se le habían unido cuando se desposó. Tras un tiempo de engañosa quietud, Elisa se percató que tarde o temprano su hermano encontraría una excusa para deshacerse de ella, sería mejor poner tierra o mejor dicho mar de por medio.
La oligarquía mercantil estaba con Elisa, ya que el rey Pigmalión daba preferencia en el poder (como es natural por otra parte) a los nobles y las familias de estos que copaban los puestos más influyentes y a los que nunca accederían a no ser por matrimonios convenientes. En el más riguroso secreto se fletó una pequeña flota y navegaron hacía el oeste, primero se detuvieron en Chipre donde Elisa fue recibida con honores, además se llevó ochenta vírgenes de la isla para asegurar la descendencia de sus compañeros de viaje. Tras hacer una parada más en Creta llegaron a Útica, muy cerca del emplazamiento final de Cartago, a pocos kilómetros de la actual Túnez. A pesar de ser bien recibidos en la ciudad, Elisa y sus acompañantes oligarcas decidieron continuar hacia el sur para fundar una nueva ciudad antes que prosperar en una ya establecida y con cierto estatus como era Útica. Probablemente no lo hicieron porque no pudieron, si habían huido de Tiro que era la metrópolis, por muchas simpatías que tuvieran en las colonias, estas no podían arriesgarse a tener problemas con el poder central y sólo podrían ofrecer apoyo moral a los exiliados.
Conocida ya como Dido, Elisa eligió un emplazamiento ideal para su nuevo asentamiento, con una península que se adentraba en el mediterráneo rodeada de lagunas, era perfecto para construir un puerto y poder defenderse de ataques por tierra, además las llanuras cercanas servirían para crear riegos y cultivos que podrían abastecer a generaciones enteras.
En este punto es donde la leyenda toma de nuevo las riendas, Dido, al llegar al emplazamiento se encuentra con la oposición del rey Yarbas, que poseía el trono de Libia, éste la entregó una piel de toro y afirmó que le regalaría la extensión de tierra que cubriera dicha piel, el resto tendría que pagarlo. Dido cortó la piel en tiras finísimas y las puso una a continuación de otra cubriendo lo que sería la extensión original de la ciudad, Yarbas fascinado por la inteligencia y belleza de Dido la exhortó a que se casara con él bajo amenaza de guerra, pero Dido demostrando que era una matrona fenicia de pura cepa se apuñaló ella misma antes de tirarse a una pira ardiente. Quizás los supuestos sacrificios posteriores al dios Baal Hammon tuvieran origen en esta parte de la leyenda.
Pero también existe otra versión, la que nos dio Virgilio en la Eneida, más romántica y por supuesto más trágica. Cuando Eneas recala en Cartago huyendo de Troya, Dido le recibe y da cobijo a los refugiados, ella queda totalmente enamorada de Eneas y al parecer él la corresponde de igual manera. El tiempo pasa feliz entre los dos, pero Eneas sabe que tiene que partir y seguir los designios que le ha profetizado el mismísimo Júpiter: fundar una ciudad en el Lacio italiano. Una noche embarca y parte sin decir nada a su amada, Dido viéndole marchar grita desesperada, es tal el dolor que siente que al amanecer y en otra pira ( el fuego en la antigüedad significaba para muchas culturas purificación o renovación) maldijo al troyano y a toda su descendencia, también apeló a los dioses para que un día uno de sus descendientes fuera su vengador y llevase a cabo su profecía, al terminar de clamar al cielo se clavó la espada su amado y cayó a las llamas.
Una leyenda que marcó el pistoletazo de salida para una de las culturas más influyentes de la antigüedad, nuestro territorio fue influido por su mano y grandes personajes cartagineses pasaron por aquí enriqueciendo nuestra cultura y abriéndola a nuevas posibilidades. Siglos después Roma y Cartago se enfrentaron hasta la muerte para dilucidar quién era la potencia que gobernaría el Mediterráneo. Todos sabemos cuál fue el resultado, pero la maldición de Dido quizás tuvo algo de fuerza en la figura del hombre que casi derrota a Roma, Aníbal, pero bueno eso como sabéis, es otra historia.
BIBLIOGRAFIA Y FUENTES:
Carlos G.Wagner, Jaime Alvar, José María Blazquez. Fenicios y cartagineses en el Mediterráneo.
Sabatino Moscati, Cartagineses.
http://historiaoleyenda.com/cartago-la-leyenda-de-dido/
http://arquehistoria.com/dido-la-reina-de-cartago-que-se-quito-la-vida-14931https://seguicollar.files.wordpress.com/2007/08/didoeneasguerin.jpg
http://www.mujeresenlahistoria.com/2012/08/la-reina-de-cartago-dido-siglo-ix-ac.html
http://entreclasicosymodernos.blogspot.com.es/2011/10/dido-y-eneas_18.html
http://sobreleyendas.com/2008/05/02/el-mudo-lamento-de-dido/
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