martes, 18 de junio de 2019

LOS DISTURBIOS DE NIKA...EL INICIO DE UNA MASACRE


El principal acontecimiento de los primeros años del reinado de Justiniano fue la llamada revuelta de Nika. Se trató de una gran sublevación urbana llevada a cabo por las masas populares de la ciudad de Constantinopla y organizada por las facciones de los verdes y azules en las carreras de carros del hipódromo. La protesta comenzó por el reclamo popular ante el prefecto  de la ciudad Eudaimon de indulto a dos simpatizantes acusados de asesinato que habían escapado de la muerte en la horca al romperse la soga del cadalso.
Ante la falta de respuesta de las autoridades, las facciones se unieron en enero del 532 en un intenso reclamo al emperador en el hipódromo. Al finalizar el primer día, los manifestantes marcharon al pretorio a exigir el indulto al prefecto y lo incendiaron al no conseguir su objetivo. A partir de este momento, la protesta escaló rápidamente para transformarse en una fuerte expresión de malestar popular contra el gobierno de Justiniano, sus políticas y algunos de sus funcionarios más importantes, cuya renuncia se exigía.
A partir de ese momento, a pesar de que Justiniano había accedido a remover a los funcionarios cuestionados, la revuelta se transformó en una rebelión abierta. Las masas causaron importantes destrozos y generaron varios incendios que escaparon de control y destruyeron gran parte del centro de la ciudad, incluida la iglesia principal de Constantinopla, Hagia Sophia. Un primer intento represivo con tropas comandadas por Belisario genera sangrientos conflictos callejeros. Los participantes de la protesta intentan proclamar como nuevo emperador a un sobrino de Anastasio, pero el plan fracasa al encontrar su casa vacía. La rebelión se transforma así en un intento abierto de usurpación del poder, lo que indicaría la participación de algunos sectores de las elites.


Se conoce con el nombre de Revuelta Niká esta rebelión popular contra el gobierno de Justiniano que asoló la ciudad de Bizancio . Tomó su nombre del grito lanzado por los rebeldes: «Niká», que significa «Victoria» en griego. Los acontecimientos tuvieron lugar en los alrededores de la residencia del emperador Justiniano I. Las razones fueron varias, pero fundamentalmente dos: en primer lugar había un grave trasfondo de rivalidad política y religiosa entre dos sectores de la sociedad que estaban protagonizando un enfrentamiento civil. Por un lado estaban las clases medias de comerciantes, trabajadores y funcionarios, que en el ámbito religioso practicaban el monofisismo (una interpretación del cristianismo que creía únicamente en la naturaleza divina de Cristo y no en la humana), y por otra, el grupo privilegiado de dignatarios aristócratas, que profesaban el cristianismo oficial y que estaban apoyados por el poder imperial. La otra causa de la rebelión se convertiría en el detonante de la misma, al producirse una repentina subida de impuestos a la población con la que Justiniano pretendía negociar una paz con persas y bárbaros. Pero a parte de todos estos temas de tensión social la revuelta se inicio debido a un juego, una intrascendente discusión entre las facciones rivales “Verdes” y “Azules” (colores con los que competían) sobre carreras de carros  se transformó en un estallido popular sin precedentes que hizo tambalear el trono de Justiniano I.
Mural en el que aparece la cara del emperador Justiniano I
El procopio de Cesarea  nos relata las consecuencias: “La población de las ciudades se había dividido desde hace tiempo en dos grupos, los Verdes y los Azules… sus miembros (de cada facción) luchaban contra sus adversarios… no respetando ni matrimonio ni parentesco, ni lazos de amistad, incluso aunque los que apoyaban a diferentes colores pudieran ser hermanos o tuvieran algún otro parentesco.”  La revuelta comenzó en el Hipódromo, donde se encontraban los emperadores, y se fue extendiendo por toda la ciudad, atacando y destruyendo edificios públicos como el Gran Palacio y la iglesia más importante de la ciudad, Santa Sofía (que más tarde debería ser reconstruida por Justiniano).Los rebeldes llegaron a nombrar hasta un nuevo emperador, Hipatio, que era sobrino del antiguo emperador Anastasio I. A punto estuvo de abdicar Justiniano,aunque por encima del temor de Justiniano se impuso la fría serenidad de Teodora, que le convenció de que sólo una represión ejemplar acabaría con esta y sucesivas rebeliones. Curiosa esta mujer, antigua actriz y artista de circo con la que para casarse, Justiniano tuvo que derogar la ley que prohibía a los miembros de la clase senatorial contraer matrimonio con una mujer de clase inferior, algo escandaloso en su época, pero que a la postre le salvaría a él y a su imperio.

 Mural en el que aparece la imagen de la emperatriz Teodora mujer de Justiniano I
Belisario y Nárses, fingiendo negociar, rodearon a los rebeldes en el hipódromo y los masacraron. Se calcula que murieron cerca de 30.000 personas. La ciudad quedaría totalmente destruida, pero el emperador tendría la excusa de reconstruirla con nuevos edificios, que curiosamente constituirían el núcleo principal de lo que se ha dado en llamar la Edad de Oro del arte bizantino. 



                                      La iglesia de Santa Sofía




Iglesia de San Sergio y San Baco, que se concluye también después de los disturbios


La llamada Cisterna Basílica

Construida bajo una stoa en forma de basílica que había construido Constantino, y que también sería ampliada por Justiniano después de la revuelta Niká. La gigantesca cisterna se construye precisamente para proveer de agua la ciudad sin depender únicamente del acueducto de Valente, que en situaciones como la vivida podía ser destruido con facilidad.


Tradicionalmente, diversos estudiosos intentaron relacionar a las facciones del hipódromo con diferencias ideológicas o sociales en la población de las ciudades bizantinas, creyendo poder encontrar indicios de que los azules representaban los intereses de la aristocracia, mientras que los verdes los de sectores sociales medios ligados al comercio; o que los azules eran ortodoxos y los verdes monofisitas, pero no existen evidencias firmes que permitan realizar este tipo de identificaciones. Desde la publicación del fundamental estudio de Alan Cameron sobre las facciones del circo en Contantinopla, se acepta comúnmente que las facciones del circo tienen poco que ver con grupos de intereses políticos, económicos o religiosos y que sólo representan un genuino fanatismo por las carreras de caballos.
En el caso de la revuelta de Nika, fue la unión de ambas facciones, azules y verdes, lo que dio a la protesta un potencial mayor. Por otra parte, parece indudable que, una vez estallada la revuelta, la misma fue incentivada por algunos sectores de las elites disconformes con la política de Justiniano, como lo demuestra el hecho de que el emperador exiliara a algunos senadores una vez reprimido el alzamiento. Sin duda, el éxito en la represión fortaleció el poder de Justiniano, afianzando su posición en el trono imperial y permitiéndole identificar y reprimir a los sectores de la elite que se oponían a sus políticas. A pesar de ello, parece bastante improbable, que Justiniano hubiera escenificado la totalidad de la revuelta para tener la oportunidad de afianzar su poder, como pretende Mischa Meier.


lunes, 17 de junio de 2019

RAMIRO I REY DE ASTURIAS



"Ramiro, hijo del príncipe Vermudo", fue elegido para el trono a la muerte de Alfonso II, según la "Crónica de Alfonso III". El príncipe Vermudo tiene que ser el Vermudo I que renunció al trono en 791, tras ser derrotado por los musulmanes en Burbia . No se sabe cuando nació Ramiro, pero muy probablemente tenía más de 50 años en el año 842. Estaba entonces viudo, pues la citada crónica cuenta que cuando se produjo el fallecimiento de Alfonso II no estaba presente, pues se había trasladado a la provincia de Vardulia, «para tomar esposa». Vardulia era entonces el norte del territorio que luego se llamó Castilla, y la esposa en cuestión sería Paterna, que aparece como reina en el ara de Santa María del Naranco, fechada el 23 de junio de 848. Ramiro I reinó del 843 al 850.

La "Crónica Albeldense"nada dice de la ascendencia de Ramiro, ni de su elección como rey. En su versión, Ramiro se hizo con el trono tras derrotar a Nepociano, "junto al puente del Narcea".Y Nepociano, según coinciden las listas de los reyes conservadas en varios códices, sucedió a Alfonso II y precedió a Ramiro I. Lo que no aclaran esas listas reales es el tiempo que duró el reinado de Nepociano.
En el relato de la "Crónica de Alfonso III",a la muerte de Alfonso II, Nepociano, conde de palacio, se aprovechó de la ausencia de Ramiro para hacerse con el reino de forma ilegítima. (El de conde de palacio era un cargo que no había existido en la corte visigoda y sí en la carolingia, en la que constituía el máximo responsable de la administración cortesana). Ramiro se encontraba en la provincia de Vardulia para tomar esposa y al tener noticia de la muerte de Alfonso II y el acceso al poder de Nepociano.buscó refugio en Galicia, concretamente en la ciudad de Lugo, donde reunió un ejército para regresar a Asturias a recuperar o lograr el trono. La "Sebastianense"matiza que Ramiro, desde Lugo, en Galicia, se "hizo con el ejército de toda la provincia" y marchó hacia Asturias, donde le salió al encuentro Nepociano, apoyado por astures y vascones.

Las alianzas étnicas que se producen en este conflicto sucesorio tienen su explicación. Los astures defendían, sin duda, la legitimidad de Nepociano como heredero de Alfonso II, y los vascones, probablemente, a un miembro de su pueblo, pues Nepociano debía pertenecer a la familia de Munia, la princesa vascona madre de Alfonso II.
El apoyo de los gallegos a Ramiro se explica por alianzas y lazos matrimoniales. Sánchez-Albornoz supuso que la primera esposa de Ramiro era gallega basándose en la existencia documentada de un personaje llamado Gatón, que fue conde del Bierzo durante el reinado de Ordoño I. Este Gatón era o bien hijo de Ramiro I y hermano de Ordoño I, o cuñado de éste, y poseía numerosos bienes en Galicia, sobre todo en Triacastela (Lugo). En cualquiera de los dos casos, Ramiro había establecido fuertes alianzas en Galicia antes ya de la muerte de Alfonso II; de ahí que se dirigiera a Lugo para reunir fuerzas con las que asaltar el trono astur. No sabemos si había conseguido también la alianza con los castellanos, fin que perseguía su matrimonio con Paterna, perteneciente a la nobleza de esa zona. Un pariente de ésta, Rodrigo, aparece en la documentación como el primer conde de Castilla.


Ramiro debió de tardar bastante tiempo en sellar alianzas y pactos para reunir su ejército gallego. Una vez logrado, marchó sobre Oviedo. De su expedición supo Nepociano, que salió a su encuentro con una tropa integrada por astures y vascones. Debía ser la primavera de 843, o 844, y el choque, del que se ignoran los detalles, se produjo junto a "un puente sobre el río que se llama Narcea". Ese puente del río Narcea hay que localizarlo en las proximidades de Cornellana, importante nudo de comunicaciones desde época romana. Allí confluían la vía que desde Lugo de Llanera ("Lucus Asturum")conducía a Lugo de Galicia ("Lucus Augusti") y la que venía de tierras de León por el puerto de La Mesa. En la margen derecha del Narcea, frente a Cornellana, hay un lugar llamado Casas del Puente, donde hay vestigios de un viejo puente que, al parecer, cayó de viejo en 1580. Según la "Rotense", una vez entablado el combate Nepociano fue abandonado por los suyos, tras lo cual se dio a la fuga. La "Sebastianense" no llega a mencionar si hubo encuentro armado, pues dice que sin tardanza fue abandonado por los suyos. La "Albeldense" dice a las claras que Ramiro "venció a Nepociano junto al puente del Narcea".
Perdida la batalla, Nepociano emprendió la huida, siendo apresado por los condes Escipión y Sonna cuando marchaba hacia el oriente, a la región de Primorias (la zona de Cangas de Onís). Capturado, se le aplicó la ley II, 1, 8 del "Liber Iudicum", establecida por Chindasvinto, que castigaba con la ceguera a quienes delinquían contra el príncipe.


Poco después de esta batalla se produjo la llegada ante la costa de Gijón de una flota de normandos. La "Rotense" dice que los normandos eran un pueblo desconocido hasta entonces para ellos, paganos e infinitamente crueles. Los normandos no llegaron a desembarcar en Gijón, pero sí lo hicieron en el lugar llamado Faro Brigancio, que hay que identificar con La Coruña. Ramiro había movilizado un gran ejército y les plantó batalla. Según la "Crónica de Alfonso III", los normandos sufrieron muchas bajas y perdieron varias naves, quemadas por el ejército de Ramiro. El resto de la flota continuó viaje hacia Sevilla, ciudad en la que causaron grandes destrozos, de los que da cuenta el historiador árabe Ibn Hayyan, en su "Almuqtabis".Era el final del verano de de 844.
Tras derrotar a Nepociano, Ramiro hubo de hacer frente a lo que las crónicas califican de nuevas rebeliones, seguramente seguidores del rey destronado o parientes en diverso grado de Alfonso II, abriendo un período que no dudan en calificar de "guerras civiles".El cronista autor de la "Rotense" escribe: "Dos magnates, un prócer y el otro conde de palacio, se levantaron en su soberbia contra el rey. Pero cuando el rey conoció sus designios, a uno de ellos, cuyo nombre era Aldroito, ordenó que le sacaran los ojos, y al otro, de nombre Piniolo, lo mató por la espada con sus siete hijos"La "Albeldense"que califica a Ramiro de "vara de justicia",cuenta que "acabó con los bandoleros arrancándoles los ojos. Terminó con los magos por medio del fuego, y con admirable celeridad desbarató y exterminó a los rebeldes".No cabe duda, ante estos hechos, que Ramiro era un hombre de recio carácter,fuerte temple y mano dura.
Aparte de estos episodios de luchas internas, añaden las crónicas cristianas que hizo dos veces la guerra contra los sarracenos, saliendo victorioso, sin dar más detalles. Por el contrario, Ibn al-Athir y otros historiadores árabes cuentan que en septiembre de 845, un ejército musulmán penetró en Galicia, llegando a la ciudad de León, a la que pusieron sitio. Abandonada en la noche por sus habitantes, fue saqueada y destruida, aunque no lograron abatir sus murallas, "pues tenían diecisiete codos de ancho".Según las crónicas cristianas, León no fue repoblado hasta el reinado de Ordoño I, planteando esta noticia la cuestión, no resuelta, de si hubo un previo intento de repoblación por parte de Ramiro, o si la ciudad estaba ocupada por gentes del entorno que se hallaban fuera de control cristiano y musulmán.


Pero, sobre todo, Ramiro I pasó a la historia como un rey "constructor", por los excepcionales monumentos que mandó levantar en el Naranco. Dice la "Rotense": "Después de que descansó de las guerras civiles, edificó muchos edificios de piedra y mármol, sin vigas, con obra de abovedado, en la falda del monte Naranco, a sólo dos millas de Oviedo". La "Sebastianense" da nombre a una de las construcciones, una iglesia en memoria de Santa María, a la que califica de "admirable belleza y hermosura perfecta", y añade, que "si alguien quisiera ver un edificio similar a ése, no lo hallará en España". Murió en su palacio del Naranco el 1 de febrero de 850 y sus restos fueron enterrados en Oviedo, en el panteón real de la iglesia de Santa María construida por su antecesor Alfonso II.


martes, 11 de junio de 2019

THOMAS COCHRANE...SUS ARMAS Y TÁCTICAS




Thomas Alexander Cochrane (Lord Cochrane), fue sin duda alguna uno de los mejores y más intrépidos comandantes navales que ha engendrado las islas británicas. No en vano fue la inspiración para crear a Horatio Hornblower y al legendario Jack Aubrey.
Tras concluir una ajetreada carrera al servicio de Gran Bretaña, Chile, Brasil y Grecia; el afamado marino regresó a su patria para restaurar su posición en la sociedad británica, ya que tras la muerte de su padre heredó el título de conde.
Lord Cochrane sabía que si bien Reino Unido y Francia ahora eran países amigos tras la caída de Napoleón; la paz duraría solo hasta que los intereses de ambas naciones colisionasen irreversiblemente otra vez y pronto los viejos rivales volverían a enseñarse los dientes. Por este motivo, ya  en 1811 cuando todavía estaban en guerra, había diseñado un plan que permitiese a la Royal Navy barrer por completo a la flota francesa de un solo golpe.



La batalla de la isla de Aix fue una batalla naval librada entre británicos y franceses entre el 11 y 12 de abril de 1809 en la embocadura del río Charente, al sur de la isla de Aix, Francia. Fue el primer intento de Lord Cochrane de llevar a cabo sus tácticas utilizando buques menores. Y le salió muy bien.

Para hacerlo se concentraría en emplear burlotes, es decir buques que a causa de su larga exposición al mar o averías eran considerados inútiles para la navegación y prescindibles.
Si bien era un elemento que ya era conocido por haber sido empleado a lo largo de la historia,la innovación del apodado “lobo de los mares” consistía en la utilización a gran escala de este tipo de buques y no solo lanzarlos ardiendo como en la antigüedad, sino añadiéndoles lanchas con pólvora y alquitrán.
En términos generales, la idea era causar un terrible daño a cualquier embarcación que estuviera dentro del puerto. Pero para lograr este objetivo, primero debía solventar las defensas que protegen las ensenadas.
Para sortear este obstáculo, propuso lanzar buques viejos o desechables; esta vez de mayor tamaño y repletos de pólvora, alquitrán, más todo tipo de metralla pesada como trozos de cañones o anclas. La explosión resultante podría destrozar las murallas del mar y abrir paso a los burlotes.
Finalmente la operación sería rematada con buques “malolientes”, llamados así por contener  alquitrán y azufre. Estos serían lanzados contra los fortines un día en que el viento fuera favorable a los atacantes; al estallar incendiarían las instalaciones y los gases asfixiarían a cuantos se encontraran allí defendiendo sus posiciones.
Con esta combinación de elementos, los principales puertos como por ejemplo Cherburgo, Brest, Rocheford y Toulon podían ser presa para la armada británica.

La idea puede parecer sacada de la época medieval y demasiado ambiciosa tanto por el número de buques necesarios, como coordinación entre las escuadras. Pero varios estudios realizados por el almirantazgo británico concluyeron que el plan era viable y podría haber puesto a Francia en un gran aprieto.
Lord Cochrane con sus luchas contra Francia, España, Portugal y el Imperio Otomano (actual Turquía) conocía de primera mano los perjuicios que suponían perder una flota para una potencia naval.
Si analizamos con cuidado veremos que es un buen plan, ya que a corto plazo proporciona una enorme ventaja y a largo plazo solo podría terminar con una derrota total, pues los daños que hubiesen sufrido los galos serían graves.
Para entenderlo imaginemos por un momento que ha estallado la guerra y que el plan se ha ejecutado con éxito. ¿Qué consecuencias tendría? Analizando otros precedentes históricos, se hubiesen podido encontrar  con:
  • Los  principales puertos y astilleros inutilizados.
  • Dificultad para reparar cualquier buque en condiciones de navegar.
  • Dificultad de efectuar un contraataque o cualquier otra acción naval de importancia; pues en caso de haber sobrevivido algún buque, difícilmente podría hacer frente a toda una flota.
  • Toda la costa del país queda vulnerable a un bombardeo desde el mar.
  • El país entero expuesto a un desembarco de un contingente armado. Poco probable, pero la ocasión lo permite.
  • La flota mercante vulnerable a un ataque de la Royal Navy o corsarios.
  • Comercio exterior interrumpido, con todas las consecuencias económicas que conlleva. Es decir un encarecimiento de transporte marítimo, por consíguete una subida del precio de algunos productos; pero a la vez un descenso de las exportaciones e importaciones que culmina con una caída de la economía.
  • Bloqueo de las comunicaciones entre la metrópoli y sus colonias de ultramar.
  • Imposibilidad de defender adecuadamente las colonias en caso de ataque.
  • Debilidad de la metrópoli, tanto en poder como prestigio, ante los demás países y sus colonias; con el riesgo de que se revelen.

Si todos estos ejemplos ya parecen terribles por sí solos, habría que sumarle, solo en el peor escenario posible, que otra nación aprovechase la debilidad de Francia para declararle la guerra simultáneamente; por ejemplo un intento de España por recuperar el Rosellón en venganza por la paz de los pirineos de 1659.
Pero la contrarrevolucionaria Francia de Luis XVIII y sus sucesores,se privaron de seguir los mismos pasos que Napoleon respecto a las relaciones con Gran Bretaña; quien por entonces era la indiscutible “árbitro de Europa”.
O sea que el plan nunca fue ejecutado, aunque ello no impidió que fuese retocado durante los siguientes años, como una bala de emergencia en la recámara. Este hecho implicó que fuera un secreto que el mismo Lord Cochrane tuvo que jurar que jamás revelaría a ninguna otra nación; ya que existía el temor de que una idea similar fuera utilizada contra sus ideólogos.
No fue dado a conocer al público hasta 1908, cuando estaba claro que Francia y Reino Unido ya no serían rivales pues a la otra orilla del Rin había aparecido un nuevo peligroso enemigo común, Alemania.
Además, el alto mando no veía con malos ojos la mayor parte del plan; pero si la utilización de los buques “malolientes”, alegando que era una idea barbárica, inhumana e impropia de la guerra moderna (otra ironía de la historia). Igualmente Cochrane lo propuso antes y durante la guerra de Crimea sin éxito.
Por su parte el afamado marino, ya almirante, continuó con sus innovaciones; aunque menos bélicas. Tales ingenios fueron una máquina de vapor rotatoria, un nuevo tipo de lámpara de comunicación de señales entre buques, una patente para la utilización del betún como medio de combustión. Y finalmente, junto al ingeniero Marc Brunel, la creación del túnel de escudo; cosa que permitió la construcción del túnel del Thames.