Tratado firmado el 22 de abril de 1529...
En
el proceso de las conflictivas relaciones hispano-portuguesas, tras el
Tratado de Tordesillas, surgirían de nuevo tensiones a raíz del regreso
de Elcano y sus consecuencias: el encuentro de ambas naciones en
Extremo Oriente (en las Molucas), obligando a un replanteamiento de los
acuerdos anteriores.
Contencioso que evidenció la incapacidad para establecer el trazado definitivo de la línea de Tordesillas tanto tiempo después (y por tanto del correspondiente antimeridiano) solucionado, finalmente, en el Tratado de Zaragoza de 1529, que mostró de nuevo la necesidad de llegar a acuerdos concretos sobre los puntos en litigio.
Este acuerdo tuvo importantes repercusiones de toda índole, entre ellas permitió que las Molucas quedasen en manos portuguesas y las Filipinas fuesen posesión española, aunque la internacionalización de las rutas marítimas acabó con ese predominio de los reinos peninsulares.
Contencioso que evidenció la incapacidad para establecer el trazado definitivo de la línea de Tordesillas tanto tiempo después (y por tanto del correspondiente antimeridiano) solucionado, finalmente, en el Tratado de Zaragoza de 1529, que mostró de nuevo la necesidad de llegar a acuerdos concretos sobre los puntos en litigio.
Este acuerdo tuvo importantes repercusiones de toda índole, entre ellas permitió que las Molucas quedasen en manos portuguesas y las Filipinas fuesen posesión española, aunque la internacionalización de las rutas marítimas acabó con ese predominio de los reinos peninsulares.
CARLOS I
Las lógicas y naturales imprecisiones geográficas
determinadas por la «línea de demarcación» que fijaba en el tratado de
Tordesillas (7-VI-1494) la pertenencia a España o a Portugal de las
tierras descubiertas e incorporadas a sus respectivos imperios por ambas
naciones ibéricas, originó un prolongado litigio polémico diplomático
hispano-portugués exacerbado como resultado del viaje de
Magallanes-Elcano de la primera vuelta al mundo. Tema capital de dicha
discusión era el de la pertenencia de las «Islas de la Especiería»,
Molucas para los españoles y Malucas para los lusos.
ISLAS DE LAS ESPECIAS
Carlos V ,
el emperador hispano, sin ceder un ápice en lo que consideraba como
innegable derecho de España, tanto por su prudencia y sensatez como por
particular estimación de su esposa Isabel ,
consideró a principios de 1529 que debía concertar esta cuestión con el
pais vecino que mantenía tercamente la interpretación más favorable
para sus intereses y por ello que le pertenecía el mencionado
archipiélago moluqueño. La disputa, tras dilatados tratos y
negociaciones, quedó definitivamente solventada por el llamado tratado
de Zaragoza suscrito el 22-IV-1529.
Es de notar que realmente Carlos
firmó lo que sin duda fue un público instrumento de transacción y
contrato de venta con pacto de retro vendando, en la fecha indicada, en
Lérida, donde se hallaba en ruta hacia Italia para ser coronado
«emperador», aunque el 15-IV-1529 había otorgado a sus delegados,
Mercurino de Gattinara, fray García de Loaisa y al comendador
calatraveño García de Padilla en la ciudad de Zaragoza (y de ahí el
nombre del acto de este pacto) plenos poderes para que se convinieran en
el tema con el embajador y plenipotenciario portugués Antonio de
Acevedo Coutiño.
En realidad se trató de una verdadera venta condicionada de las citadas
«Islas de la Especiería» a Portugal por 350.000 escudos de oro, de los
que valían en Castilla 375 maravedís cada uno. En otras cláusulas del
mismo se fijaban las respectivas nuevas obligaciones en las islas
Molucas de ambos estados ibéricos en una situación que hubo fatalmente
de concluir con la «unidad ibérica» alcanzada por Felipe II en 1581.
RUTA DE LAS ESPECIAS
Tengamos en cuenta asimismo que el entonces floreciente comercio de las
especias decayó pronto y que el realismo político del emperador Carlos V
no consideraba el tratado de Zaragoza cual una claudicación ante las
pretensiones portuguesas, sino como una transigencia ante la necesidad
de afrontar otros problemas de acuciante interés universal, para los que
era necesario su interés preferente y el importante saldo económico que
aquella renuncia temporal significaba, en la que no se había cerrado
camino alguno para una posible reivindicación moluqueña posterior.
MAGALLANES
Si el propio Magallanes, había sufrido en Zaragoza un atentado contra su
vida, y antes fue precisamente en la capital de Aragón donde en 1518 el
mismo emperador le había otorgado pleno y cabal consentimiento a su
trascendente periplo de circunnavegación, queda acreditado que la ciudad
cesaraugustana goza de significado histórico en las empresas españolas
en las lejanas tierras del océano Pacífico, mayor desde luego que por la
renuncia momentánea a las Molucas que supuso el mencionado tratado de
22-IV-1529. Como asimismo enaltece la aportación aragonesa al
conocimiento de aquellas recónditas tierras la obra fundamental de su
primera historia, La conquista de las Molucas, que en 1609 editó en
Madrid el insigne oscense Bartolomé Leonardo de Argensola .
http://www.enciclopedia-aragonesa.com/voz.asp?voz_id=13214
http://recursostic.educacion.es/kairos/web/temas/Mares/mares2_0301.html
Tenemos el placer de invitarle a la presentación del libro del profesor y filósofo, Pedro Insua, El orbe a sus pies, en Zaragoza. Día 22 de noviembre de 2019, a las 19h en Biblioteca CAI Mariano de Pano, Dr Val-Carreres 12, en donde trataremos entre otras cuestiones ésta.
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