Edicto de Nantes...1598
Durante la segunda mitad del siglo XVI, el reino de Francia debió sufrir
guerras intestinas, de carácter religioso entre católicos y
protestantes calvinistas, también conocidos como hugonotes.
Enrique IV...Paris bien vale una Misa
Rey de Francia, primero de la dinastía de Borbón (Pau, 1553 - París, 1610). Hijo de Antonio de Borbón y de la reina de Navarra, Juana de Albret, fue educado en la religión calvinista. Combatió en el bando hugonote (protestante) durante la tercera guerra de religión francesa, al final de la cual se decidió su matrimonio con la hermana de Carlos IX como signo de reconciliación entre católicos y protestantes (paz de Saint-Germain, 1570).
ENRIQUE IV
Una semana después del casamiento (1572), los
extremistas católicos rompieron todo entendimiento organizando la
matanza de hugonotes . Para
salvar la vida, Enrique tuvo que convertirse oficialmente al
catolicismo; pero en 1576 consiguió escapar de la corte y, declarando de
nuevo su profesión de fe calvinista, se puso al frente del ejército
protestante.
Desde 1584 la muerte del hermano del
rey convirtió a Enrique en heredero del Trono francés, perspectiva
inaceptable para el partido católico (la «Liga»). La muerte de Enrique
III en 1589 hizo recaer la Corona sobre la cabeza de Enrique de Navarra;
pero sólo fue aceptado por los hugonotes, mientras continuaba la guerra
civil, con victorias significativas para los protestantes en las
batallas de Coutras (1587), Arques (1589) e Ivry (1590).
FELIPE II
La intervención en los asuntos franceses de Felipe II de España
(Alejandro Farnesio había impedido a los hugonotes tomar París) dividió
a los partidarios de la Liga católica, facilitando finalmente a Enrique
el acceso de hecho al Trono, con tal de abjurar del protestantismo; en
un acto de realismo político, dio ese paso en 1593 (momento en que se le
atribuye la célebre frase «París bien vale una misa», seguramente
apócrifa). Fue coronado e hizo su entrada en París en 1594, aunque tuvo
que sostener combates hasta 1598 para acabar con los últimos reductos de
la Liga y para rechazar los ataques españoles.
La
tolerancia religiosa decretada por el Edicto de Nantes (1598) fue
acompañada del reconocimiento del catolicismo como religión del Estado y
de una política de reconciliación basada en la renuncia a toda revancha
o depuración; con ello pacificó el país y consolidó el Trono.
El rey Enrique IV de Francia promulga en Nantes un edicto que asegura la libertad de culto a los hugonotes,
poniendo fin a las guerras de religión entre protestantes y católicos
que tiñieron Francia de sangre durante décadas y que tuvieron su punto
culminante en la Matanza de San Bartolomé de 1572.
Enrique IV, que era protestante, se convirtió al catolicismo el 25 de
julio de 1593, para poder acceder al trono, momento en el que se le
atribuye la famosa frase “París bien vale una misa”.
Este edicto, a diferencia de los anteriores de Saint-Germaine, de 1562, y de Amboise, de 1563,
que aunque tenían el mismo espíritu quedaron en papel mojado, establece
por primera vez unas bases jurídicas firmes para la coexistencia
pacífica entre las dos grandes confesiones cristianas, aunque gran parte
del clero católico y del extremismo hugonote siguió sin aceptarlo.
Ante estas dificultades, el Rey nombró un gabinete para asegurar la
aplicación de la nueva ley, y se crearon audiencias específicas del
Tribunal Supremo en París, Castres, Grenoble y Burdeos.
De acuerdo con el edicto, el culto protestante se podía realizar
legalmente en las ciudades donde dicha confesión hubiera sido
mayoritaria antes de 1597, y, a su vez, se autorizaba a unos 3.500
miembros de la nobleza protestante a practicar las ceremonias de su
credo en sus castillos sin limitaciones de lugar.
Asimismo, se crearon instrumentos jurídicos para que los conflictos
derivados de la guerra civil puedieran ser juzgados de manera imparcial,
es decir, los protestantes se igualaban ante la ley a los católicos.
Otra de las disposiciones recogía la declaración como franceses de los
hijos de hugonetes exiliados que hubieran nacido en el extranjero, y se
les invitaba a regresar al país.
En resumen, el edicto garantizaba la libertad de conciencia y
concedía a la minoría protestante el respeto a sus derechos y
privilegios, incluido el de poder desempeñar cargos públicos, e incluso
una de las cláusulas secretas les otorgaba protección frente a la
Inquisición cuando viajasen fuera del país.
http://www.laguia2000.com/francia/el-edicto-de-nantes
http://www.laaventuradelahistoria.es/tag/13-de-abril-de-1598-edicto-de-nantes
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/e/enrique_iv_de_francia.htm
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