Acontecimiento que significó el inicio de la transición política de Portugal desde un régimen dictatorial, instaurado en los años treinta bajo la figura de Antonio de Oliveira de Salazar que fue sustituido por enfermedad de su puesto al frente del Estado Novo por Marcelo Caetano el 29 de septiembre de 1968, hasta un sistema de democracia parlamentaria. El proceso se puso en marcha el 25 de abril de 1974, día en el cual se llevó a efecto un golpe de Estado protagonizado por el Movimiento de las Fuerzas Armadas , en el cual participaron personajes tan importantes dentro del ámbito militar portugués, como el comandante Otelo Saraiva de Carvalho, el General Antonio de Spínola y el general Francisco da Costa Gomes, Jefe del Estado Mayor.
El primer objetivo del golpe militar, que no fue otro que poner fin a la dictadura, se cumplió en tan sólo cinco horas y media, mientras que el programa revolucionario, conocido con el nombre de las tres "D": Democracia, Descolonización y Desarrollo, fue mucho más complicado de cumplir debido a la existencia de diversos caminos, alternativos y excluyentes, como así se hizo evidente inmediatamente después del triunfo del golpe y hasta la consecución de una Constitución y la celebración de las primeras elecciones legislativas dentro del nuevo marco político que fue definido en abril de 1976.
Contexto histórico: crisis de la dictadura 1968-1974
Al igual que se habla de Franquismo para denominar la dictadura española se puede hablar con la misma autorización de Salazarismo, ya que Salazar fue la figura que creó y mantuvo durante más de cuarenta años el régimen. Por tanto, cuando en septiembre de 1968, afectado por un derrame cerebral, tuvo de abandonar el poder, el sistema se resintió a pesar de la elección de Marcelo Caetano como su sucesor.
Durante los cinco años y medio que duró el gobierno de Caetano no sólo no se resolvió el heredado y gravísimo problema colonial -que desde finales de los años cincuenta había absorbido todos los esfuerzos del régimen y vertebrado la vida política del país-, sino que se agravó. Además, su política exacerbó las divisiones dentro del régimen, lo que sirvió para fortalecer la formación de una poderosa facción ultra, y provocó el desencanto en la oposición sobre la posibilidad de una liberalización real del sistema que posibilitase una transición pacífica real. La estabilidad interna del Estado Novo se resintió aún más tras la ruptura de los católicos con el régimen, inducida por los efectos del Concilio Vaticano II y la posición crítica del Papa Pablo VI. La consecuencia directa de la suma de todas estas circunstancias fue la progresiva soledad en la que acabó encontrándose Caetano y su gobierno.
En este contexto, el elemento determinante que proporcionó el desmoronamiento total del régimen fue de carácter interno, aunque éste se desarrollase como consecuencia de un problema externo: la guerra colonial, y se concretó en la pérdida del apoyo de las fuerzas armadas que terminaron por convertirse en auténtico verdugo de un sistema político que habían mantenido vivo durante más de cuarenta años.
Durante los cinco años y medio que duró el gobierno de Caetano no sólo no se resolvió el heredado y gravísimo problema colonial -que desde finales de los años cincuenta había absorbido todos los esfuerzos del régimen y vertebrado la vida política del país-, sino que se agravó. Además, su política exacerbó las divisiones dentro del régimen, lo que sirvió para fortalecer la formación de una poderosa facción ultra, y provocó el desencanto en la oposición sobre la posibilidad de una liberalización real del sistema que posibilitase una transición pacífica real. La estabilidad interna del Estado Novo se resintió aún más tras la ruptura de los católicos con el régimen, inducida por los efectos del Concilio Vaticano II y la posición crítica del Papa Pablo VI. La consecuencia directa de la suma de todas estas circunstancias fue la progresiva soledad en la que acabó encontrándose Caetano y su gobierno.
En este contexto, el elemento determinante que proporcionó el desmoronamiento total del régimen fue de carácter interno, aunque éste se desarrollase como consecuencia de un problema externo: la guerra colonial, y se concretó en la pérdida del apoyo de las fuerzas armadas que terminaron por convertirse en auténtico verdugo de un sistema político que habían mantenido vivo durante más de cuarenta años.
El Movimiento de los capitanes
La política de defensa a ultranza mediante el uso de la fuerza en los territorios de ultramar (Guinea, Angola y Mozambique) que mantuvo el gobierno, provocó el malestar en amplios sectores del ejército. Al desgaste físico y moral que produjo la prolongada guerra se sumó la convicción de los altos mandos de una derrota inevitable cuya responsabilidad última recaería sobre ellos. Durante el verano de 1973 el gobierno decretó una serie de medidas dirigidas a subsanar la escasez crónica de oficiales, éstas tuvieron como consecuencia la gestación delMovimiento de los capitanes que desde su primera reunión en Evora, el 9 de septiembre de 1973, adquirió forma organizativa que se amplió a las distintas armas y graduaciones. El proceso fue avanzando en sucesivas reuniones, hasta la de Obidos, el 1 de diciembre de ese mismo año, en la que adoptó la posición que representaba la opción inevitable de la toma del poder.
La intentona golpista por parte de los sectores ultra del régimen, que encabezados por el general Kaílza de Arraiga pretendía aprovecharse de la magnitud y la fuerza de este movimiento, posibilitó un impasse en el enfrentamiento entre el gobierno y los sectores izquierdistas del ejército que se rompió definitivamente con la publicación, el 22 de febrero de 1974, del libro del general Spínola Portugal e o Futuro, en el cual se atacaba frontalmente la política colonial gubernamental y defendía las tesis de la necesidad de adoptar la negociación como solución al problema.
La intentona golpista por parte de los sectores ultra del régimen, que encabezados por el general Kaílza de Arraiga pretendía aprovecharse de la magnitud y la fuerza de este movimiento, posibilitó un impasse en el enfrentamiento entre el gobierno y los sectores izquierdistas del ejército que se rompió definitivamente con la publicación, el 22 de febrero de 1974, del libro del general Spínola Portugal e o Futuro, en el cual se atacaba frontalmente la política colonial gubernamental y defendía las tesis de la necesidad de adoptar la negociación como solución al problema.
CASCAIS
A su vez, el Movimiento de los Capitanes adoptó el 5 de marzo en la reunión de Cascais, un texto programático mucho más radical que el defendido por el general. La respuesta del gobierno de Caetano ante este envite no fue otra que la de exigir por parte del generalato una declaración de lealtad al poder instituido, ceremonia que se celebró el día 14 de marzo y en la que no compadeció ni el jefe, ni el vicejefe del Estado Mayor de las fuerzas Armadas, Costa Gomes y Spínola, respectivamente, que fueron inmediatamente destituidos. La comisión militar del Movimiento de los capitanes, dirigida por Otelo Saraiva de Carvalho, elaboró un plan de golpe de Estado para el 16 de marzo de 1974, que abortó, pues sólo fue secundado por el regimiento de infantería de Caldas de Rainha. Pese a la convicción por parte del poder civil de que el peligro había pasado, esta tentativa fue el prólogo del fin de la dictadura europea más longeva.
La Revolución de los Claveles: 25 de abril de 1974
El fracaso de la primera intentona golpista no detuvo los esfuerzos por triunfar en la toma de poder por parte de la comisión militar del Movimiento de los capitanes. Otelo Saraiva de Carvalho, comandante de treinta y ocho años de edad, se convirtió en el cerebro de una operación cuyo objetivo era derribar la dictadura. La estrategia a seguir era sencilla. El país quedó dividido en dos partes cuya frontera natural era el río Duero, al norte debían defenderse los cuarteles y las fronteras norte y nordeste con un mínimo de efectivos, mientras al sur, subdividido en cuatro sectores, se enviarían las tropas hacia Lisboa, donde se ocuparían los centros neurálgicos de la ciudad: medios de comunicación, aeropuerto, carreteras, cuartel general... El día previsto para la acción fue la madrugada del 25 de abril de 1974. Las contraseñas establecidas fueron la emisión por radio, primero, de la canción de Paulo de Carvalho E depois do adeusy, después, a las doce en punto de la noche, de la canción de José Alfonso,Grandola vila morena, emitida a través de la emisora católica Radio Renancença. En ese instante, los militares golpistas entraron en los despachos de los jefes en los distintos cuarteles y detuvieron a todos los que no se adhirieron al plan Óscar.
Después los distintos escuadrones avanzaron hacia Lisboa. El cuartel de Ingenieros de Pontinha fue el elegido por el comandante Otelo, Óscar, como centro de operaciones para dirigir el golpe, allí recibió los sucesivos comunicados del éxito del plan que se completó sin resistencia. A las cuatro y media de la madrugada, a través de Radio Clube, el Movimiento de los capitanes emitió el primero de los comunicados a la nación en el que se recomendaba a la población guardar la calma, así como la intención de no desear derramar ni una gota de sangre.
Una vez saltó la noticia, en el Ministerio del Ejército se reunieron con carácter de emergencia el ministro del Ejército, Andrade e Silva, el ministro de Defensa, Silva Cunha, el ministro de interior, el gobernador de Lisboa y otros altos funcionarios y jefes militares, que consiguieron escapar por un boquete abierto en la biblioteca.
El presidente del Gobierno, M. Caetano, que dormía plácidamente, fue alertado de la grave situación por el director general de Seguridad (ex PIDE, Policía Internacional de Defensa del Estado, policía política), Silva País, que le aconsejó refugiarse en el cuartel de Do Carmo ya que la Guardia Nacional Republicana se mantenía al margen del golpe. Así fue como el pueblo portugués se despertó con los carros de combate ocupando las calles de Lisboa. En la popular plaza del Rossio se distribuyó un manifiesto de las Fuerzas Armadas en el que se garantizaba la convocatoria de elecciones libres para permitir que el pueblo, y solo él, escogiese el modelo de sociedad que desease, allí mismo, una florista colocó un clavel rojo en la boca del fusil de un soldado.
PLAZA DEL ROSSIO LISBOA
Mientras, en el centro de Lisboa, en el cuartel de Do Carmo, se produjeron los únicos incidentes que provocaron la muerte de tres personas. Sitiado por las tropas sublevadas, la única salida que le quedaba a Caetano era la rendición como así se le exigía; en un intento de evitar cualquier derramamiento de sangre, los militares lanzaron un ultimátum que estipulaba las cuatro de la tarde como límite antes de proceder al asalto del cuartel por la fuerza. No obstante, la policía política disparó contra los cientos de personas que animaban a los soldados a asaltar el cuartel, y los fusileros de Marina entraron y ocuparon el edificio. En apenas unas horas estos sucesos, que a partir de entonces se denominaron Revolución de los Claveles, habían conseguido llevar con éxito el primero de los objetivos propuestos: derribar la dictadura, sin embargo quedaba por establecer lo más difícil: quiénes y cómo se construiría el nuevo sistema político.
La transición política: la construcción de un nuevo Portugal
El deseo de que la democracia se instaurase como modelo político en Portugal y de poner fin a la pesadilla colonial constituyó una importante plataforma de unión de muy diversos sectores militares y políticos a la hora de poner fin a la dictadura. Pero una vez conseguido este objetivo, salieron a la luz las diferentes propuestas divergentes que cada facción defendía, iniciándose un sinuoso y conflictivo proceso político que se extendió a lo largo de dos años, de seis gobiernos provisionales bajo la dirección de tres primeros Ministros, de dos presidentes de la República, de una huelga general y de dos intentonas de golpe de Estado.
En este proceso de transición política hasta la instauración de un Portugal constitucional se pueden distinguir cuatro fases distintas: la primera, del 25 de abril al 30 de septiembre de 1974, que podríamos denominar como la etapaspinolista; la segunda se extendería hasta el 11 de marzo de 1975, etapa caracterizada por la hegemonía y división interna de las fuerzas de izquierda que alimentó una intentona golpista del general Spínola que fracasó, aunque, provocó, en lo que fue la tercera fase (hasta el 25 de noviembre del mismo año) una radicalización en los sectores más extremistas de izquierda cuya acción fue bloqueada por la izquierda moderada y derivó en el intento de golpe de Estado de las fuerzas paracaidistas que contaban con el beneplácito de la COPCON (Comando Operacional del Continente, clave del poder militar y dirigido hasta entonces por Otelo Saraiva de Carvalho). La cuarta etapa se extendió hasta finales de abril de 1976, mes durante el cual se aprobó la Constitución y se celebraron las primeras elecciones legislativas que dieron la victoria a la izquierda moderada representada por el Partido Socialista de Mario Soares seguido de los partidos de centro, todo ello conseguido tras haber logrado recortar la tutela militar que había estado presente en todo el proceso político, así como en las anteriores tres etapas.
En este proceso de transición política hasta la instauración de un Portugal constitucional se pueden distinguir cuatro fases distintas: la primera, del 25 de abril al 30 de septiembre de 1974, que podríamos denominar como la etapaspinolista; la segunda se extendería hasta el 11 de marzo de 1975, etapa caracterizada por la hegemonía y división interna de las fuerzas de izquierda que alimentó una intentona golpista del general Spínola que fracasó, aunque, provocó, en lo que fue la tercera fase (hasta el 25 de noviembre del mismo año) una radicalización en los sectores más extremistas de izquierda cuya acción fue bloqueada por la izquierda moderada y derivó en el intento de golpe de Estado de las fuerzas paracaidistas que contaban con el beneplácito de la COPCON (Comando Operacional del Continente, clave del poder militar y dirigido hasta entonces por Otelo Saraiva de Carvalho). La cuarta etapa se extendió hasta finales de abril de 1976, mes durante el cual se aprobó la Constitución y se celebraron las primeras elecciones legislativas que dieron la victoria a la izquierda moderada representada por el Partido Socialista de Mario Soares seguido de los partidos de centro, todo ello conseguido tras haber logrado recortar la tutela militar que había estado presente en todo el proceso político, así como en las anteriores tres etapas.
http://www.rtve.es/rtve/20140425/40-anos-revolucion-claveles/264254.shtml
http://historiaybiografias.com/claveles/
http://www.cancioneros.com/co/3512/2/grandola-vila-morena-una-cancion-que-inicio-una-revolucion
VIDEO RESUMEN
No hay comentarios:
Publicar un comentario