Después de un azaroso viaje por el África negra, el explorador francés René Caillié,
de 29 años, consigue llegar a Tombuctú, el centro de comercio más
importante del territorio sahariano y núcleo esencial de comunicaciones
entre el norte de África y la franja sudanesa.
Esta legendaria urbe africana de adobe se había convertido desde
principios de la década de 1820 en objetivo prioritario para la
exploración en esta zona de África, y más si cabe desde que en 1824 la
Sociedad de Geografía francesa ofreciera 10.000 francos como recompensa
al primero que lograra acceder a la ciudad y volviera vivo para ofrecer
una descripción detallada de ella.
Los británicos, decididos a desbancar en esta carrera a sus rivales
continentales, enviaron una expedición, dirigida por el explorador
escocés Alexander Gordon Laing, para conseguir el propósito. La expedición partió de Trípoli en
el verano de 1825, y después de más de un año de travesía por el
desierto del Sáhara, llegó a su objetivo en agosto de 1826, como se sabe
por una carta que Laing envió el 21 de septiembre y que constituye la
única documentación de su viaje, porque los diarios y anotaciones del
explorador nunca se recuperaron.
En esa misma carta, Laing hacía mención de las tensas relaciones con
las autoridades de la ciudad, que, al parecer, estuvieron detrás de su
muerte en la noche de 26 de septiembre, cuando intentaba salir de Tombuctú.
Cabe decir que Laing descubrió, indudablemente demasiado tarde, que los
extranjeros no eran bien recibidos en la ciudad que, al margen de su
importancia económica y comercial, ostentaba la capitalidad intelectual y
espiritual del islam en el África sahariana, sede de la prestigiosa
universidad de Sankore, de numerosas madrasas y de tres grandes mezquitas, Djingareyber, Sankore y Sidi Yahya.
La trágica historia de Gordon Laing no hizo sino
incrementar el mito de la esquiva y todavía desconocida ciudad, y llevó a
los siguientes exploradores en intentar acceder a ella a tomar mayores
precauciones. Por ello, René Caillié, antes de iniciar su expedición en abril de 1827,
pasó todo un año con gentes árabes para dominar su lengua, conocer sus
costumbres y aprender el Corán. Así, cuando partió de San Luis, en
Senegal, con una pequeña caravana, nadie podía sospechar de su nueva y
falsa identidad, la de un egipcio que había sido reclutado a la fuerza
por el ejército francés y que deseaba regresar a su país.
En en la cuenca del río Níger,
embarcó en una pequeña chalupa, y un año después de haber iniciado su
periplo, llegó a Tombuctú. Allí tomó exhaustivas notas de todo lo que
vio, y al cabo de dos semanas, la abandonó junto a una caravana de
esclavos que se dirigía a Marruecos. Después de atravesar el desierto
del Sáhara, llegó a Fez el 12 de agosto de 1828, y de allí emprendió
viaje de regreso a Francia
.
En diciembre de 1830, la Sociedad Geográfica le entrega los 10.000
francos que había prometido al primer viajero que regresase con una
descripción de Tombuctú, y ese mismo año publica el relato Journal d’un
voyage à Tombouctou, que le dará a conocer en todo el mundo. Murió el 17
de mayo de 1838, a consecuencia de una enfermedad que había contraído
en África.
http://www.laaventuradelahistoria.es/tag/explorador-frances-rene-caillie
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