Con el siglo XIV se inicia la
llamada Edad Micénica griega. Las ciudades del
Peloponeso, con Micenas a la cabeza, arrebataron gradualmente a
Creta su dominio sobre el mar Egeo. Al parecer, los griegos
micénicos eran el resultado de la fusión entre un
pueblo indoeuropeo que llevaba ya siglos ocupando el norte de
Grecia con un pueblo nativo no indoeuropeo, conocido como
Pelásgico, que ocupaba las costas y las islas. No tenemos
muchos detalles de este periodo, pero de algún modo los
indoeuropeos grecohablantes absorbieron la cultura de los
pelásgicos (que a su vez éstos habían tomado
de los cretenses) y se convirtieron en una clase dominante.
Prueba de ello es que en 1400 a.C.
cayó definitivamente en manos de los griegos
micénicos la ciudad de Cnosos, y a partir de entonces la
escritura lineal A (no descifrada) fue sustituida por una
escritura de aspecto similar, la lineal B, que ha resultado ser
una forma de griego arcaico. Los documentos descifrados contienen
recetas e instrucciones para el trabajo. No hay literatura, ni
ciencia, ni historia, por lo que podemos pensar que los
micénicos eran una mezcla sencilla de comerciantes,
navegantes y guerreros. Tal vez los griegos indoeuropeos fueron
los que promovieron la rebelión contra el dominio cretense
y ello les diera a su vez el predominio sobre los
pelásgicos. La lengua pelásgica debió de
conservarse en un segundo plano frente a la griega durante varios
siglos. Por su parte, los griegos situados más hacia el
interior no recibieron con igual intensidad la antigua cultura
cretense, sino que permanecieron en un estadio más
primitivo frente a los griegos micénicos. Es probable que
esta diferenciación cultural se corresponda con la
diferenciación de dos de los dialectos más
importantes del griego clásico: los griegos
micénicos debían de hablar el dialecto jónico,
mientras los griegos del interior debían de hablar el eólico.
La cultura micénica se extendió hasta el sur y el
centro de Italia.
Mientras tanto Canaán florecía bajo el protectorado
egipcio. Los fenicios revolucionaron la escritura. Todos los
sistemas de escritura conocidos hasta entonces se basaban en
asignar un signo a cada palabra. Esto hacía que la
escritura fuera un arte muy complejo, pues había que
recordar cientos de signos distintos. Ocasionalmente, algunos
signos se usaban con valor fonético para modificar el
significado de otro signo, pero los fenicios fueron los primeros
que desarrollaron la idea y crearon un sistema de escritura
alfabética, es decir, un sistema en el que cada signo
representa un sonido, de tal modo que con un reducido inventario
de signos (alfabeto) se puede representar cualquier palabra. Para
ello eligieron palabras que empezaran por cada uno de los signos
de su lengua y convinieron en usar sus signos para representar
únicamente a dicho sonido inicial. Por ejemplo, la palabra
"buey" era aleph, cuyo primer sonido era una
oclusión glótica que no existe en castellano, y su
signo pasó a ser la primera letra del alfabeto cananeo. Las
siguentes fueron beth, gimel y daleth, que significan
"casa", "camello" y "puerta", respectivamente, pero que para los
fenicios pasaron a representar los sonidos b, g y d,
respectivamente. El alfabeto fenicio no tenía signos para
las vocales. Ello se debe a que en las lenguas semíticas
cada raíz léxica está asociada a un grupo
específico de consonantes, de modo que las vocales
sólo tienen una función de apoyo, en todo caso con
un valor gramatical que puede deducirse del contexto, es decir, en
la lengua cananea no había grupos de palabras como "peso" y
"piso", que comparten las mismas consonantes con significados
completamente distintos, por lo que, si se escribían las
consonantes, cualquier hablante podía reconstruir las
vocales. La escritura ha sido inventada independientemente por
varias culturas a lo largo de la historia, pero todos los sistemas
de escritura alfabética conocidos provienen del fenicio.
Por otra parte, el comercio fenicio se enriqueció con
productos novedosos. Mejoraron las técnicas egipcias de
fabricación del vidrio, pero sobre todo
descubrieron la púrpura, un tinte rojo
extraído de unos moluscos con el que se elaboraban tejidos
de color brillante que no desteñían al ser lavados.
Los fenicios guardaron celosamente el secreto de la
elaboración de este tinte, con lo que monopolizaron su
comercio durante siglos. La púrpura fue muy codiciada, y se
vendía a precios elevados. Entre las ciudades que
más se beneficiaron de estas innovaciones estaban Tiro
y Sidón.
En 1387 A.C. ocupó el trono de
Egipto Amenofis III, hijo de Tutmosis IV y de la princesa
de Mitanni con la que se casó. Bajo su reinado Egipto
disfrutó de un largo periodo de paz. El nuevo faraón
se casó también con una princesa de Mitanni, llamada
Tiy, de la que estaba profundamente enamorado, como se
deduce de diversas inscripciones. Construyó para ella un
monumental lago de recreo de más de un kilómetro de
largo en la orilla occidental del Nilo. Durante su reinado el dios
Atón siguió ganando protagonismo. Es posible que
Amenofis III, influido por sus padres y su esposa, llegara a
considerarlo como a su dios principal, si bien oficialmente
mantuvo los ritos tradicionales. Sin embargo, parece ser que su
hijo no recibió una educación religiosa
"tradicional", sino que nunca llegó a identificarse con las
antiguas creencias egipcias.
La alianza entre Egipto y Mitanni había perjudicado
gravemente al reino hitita. En 1385 A.C.
el rey Arnuanda I murió enfrentándose a invasiones y
rebeliones internas, y fue sucedido por su hijo Tudhaliyas II, quien,
reuniendo los restos del ejército real, logró
recuperar el control del estado.
Mientras tanto, Babilonia seguía sumida en el periodo de
decadencia que produjo la invasión de los casitas. Mitanni
cayó en una crisis interna debido a disputas en la
sucesión al trono, al igual que había ocurrido en el
reino hitita en los años anteriores, mientras que
éste se recuperó con las campañas militares
del príncipe Shubbiluliuma, hijo de Tudhaliyas II,
que fue proclamado rey en 1371,
después de que una conspiración derrocara a su
hermano Tudhaliyas III.
En 1370 A.C. murió Amenofis III.
En su honor se construyó un magnífico templo, cuya
entrada estaba flanqueada por dos enormes estatuas suyas. Una de
ellas tenía la propiedad de emitir una nota al amanecer.
Sin duda los sacerdotes habían preparado algún
dispositivo mecánico que dio lugar a muchas leyendas. El
trono fue ocupado por el que en un principio se llamó Amenofis
IV, pero que en 1366 A.C., cuatro
años después, cambió por el de Akenatón.
Su antiguo nombre significaba "Amón está
complacido", mientras que el nuevo era "Agradable a Atón".
Con ello el nuevo faraón declaraba su apostasía
respecto del dios principal de los egipcios, Amón-Ra, y su
intento de sustituirlo por el dios Atón. El nuevo
faraón tenía ideas revolucionarias en materia
religiosa. Al principio representaba a Atón con cuerpo
humano y cabeza de halcón, pero pronto abandonó esta
imagen y la sustituyó por una representación del
Sol, como un disco del que partían rayos que terminaban en
manos. Al igual que Ra, el dios Atón era para
Akenatón el dios del sol, pero el faraón negaba
todos los mitos que los egipcios habían reunido en torno a
Amón-Ra. Para Akenatón, su dios era el mismo Sol, no
un dios antropomorfo que dominaba el Sol, sino el mismo Sol, un
ente celeste que proporcionaba la luz, el calor y la vida a la
Tierra y velaba por todas las criaturas. Más aún,
Akenatón no se conformó con elevar el rango de
Atón entre los dioses egipcios, sino que lo
convirtió en sumo hacedor y afirmó que era el
único dios verdadero. Se trata del primer caso de
monoteísmo en la historia (la tradición judía
remonta su monoteísmo al principio de los tiempos, pero es
muy improbable que Abraham tuviera a su dios por único).
Akenatón trató de abolir la religión
egipcia, objetivo que, naturalmente, era imposible incluso para el
monarca más poderoso del mundo. Se encontró con la
incomprensión del pueblo y con la oposición
implacable de los poderosos sacerdotes. Decidió construir
una nueva capital dedicada íntegramente al culto a
Atón. La llamó Aketatón (el horizonte
de Atón) y fue emplazada a mitad de camino entre Menfis y
Tebas. Allí construyó templos y palacios para
sí mismo y para la nobleza que le era leal. El templo de
Atón era un edificio singular, pues carecía de
techo, para que el Sol pudiera lucir siempre en su interior.
Akenatón terminó aislándose en su nueva
capital desatendiendo los asuntos exteriores. Se dedicó
casi exclusivamente a perseguir al antiguo clero, a rectificar
inscripciones eliminando las referencias a los dioses y a difundir
sus creencias en el entorno reducido de su familia y la corte.
La mujer de Akenatón se llamaba Nefertiti,muy conocida porque se conserva un hermoso busto de piedra con
su imagen. Probablemente era una princesa asiática, como su
madre. La familia real (el matrimonio y sus seis hijas) ocupaba un
lugar central en el nuevo culto que ideó el faraón.
Sus himnos hablan de amor universal y revelan un pensamiento
místico y humanista. Akenatón propició
también un arte natural y verista. Hasta entonces, los
egipcios representaban siempre las cabezas de perfil, el tronco de
frente y las piernas de nuevo de perfil, de modo que las poses
resultaban artificiales y las expresiones faciales eran siempre
similares. En cambio, Akenatón y Nefertiti se retrataron en
poses informales, en escenas cotidianas, jugando con sus hijas, en
momentos de afecto, etc. El propio Akenatón es representado
como un hombre feo, barrigudo y de muslos gruesos, un realismo
inusitado en Egipto.
Durante el reinado de Amenofis III había ascendido al
poder un general semita llamado Yanhamu, que llegó
a ser gobernador de los territorios egipcios en Palestina. No fue
el único cananeo que gozó de una posición de
prestigio en Egipto. Es probable que alguno de ellos (o varios)
diera origen al mito bíblico sobre José, un
cananeo que ascendió de la esclavitud a virrey de Egipto.
Bajo el reinado de Akenatón Yanhamu estuvo en Egipto, y es
plausible que ocupara el alto cargo de "director de los graneros",
lo que acabaría vinculándolo con una antigua leyenda
egipcia, originariamente atribuida a Imhotep, según la cual
José interpretó los sueños del faraón
y previno siete años de hambre, y así ordenó
a tiempo almacenar las provisiones necesarias para alimentar al
pueblo en los años de escasez.
Mientras tanto, el rey hitita Shubbiluliuma había
recuperado las provincias que su reino había perdido
años atrás y en 1365
asoló Mitanni. Formó así un imperio (conocido
como Nuevo Reino Hitita) al que los reyes del suroeste de
Anatolia y el norte de Siria estaban sometidos por tratados
desiguales. Al tiempo que Mitanni decaía, en Asiria
surgió un rey poderoso, Ashur-Uballit, que
logró la total independencia de su reino respecto de
Mitanni.
Se
suponía que Mitanni era aliado de Egipto, pero
Akenatón no respondió a las peticiones de ayuda, ni
tampoco a las de los virreyes y generales de Egipto en Siria, que
le informaban de que las posiciones egipcias se veían
seriamente amenazadas y solicitaban que enviara a Yanhamu con un
ejército.
En efecto, unas nuevas tribus nómadas
semíticas habían surgido de Arabia, al igual que
sucediera con los amorreos tiempo atrás, y amenazaban las
posesiones egipcias en Canaán. Eran los hebreos.
Pese a la negligencia de Akenatón, los ejércitos
egipcios pudieron impedir que los hebreos se instalaran
permanentemente al oeste del Jordán. Sin embargo, los
recién llegados formaron tres reinos al este: Amón,
Moab y Edom. Los hebreos adoptaron la lengua cananea
(estrechamente emparentada con la suya), así como el
alfabeto, con algunas adaptaciones. Paulatinamente fueron
asimilando diversos aspectos de la cultura cananea.
En 1362 A.C. murió
Akenatón, con seis hijas, pero sin ningún hijo que
pudiera sucederle. El trono fue ocupado por uno de sus yernos,
Smenkere, que teóricamente profesaba el culto a
Atón, pero no hizo nada para impedir que todas las
innovaciones religiosas promovidas por Akenatón quedaran en
el olvido. Los conversos a la nueva religión la abandonaron
rápidamente, los sacerdotes recuperaron todo su poder. En 1352 A.C. ocupó el trono un segundo
yerno de Akenaton, que en principio se llamaba Tutankatón,
pero que cambió su nombre por el de Tutankamón,
confirmando así el retorno a la religión
tradicional. Tebas pasó a ser de nuevo la capital del
imperio. La ciudad de Aketatón fue abandonada y se
convirtió en una especie de "ciudad fantasma". Como
faraón, Tutankamón no tuvo gran importancia:
tenía unos doce años cuando inició su reinado
y murió sobre los veinte. No obstante ha pasado a la
historia por ser el único faraón cuya tumba no fue
saqueada por los ladrones. Ello se debió a que en la
construcción de una tumba para un faraón posterior
la entrada de la tumba de Tutankamón fue cubierta por unas
piedras de forma accidental, y así pasó
desapercibida.
A la muerte de Tutankamón, en 1338 A.C.
el
trono egipcio no tenía heredero. Finalmente se hizo con el
poder un devoto de la religión de Akenatón, llamado
Ay, que al parecer no era de sangre real, pero se
casó con la viuda de Tutankamón para legitimar su
título. Ay intentó reconstruir la obra de
Akenatón, pero se trataba de un intento desesperado. Los
sacerdotes buscaron el apoyo de un general competente, Horemheb,
al que lograron convertir en faraón en 1333 A.C. casándolo con una princesa.
Horemheb erradicó definitivamente el culto a Atón y
reorganizó el país. Envió expediciones para
restablecer el control egipcio sobre Nubia, pero prefirió
no enfrentarse a los hititas en Siria.
En 1330 A.C.murió el rey asirio
Ashur Uballit, que fue sucedido por su bisnieto Enlil-ninari.
Babilonia empezaba a dar muestras de recuperación tras la invasión de los casitas. Éstos habían reconstruido el templo de Marduk y ahora patrocinaron la reconstrucción de Ur.
Babilonia empezaba a dar muestras de recuperación tras la invasión de los casitas. Éstos habían reconstruido el templo de Marduk y ahora patrocinaron la reconstrucción de Ur.
En 1322 A.C.murió el rey hitita
Shubbiluliuma victima de una epidemia, que al año siguiente
mató también a su hijo y sucesor Arnuanda II. El trono
pasó entonces al segundo hijo de Shubbiluliuma, Mursil
II. El nuevo rey supo mantener el poder del Nuevo Reino
conteniendo eficazmente las revueltas relativamente frecuentes de
los reinos sometidos. Ocupó las posiciones egipcias en
Siria y sometió completamente a Mitanni.
En 1319 A.C.murió el rey
asirio Enlil-ninari, que fue sucedido por su hijo Arik-den-ili, que a su vez fue
sucedido en 1308 A.C.por su hijo Adad-ninari I.
En 1306 A.C.murió el faraón Horemheb y es reemplazado por uno de sus generales, Ramsés I, con el que comienza la XIX dinastía. En realidad sus dos antecesores no pertenecían a la familia de la XVIII dinastía salvo por matrimonios de conveniencia, pero los egipcios los incluyeron en ella. Ramsés I era ya mayor, por lo que reinó poco más de un año. En 1304 A.C. fue sucedido por su hijo Seti I. El nuevo faraón restableció todo el poderío del Nuevo Imperio egipcio. Recuperó las posiciones de Siria, si bien no pudo aplastar a los hititas, con los que tuvo que firmar una paz de compromiso.
En 1306 A.C.murió el faraón Horemheb y es reemplazado por uno de sus generales, Ramsés I, con el que comienza la XIX dinastía. En realidad sus dos antecesores no pertenecían a la familia de la XVIII dinastía salvo por matrimonios de conveniencia, pero los egipcios los incluyeron en ella. Ramsés I era ya mayor, por lo que reinó poco más de un año. En 1304 A.C. fue sucedido por su hijo Seti I. El nuevo faraón restableció todo el poderío del Nuevo Imperio egipcio. Recuperó las posiciones de Siria, si bien no pudo aplastar a los hititas, con los que tuvo que firmar una paz de compromiso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario