Batalla celebrada en Legnano, al noroeste de Milán (Italia), el 29 de mayo de 1176, en la que el emperador de Sacro Imperio, Federico I Barbarroja, fue derrotado por las ciudades miembro de la Liga Lombarda. Supuso el fin de las aspiraciones imperiales de dominación de Italia.
Situación previa a la batalla
A mediados del siglo XII las ciudades de Lombardía daban claras
muestras de unas ansias de independencia respecto al Imperio. El
emperador Federico I Barbarroja, que en 1155 había sido coronado
en Roma, tembló de indignación cuando un enviado imperial fue humillado
por los habitantes de Milán y en la dieta de Roncaglia (1158) proclamó
sus derechos sobre la Lombardía, instalando en las ciudades podestás (delegados imperiales). La mayoría de estas ciudades, de tendencias güelfas,
se negó a soportar el dominio de extranjeros y también a pagar
impuestos al Imperio. Como consecuencia de ello, algunas de estas
ciudades se unieron en la llamada Liga de Verona, que contó con el apoyo
del papa Alejandro III,
y se levantaron contra la autoridad imperial. El papa excomulgó a
Federico y éste, en respuesta, nombró un antipapa, Víctor IV. En 1166 el
emperador se apoderó de Roma, después de que Alejandro III se viese
forzado a huir a Sicilia y un año después las ciudades gibelinas
se unieron a las güelfas y expulsaron a los podestás. Se formó una liga
(Liga Lombarda, 1167), compuesta por veintidós ciudades, incluyendo
Milán, cuyo principal objetivo era eliminar el dominio imperial sobre
Lombardía y restaurar las libertades comunales. En 1168 los lombardos
fundaron una fortaleza, a la que dieron el nombre de Alejandría en honor
al papa y durante los años siguientes el emperador no fue capaz de
sofocar la insurrección, viéndose forzado en 1174 a firmar un
armisticio. A finales de mayo de 1176, llegó a Milán la noticia de que
el emperador había conseguido apoyos alemanes y se dirigía desde Como
hacia Lombardía. La batalla de Legnano se produjo durante la quinta
campaña de Federico sobre suelo italiano, dándose la circunstancia de
que el emperador no podía contar con el apoyo de Enrique el León.
Legnano fue una de las ciudades rebeladas, situada en los límites del campo de Seprio. Adquirió una gran importancia estratégica en la defensa de Milán, ya que contaba con casas y conventos fortificados y con un río, el Olona, que conectaba las dos orillas pasando por el centro de la población.
Legnano fue una de las ciudades rebeladas, situada en los límites del campo de Seprio. Adquirió una gran importancia estratégica en la defensa de Milán, ya que contaba con casas y conventos fortificados y con un río, el Olona, que conectaba las dos orillas pasando por el centro de la población.
La Batalla
El ejército imperial fue detenido al norte del campo de Seprio.
Entonces las gentes de las granjas de Legnano se unieron para luchar
contra Federico. El ejército de Seprio dio cabida a nobles militares y a
ciudadanos voluntarios. Entre ellos estaba la Compagnia della Morte
('Compañía de la muerte'), grupo de bravos guerreros que habían jurado
lealtad eterna a su capitán y que lucharon hasta la muerte. Había otra
relevancia en este ejército: contaban con una especie de carro ('Carrocio'),
que se usó como hospital de campo, capilla móvil, pero sobre todo como
punto desde el que los oficiales dieron las órdenes a sus tropas. En lo
alto del carro había dos objetos que sirvieron para dar moral a los
combatientes: la cruz de Ariberto d'Intimiano y la "Martinella", campana
con la que se daban las órdenes, bautizada así en honor a San Martín.
Desde el amanecer del 29 de mayo de 1176 un grupo de 700 lombardos venía enfrentándose con un una tropa de 300 caballeros alemanes y estaba cerca de vencer, cuando el grueso del ejército imperial apareció y les forzó a huir a Milán. La tropa de Legnano, muy inferior en número a la alemana, se concentró alrededor del Carrocio para defenderlo. Las primeras líneas italianas fueron barridas y entonces llegó la reacción de los lombardos, que se lanzaron con violencia contra sus enemigos. En ese momento aparecieron en el horizonte las tropas de la Liga, que acantonadas en Milán, habían sido avisadas por los caballeros, y habían acudido a ayudar a los defensores del Carrocio. A primera hora de la tarde, los italianos llegaron al campo de batalla y encontraron el Carrocio defendido por una división de infantería y los caballeros de Liga. Atacaron el flanco alemán y la batalla cambió radicalmente de signo. El emperador fue desmontado de su caballo y se perdió en la refriega; los imperiales, concentrados en salvar a Barbarroja, no pudieron hacer frente a los sucesivos ataques de los caballeros de la Liga y terminaron por huir en desbandada.
Desde el amanecer del 29 de mayo de 1176 un grupo de 700 lombardos venía enfrentándose con un una tropa de 300 caballeros alemanes y estaba cerca de vencer, cuando el grueso del ejército imperial apareció y les forzó a huir a Milán. La tropa de Legnano, muy inferior en número a la alemana, se concentró alrededor del Carrocio para defenderlo. Las primeras líneas italianas fueron barridas y entonces llegó la reacción de los lombardos, que se lanzaron con violencia contra sus enemigos. En ese momento aparecieron en el horizonte las tropas de la Liga, que acantonadas en Milán, habían sido avisadas por los caballeros, y habían acudido a ayudar a los defensores del Carrocio. A primera hora de la tarde, los italianos llegaron al campo de batalla y encontraron el Carrocio defendido por una división de infantería y los caballeros de Liga. Atacaron el flanco alemán y la batalla cambió radicalmente de signo. El emperador fue desmontado de su caballo y se perdió en la refriega; los imperiales, concentrados en salvar a Barbarroja, no pudieron hacer frente a los sucesivos ataques de los caballeros de la Liga y terminaron por huir en desbandada.
Consecuencias de Legnano
La humillación sufrida por el emperador en Legnano fue enorme,
porque fue esta la primera batalla en la que un gran ejército compuesto
de caballeros feudales era derrotado por la infantería ciudadana. Marcó
un cambio radical en la política de Federico I, iniciada casi veinte
años antes. Por la paz de Venecia de 1177 reconoció a Alejandro III y
renunció a toda soberanía sobre los Estados Pontificios, acordando un armisticio de seis años con la Liga. En 1183 Federico Barbarroja
firmó la paz de Constanza, por la que reconoció la autonomía de las
ciudades, que permanecieron sólo nominalmente sujetas al emperador. El
intento de reorganizar Italia, proclamado por el emperador en la
asamblea de 1159, había fracasado.
Bibliografía
-
DIEGO HERNANDO, M. El Imperio en la Europa medieval. Madrid, 1996.
-
HALLER, J. y DANNENBAUER, H. De los Carolingios a los Satufer. Época antigua de los Emperadores alemanes (900-1250). México D. F, 1974.
-
ORSI, P. Historia de Italia. Barcelona, 1960.
-
ZELLER, J. Historia de Italia, desde la invasión de los bárbaros hasta nuestros días. Madrid, 1958.
http://www.enciclonet.com/articulo/legnano-batalla-de/#
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