Nerón
En
los últimos años Nerón había ido eliminando a los últimos descendientes
de Augusto a los que veía como directos rivales. Lejos de ganar con
ello seguridad y dado que carecía de heredero, el resultado fue el
contrario ya que ahora cobraba fuerza la opción de un emperador no
perteneciente a la dinastía de Augusto, con lo cual el número de rivales
a vigilar se incrementó. Los temores de Nerón aumentaron e inició una
campaña de eliminación de conspirador
El guante lanzado por la rebelión de Vindex fue recogido por el gobernador de la Hispania Tarraconensis,
Sergio Sulpicio Galba, que se rebeló en abril del 68 recibiendo el
apoyo de Vindex como hombre idóneo para reemplazar a Nerón. Galba
contaba con una legión (VI Victrix) y recluta otra nueva (VII). Cuenta con el apoyo del gobernador de la Lusitania (Otón) y la oposición del de la Baetica que
es ejecutado y reemplazado por un hombre leal a Galba. Tras solucionar
su retaguardia, Galba se dispone a marchar sobre Roma.
Otro en rebelarse fue el legado de la III Augusta en el norte de África (Africa Proconsularis),
Lucio Clodio Macer, que expulsó al gobernador de la provincia e
interrumpió el envío de grano a Roma. Macer no apoyaba a Galba y es
posible que se viera a sí mismo como un candidato alternativo a suceder a
Nerón.
Vindex
había reunido una milicia provincial de 20.000 hombres en la Galia y
procedió a asediar la importante ciudad de Lugdunum que permanecía fiel a
Nerón. El asedio se interrumpió cuando le llegaron noticias de que el
comandante de las legiones de la Germania Superior, Lucio Verginio Rufo,
marchaba con sus fuerzas hacia la Galia. Vindex acudió a su encuentro,
posiblemente había tenido contactos con él y tenía esperanzas de que se
uniera a la rebelión; de hecho Rufo no parece que siguiera órdenes
directas de Nerón.
Lo que sucedió a
continuación no está claro: puede que Rufo fuera leal a Nerón, puede que
aspirara él mismo a ser emperador o incluso algunos creen que la
situación se les fue de las manos y ambos ejércitos empezaron a combatir
sin órdenes y por su cuenta y riesgo. El caso es que en la batalla de Vesontio (la actual Besançon) ,
las legiones del Rin aniquilaron a las milicias de Vindex haciendo
valer su mayor número, mejor equipo y superior entrenamiento. Vindex se
vio obligado a suicidarse.
Galba
Galba
al enterarse de la muerte de Vindex se retiró a Clunia y se planteó
también el suicidio. Afortunadamente para él, Nerón había perdido los
nervios, se disponía a huir a Egipto y había abandonado las riendas
del gobierno. Viendo la situación, el comandante de los pretorianos,
Ninfidio Sabino, convenció a sus hombres (con ayuda de la promesa de un
jugoso “donativo”) de que Nerón estaba acabado y rompieron su juramento
de lealtad. El Senado que declara enemigo público a Nerón y nombra en su
lugar a Galba (entre el 8 y el 11 de junio del 68). Nerón se suicidó,
al ser descubierto en su huida.
Galba
padeció un irracional miedo a las conspiraciones y mandó ejecutar a
muchos senadores y equites, sin pruebas. El descontento en el ejército
se mantenía. Después de su salvadora llegada a Roma, Galba rechazó pagar
los estipendios que prometió a los soldados que le apoyaron.
La crisis estalló el 1 de Enero del 69. Las legiones de Germania Superior se
negaron a tomar el juramento anual de lealtad a Galba, a pesar de los
intentos de su nuevo comandante, Hordeonio Flacco. Las antiguas legiones
de Rufo estaban molestas porque se sentían injustamente castigadas por
haber acabado con Vindex, que desde su punto de vista había sido un
“galo revoltoso”. Sólo les quedaba encontrar un nuevo emperador al que
apoyar y lo iban a encontrar en el comandante de las legiones de Germania Inferior, Aulo Vitelio.
La
rebelión de Vitelio es un tanto sorprendente ya que apenas llevaba un
mes en su puesto y había sido nombrado directamente por Galba. Se
especula que sospechaba que el entorno de Galba estaba pensando acusarle
de corrupción en un cargo anterior y librase de él. Quien convenció a
Vitelio de rebelarse fue uno de sus legados, Fabio Valente. Valente
había hecho grandes esfuerzos en conseguir el apoyo de las legiones de
la Inferior para Galba e incluso había ejecutado al antecesor
de Vitelio bajo la sospecha de traición; sin embargo no había recibido
ninguna recompensa por lo que probablemente decidió buscarse otro
emperador que valorara mejor sus iniciativas.
Galba
sospechaba que parte de su inestabilidad se debía a la actuación y
enorme poder acumulado por varias personas de su entorno, entre las que
destacaba Marco Salvio Otón que se postulaba claramente a ser nombrado
heredero. La reacción de Galba fue presentar el 10 de enero como su
heredero a Lucio Calpurnio Pisón, un hombre escasamente influyente pero
claramente manejable. Otón no estaba dispuesto a soportar esto y se
aprovechó del malestar de los pretorianos con el hecho de no haber
recibido el donativo prometido en su día a la caída de Nerón para
orquestar un golpe de estado.
Cuando
Galba tuvo noticias del golpe de estado en ciernes marchó por las calles
en un intento de normalizar la situación tratando de que la gente se
pusiera de su lado, pero nadie lo hizo. Finalmente Galba y Pisón
fueron asesinados por la guardia pretoriana en el Foro
Romano el día 15 de Enero. Otón se presentó ante el Senado como el
hombre que controlaba Roma, para ser aclamado emperador (Imperator Marcus Otho Caesar Augustus).
Otón
Otón contaba con las legiones XIII Gemina y I Adiutrix,
fue reconocido como emperador por el Senado el mismo día. El nuevo
emperador fue recibido con alivio. A pesar de su ambición y su codicia, a
Otón no se le conocía que fuera tiránico ni cruel, por lo que se
esperaba que fuese un emperador justo. Pero estaba el problema de
Vitelio, quien llevaba días marchando sobre Italia desde Germania.
Aulo Vitelio poseía el mando de las legiones de élite del imperio, compuestas por veteranos de las Guerras Germánicas: la I Italica, V Alaudae y parte de las I Germanica, XV Primigenia y XVI Gallica, Aulo Cecina aportaba Cecina la XXI Rapax y buena parte de la IIII Macedonica y XXII Primigenia.
Estos eran sus mejores argumentos para conseguir el poder. Otón no
tenía intenciones de iniciar otra guerra civil y envió mensajeros para
proponer una paz e invitar a Vitelio a ser su hijo adoptado. Sin
embargo, era ya demasiado tarde, y el ejército de Vitelio se dirigió a
Italia con unos 70.000 hombres, obteniendo una serie de victorias
menores. Otón contaba con la Guardia Pretoriana, las legiones I Adiutrix y XIII Gemina, parte de las legiones VII (Hispana), XI Claudia y XIIII Gemina, y un contingente de gladiadores en total unos 50.000 y esperaba refuerzos. Se enfrentaron en la primera Batalla de Bedriacum o Cremona,
siendo derrotado Otón, a pesar de las 40.000 bajas en la batalla entre
ambos bandos, el emperador y el sublevado Vitelio continuaban teniendo
en sus manos a unos formidable ejércitos y además a Otón le llegaban
refuerzos, todo apuntaba a que el conflicto quedaría encallado. Otón
decidió poner fin a la anarquía suicidándose, pronunció su famosa frase:
” Es mucho más justo morir uno por todos que todos por uno “. Había sido emperador durante poco más de tres meses.
Vitelio
Vitelio fue reconocido como emperador por el Senado y se añadió el cognomen honorifico de Germanico.
Con la aceptación garantizada, salió de Roma. A pesar de todo el
comienzo de su reinado no fue favorable. Con el trono fuertemente
asegurado, Vitelio inició una serie de fiestas, banquetes (Suetonio cita
tres en un mismo día: mañana, mediodía y noche) y desfiles que llevaron
a la tesorería imperial a la bancarrota. Pronto se acumularon las
deudas y los prestamistas empezaron a solicitar los pagos. Vitelio
mostró su naturaleza violenta al reprimir con crueldad el atrevimiento
de los demandantes mediante torturas y ejecuciones. Con las finanzas
imperiales en un estado pésimo, Vitelio hizo asesinar a todos los
ciudadanos que se llamasen como él o su heredero. Se desató entonces una
persecución de cualquier posible rival invitándoles a palacio con
promesas de poder para después asesinarles.
Mientras
tanto, las legiones estacionadas en las provincias de Oriente
próximo, Judea y Siria, aclamaron a Tito Flavio Vespasiano como
emperador. Vespasiano había sido un comandante excepcional en Judea bajo
el mandato de Nerón en el año 67, cuando asumió la tarea de sofocar la
rebelión zelote judía. Se ganó el apoyo del gobernador de Siria, Cayo
Licinio Muciano. Las experimentadas legiones que habían combatido duro
en Judea marcharon sobre Roma al mando de Muciano. Vespasiano viajó
a Alejandría, donde fue aclamado como Emperador el 1 de julio obteniendo
el control de los vitales suministros de grano de Egipto. Tito, el hijo
de Vespasiano, permaneció en Judea para acabar con la rebelión zelote
judía. Antes de que las legiones orientales pudieran alcanzar Roma, las
legiones danubianas de las provincias de Recia y Mesia aclamaron a
Vespasiano como emperador en agosto y encabezaron la invasión de Italia
al mando de Marco Antonio Primo.
En octubre las fuerzas vitelianas mandadas por Fabio Fabulo y Casio Longo con las legiones: I Italica, V Alaudae, XXI Rapax; parte de las I Germanica, IIII Macedonica, XV Primigenia, XVI Gallica y XXII Primigenia y una pequeña parte de las “britanas” II Augusta, VIII Hispana y XX Valeria Victri, en
total unos 35.000 hombres estaban situadas se enfrentaron al ejercito
de Vespasiano mandado por Antonio Primo que contaba con las legiones: III Gallica, VII Claudia, VII Hispana, VIII Augusta y XIII Gemina más pretorianos.
Ambos ejércitos se nefrentaron cerca de Bedriacum o Cremona.
La batalla empezó con un imprudente ataque de una parte de la
caballería vespasiana que es rechazada por la viteliana. Ambos ejércitos
salen en apoyo de sus respectivas caballerías, consiguiendo Primo
rechazar a la triunfante caballería viteliana. Éstos buscaron la
protección de sus compañeros, perseguidos por la caballería rival y los
auxiliares de las legiones moesias. Sin embargo los vitelianos se
desordenan y las legiones I y XXI son rechazadas hacia Cremona.
Empezó a caer la noche cuando ya Primo consiguió reunir todo su ejército frente a Bedriacum
(Cremona) donde a los vitelianos les ha llegado un refuerzo de varias
legiones. Primo dispuso a sus tropas a izquierda y derecha de la Vía Postumia y
se dispuso a esperar al día siguiente. Sin embargo los vitelianos a
pesar de haber estado marchando varias horas no quisieron descansar en
Cremona y se lanzaron al ataque.
La
confusión es enorme: es de noche, no se puede distinguir amigo de
enemigo, soldados buscan reunirse con sus estandartes y se encuentran
con enemigos. La aparición de la luna (que había estado parte de la
noche oculta) favoreció más a los vespasianos ya que permitió a Primo
recuperar cierto control de la batalla, además los vitelianos quedaron
iluminados por la luz de la luna de frente, mientras que los vespasianos
eran favorecidos por la sombra.
Finalmente llegó el amanecer y la vespasiana III Gallica, se
giró e hizo el ritual oriental de saludar al Sol. Los vitelianos
vacilaron creyendo que el saludo se dirige a las fuerzas de Muciano que
se sabía estaban de camino. Primo aprovechó la vacilación para lanzarse
al ataque y ponerlos en fuga y hacer que se refugiasen en la ciudad.
Cremona
estaba bien fortificada y los vitelianos resistieron ferozmente, los
vespasianos avanzando en testudo empezaban a flaquear, pero la promesa
de permitirles saquear la ciudad les reanimó. Finalmente tomaron las
murallas, se produce lucha callejera y los vitelianos fueron derrotados y
Cremona fue arrasada salvajemente durante cuatro días.
Vitelio
trató de ganar tiempo y envió a unos emisarios acompañados por vírgenes
vestales para negociar una tregua e iniciar conversaciones de paz. Al
día siguiente, los mensajeros volvieron con la noticia de que el enemigo
estaba a las puertas de la ciudad. Vitelio se dispuso entonces a
esconderse y huir, pero antes decidió hacer una última visita a palacio.
Allí fue asesinado por uno de los hombres de Vespasiano.
El
Senado acogió al día siguiente a Vespasiano como emperador. Esto
ocurrió el 21 de diciembre del 69, el mismo año que había empezado con
Galba en el trono.
http://arrecaballo.es/edad-antigua/las-guerras-del-imperio-alto-romano/el-ano-de-los-cuatro-emperadores-69/
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