Hugo Capeto...
Nació hacia el 940, en Francia.
Durante el reinado de Hugo Capeto y debido a las luchas internas en
Francia, los territorios hispanos que anteriormente habían estado bajo
el poder de los Carolingios, territorio conocido como Marca Hispánica, lograron una casi total independencia. El mayor beneficiado de esto fue Borrell II.
Fijó la capital en París, y contraviniendo la costumbre electiva de la monarquía franca asoció al trono a su hijo Roberto, el futuro Roberto II el Piadoso, en 988,
con lo que convirtió a la monarquía en hereditaria. Esto provocó el
descontento y el escándalo de muchos nobles, lo que fue aprovechado por
el pretendiente Carlos de Lorena para hacerse proclamar rey en Laon. Estalló entonces la guerra entre ambos contendientes, y se produjeron algunas hostilidades de poca importancia.
Las posesiones del rey
Los historiadores se han preguntado durante mucho tiempo por qué Hugo
sólo había recuperado, tras su coronación, un minúsculo territorio que
iba a constituir el dominio real. Parece que su elección había sido más
un reconocimiento afectivo que un reconocimiento de su poder frente a
los grandes señores. En efecto, sus vecinos más cercanos (el duque de Normandía o el conde de Anjou)
eran más ricos que él en tierras y en hombres. Las posesiones del nuevo
rey se reducían a trozos del antiguo ducado robertiniano, antaño
consolidado por su padre. Estas amputaciones no se debían en absoluto a
pérdidas territoriales ligadas a la reclamación de un hermano menor del
rey
Génesis de una renovación económica
En el año 1000 hubo una crisis económica que tuvo su apogeo en los siglos XII y XIII. Desde mediados del siglo X,
se dio una primera fase de crecimiento agrario. Parece como si «la
angustia del hambre» hubiese impulsado a los campesinos a producir más y
mejor. Así, los campesinos se adaptaron: mejor conocimiento del suelo,
adaptación de los trabajos según el medio, evolución del método de tiro
(collera y herradura) y desarrollo de la micro-hidráulica (foso de drenaje e irrigación.
Los rendimientos de las tierras cultivadas pudieron llegar hasta a
cinco o seis por uno. Este progreso liberó mano de obra para otras
actividades. Pierre Bonnassie ha demostrado que, después de las hambrunas de 1005–1006 y de 1032–1033, la población cada vez estuvo menos expuesta a los desarreglos alimentarios y, en consecuencia, a las epidemias,
disminuyendo la tasa de mortalidad. No deberíamos sobrestimar esta
época de renovación económica y social, ya que el cambio está en sus
comienzos y el campesinado es aún víctima de las malas cosechas, como,
bajo el reinado de Roberto el Piadoso, donde asistimos, según Rodolfus Glaber, a hambrunas terribles donde el canibalismo fue común en determinadas regiones (1005–1006 y 1032–1033).
El crecimiento demográfico y el aumento de la producción agrícola se
entretejieron en un círculo virtuoso: Fueron la llave de la renovación medieval.
Hugo Capeto y la dinastia Capeta
Un hecho irrefutable es que, a partir del 987, la famosa dinastía Capeta sirvió para dar sustento a las casas reales de casi la mitad de Europa.
La historia señala que cada vez que moría el último descendiente de
alguna rama real sin haber dejado heredero al trono, los nobles
franceses acudían a revisar la dinastía Capeta o Capetina a partir de
uno de sus representantes más ilustres, su gran y amado rey San Luis IX, único rey francés canonizado. Así, todos los reyes de Francia desde Hugo Capeto hasta el último, Luis Felipe I, pertenecieron a la Dinastía de los Capetos, dando su nombre oficial la Casa de Francia.
Una primera interrogante: ¿quién fue Hugo Capeto?
Sabemos que Hugo Capeto fue rey de los francos, hijo del conde de París y duque de Francia Hugo, el Grande, y de Eduvigis. Nació el 946 en lugar desconocido y murió en París el 996.
Heredero de la poderosa Casa Robertina, linaje que competía
por el poder con las grandes familias aristocráticas de Francia ya en
los siglos IX y X, Hugo Capeto, descendiente de un mayordomo de palacio,
un conde ungido rey por los nobles, instauró una dinastía continua para
los territorios francos, que sirvió en los siguientes siglos para
vertebrar al incipiente Reino de Francia.
Este es un primer dato, Hugo Capeto, su familia y coterráneos son
parte del pueblo franco; pero antes de analizar la descendencia de Hugo
Capeto y averiguar cómo se desarrolló esa suerte de sino real para la
familia, hurguemos en el pasado de Hugo Capeto y veamos su genealogía y
origen hasta donde podamos encontrar datos.
Hugo, el de la capa
Buscando información sobre el apellido Capeto se descubre que
originalmente no era un apellido, sino que un apelativo aplicado
precisamente a este famoso Hugo por su costumbre de usar una “capa”,
cuando desempeñaba ciertas funciones como abad laico de Saint-Denis, de
ahí “Capeto”.
Meroveo. |
Hacia atrás en el tiempo no existen los Capetos como tales, pero sí un pueblo y una familia de la cual desciende Hugo Capeto.
Sobre el origen de esta familia se pueden contrastar dos versiones:
una defendida por historiadores alemanes que la definen como sajona
oriunda de las orillas del Rin, y otra avalada por franceses que sitúan
su origen en el centro de la Francia actual.
Ambas versiones, fusionadas, colocan a la familia como descendientes de sajones presentes en Galia a partir de las invasiones bárbaras del siglo V, formando parte de los francos.
Los francos fueron una comunidad de pueblos procedentes de Baja Renania y de los territorios situados inmediatamente al este del Rhin (Westfalia), que al igual que muchas otras tribus germánicas occidentales entró a formar parte del Imperio romano en su última etapa en calidad de foederati (socios o aliados pero no colonias) asentándose en el Limes (Bélgica y norte de Francia actuales).
Los distintos grupos de francos eran comandados por diversos reyes
—en realidad jefes de soberanías domésticas—, en gran parte
relacionados familiarmente entre sí al declararse descendientes de un
antepasado común, Meroveo.
El título de rey no era nuevo, pues este era dado a los jefes de guerra de las naciones bárbaras al servicio de Roma.
Las poderosas y duraderas dinastías establecidas por los francos
reinaron en una zona que abarca la mayor parte de los actuales países
de Francia, Bélgica y Países Bajos, así como la región de Franconia en Alemania.
La palabra franco (frank o francus) significa "libre" en la lengua de los francos, ya que los francos no estaban dominados por el Imperio romano ni por ningún otro pueblo.
Dinastías francas
Clodoveo I, |
Entre las poderosas dinastías francas de que hablamos, la primera que aparece es la dinastía merovingia,
formada de una familia de estirpe germánica que gobernó lo que son la
actual Francia, Bélgica, una parte de Alemania y de Suiza entre los
siglos V y VIII.
Como ya dijimos, eran descendientes de Meroveo, jefe militar franco, fundador de la dinastía. El primer representante histórico de la dinastía merovingia, Childerico I, hijo de Meroveo, dominó la antigua provincia romana de Belgica Segunda.
Fue Clodoveo I , hijo de Childerico I y nieto de Meroveo, quien por sus campañas militares agrandó verdaderamente el reino de los francos (Regnum Francorum) al este en Alemania y al sur-oeste en Aquitania. Instaló la capital en París en 507.
Al morir Clodoveo el gran reino franco fue dividido entre sus hijos según la costumbre de los merovingios, y ahora eran cuatro los reinos y reyes francos: Clotario I, rey de Soissons (511–561), de Reims (555–561) y de los francos (558–561); Childeberto I, rey de París (511–558); Clodomiro, rey de Orleans (511–524) y Teodorico I, rey de Reims (511–534).
Un detalle muy importante es que en cada reino franco, el mayordomo de palacio (mayor domus)ejercía las funciones de primer ministro y ostentaban un poder enorme. Tanto así, que merced a ese poder lograron acabar con la dinastíia merovingia para reemplazarla por una suya: la dinastía carolingia y en seguida por la dinastía de los Capetos cuya génesis está, precisamente, en el cargo de mayordomo de palacio.
Un gran reino franco, varios reinos francos
Los cuatro reinos francos a la muerte de Clodoveo: Teodorico I (color verde), Clodomiro (color rosado), Childeberto I (color amarillo) y Clotario I (color ocre). |
Con la subdivisión del reino franco hecha por Clodoveo se inicia un
periodo de luchas fratricidas por el poder y sucesivas reunificaciones y
nuevas subdivisiones de los territorios, conseguidas en muchos casos
merced a asesinatos alevosos de familiares.
En ciertos casos algunos de los reinos subdivididos eran heredados
por infantes de dos o de cuatro años, y hasta de meses, haciendo
emerger a varios tutores y a los ya poderosos mayordomos de palacio
que eran los verdaderos gobernantes.
Durante el reinado de Hugo Capeto y debido a las luchas internas en
Francia, los territorios hispanos que anteriormente habían estado bajo
el poder de los Carolingios, territorio conocido como Marca Hispánica,
lograron una casi total independencia.
Monarquía hereditaria
Hugo Capeto fijó la capital del reino en París, y para terminar con
la costumbre franca de elegir rey, asoció al trono, como su heredero
desde ya, a su hijo Roberto, el futuro Roberto II, el Piadoso, en
988, con lo cual convirtió a la monarquía en hereditaria, y de ahí en
adelante el mapa genealógico de los Capetos legitimó a las sucesivas
dinastías.
Aunque la rama principal de los Capetos se extinguió en 1328 con la muerte de Carlos IV, de Francia (último hijo de Felipe IV, el Hermoso
en ser coronado) sin dejar un heredero varón que lo sustituyera en el
trono, las vertientes de esta casa real se disputaron la corona hasta
el final de la monarquía francesa.
Así, la rama joven descendiente de los Capetos, los Valois,
tomó el control del reino hasta 1589. Y cada vez que el último
descendiente de la rama moría sin haber dejado heredero al trono, los
nobles desempolvaban el casi legendario mapa genealógico de los Capetos
para encontrar su descendiente vivo más próximo.
Es por esta razón que todos los reyes de Francia desde Hugo Capeto
hasta el último, Luis Felipe I, pertenecieron a la misma dinastía.
Cuando la rama de los Valois –que disputó la hegemonía de Europa al
Imperio español durante todo el siglo XVI– se vio superada por las
guerras de religión que desembocaron en el asesinato de Enrique III (de Francia), el Reino de Francia consideró que la dinastía de los Borbones (Bourbon)
debía hacerse cargo del trono. Además del temor a que Felipe II de
España hiciera valer los lejanos derechos de su hija Isabel Clara
Eugenia –también de ascendencia Valois–, los apoyos a Enrique IV, hasta entonces solo Rey de Navarra (como Enrique III), nacían de la vinculación de esta familia con los Capetos.
A su vez, la rama de Borbón (Bourbon) tiene su génesis en Roberto de Clermont, el sexto hijo del Rey Luis IX de Francia, uno de los últimos miembros de la dinastía Capetos.
Roberto de Clermont pasa a ser señor de Borbón al casarse con Beatriz de Borgoña, única heredera del título de señora de Borbón, cuando se terminó la descendencia masculina.
http://www.profesorenlinea.cl/universalhistoria/Capetos_en_Europa.html
http://www.ecured.cu/index.php/Hugo_Capeto
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