Robert Schuman es uno de los visionarios que inspiraron la creación de la Unión
Europea en que vivimos hoy. Sin su energía y motivación no viviríamos en
la esfera de paz y estabilidad que tomamos por descontada. Desde los
guerreros de la resistencia a los abogados, los padres fundadores eran
un grupo variado de gente que tenía los mismos ideales: una Europa
pacífica, unida y prosperante. Además de los padres fundadores con Scumann,Adenauer,Churchill,y otro gran numero de defensores de la unidad europea, muchos más han trabajado sin descanso para el proyecto
europeo y lo han inspirado. Esta sección sobre los padres fundadores,
entonces, es una obra en vía de realización.
Robert Schuman, Ministro francés de Asuntos Exteriores, pronunció la
Declaración que lleva su nombre el 9 de mayo de 1950. En ella proponía
la creación de una Comunidad Europea del Carbón y del Acero cuyos
miembros pondrían en común la producción de carbón y de acero.
La CECA (formada en su origen
por Francia, Alemania Occidental, Italia, los Países Bajos, Bélgica y
Luxemburgo) fue la primera de una serie de instituciones supranacionales
que se convertirían en lo que es hoy la Unión Europea.
Contexto histórico
En 1950, cinco años después
de finalizar la Segunda Guerra Mundial, las naciones europeas todavía
estaban luchando para superar sus estragos.
Los gobiernos europeos,
decididos a evitar otra terrible contienda, llegaron a la conclusión de
que, poniendo en común la producción de carbón y acero, la guerra entre
Francia y Alemania, rivales históricos, resultaría —en los términos de
la declaración— "no sólo impensable, sino materialmente imposible".
Se pensó, acertadamente, que
la fusión de los intereses económicos contribuiría a aumentar el nivel
de vida y constituiría el primer paso hacia una Europa más unida. La
adhesión a la CECA estaba abierta a otros países.
Texto íntegro
La paz mundial no puede salvaguardarse sin unos esfuerzos creadores equiparables a los peligros que la amenazan.
La contribución que una Europa organizada y viva puede aportar a la
civilización es indispensable para el mantenimiento de unas relaciones
pacíficas. Francia, defensora desde hace más de veinte años de una
Europa unida, ha tenido siempre como objetivo esencial servir a la paz.
Europa no se construyó y hubo la guerra.
Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará
gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una
solidaridad de hecho. La agrupación de las naciones europeas exige que
la oposición secular entre Francia y Alemania quede superada, por lo
que la acción emprendida debe afectar en primer lugar a Francia y
Alemania.
Con este fin, el Gobierno francés propone actuar de inmediato sobre un punto limitado, pero decisivo.
El Gobierno francés propone que se someta el conjunto de la producción
franco-alemana de carbón y de acero a una Alta Autoridad común, en una
organización abierta a los demás países de Europa.
La puesta en común de las producciones de carbón y de acero
garantizará inmediatamente la creación de bases comunes de desarrollo
económico, primera etapa de la federación europea, y cambiará el
destino de esas regiones, que durante tanto tiempo se han dedicado a la
fabricación de armas, de las que ellas mismas han sido las primeras
víctimas.
La solidaridad de producción que así se cree pondrá de manifiesto que
cualquier guerra entre Francia y Alemania no sólo resulta impensable,
sino materialmente imposible. La creación de esa potente unidad de
producción, abierta a todos los países que deseen participar en ella,
proporcionará a todos los países a los que agrupe los elementos
fundamentales de la producción industrial en las mismas condiciones y
sentará los cimientos reales de su unificación económica.
Dicha producción se ofrecerá a todo el mundo sin distinción ni
exclusión, para contribuir al aumento del nivel de vida y al progreso
de las obras de paz. Europa podrá, con mayores medios, proseguir la
realización de una de sus tareas esenciales: el desarrollo del
continente africano. De este modo, se llevará a cabo la fusión de
intereses indispensables para la creación de una comunidad económica y
se introducirá el fermento de una comunidad más amplia y más profunda
entre países que durante tanto tiempo se han enfrentado en divisiones
sangrientas.
Mediante la puesta en común de las producciones básicas y la creación
de una Alta Autoridad de nuevo cuño, cuyas decisiones obligarán a
Francia, Alemania y los países que se adhieran, esta propuesta sentará
las primeras bases concretas de una federación europea indispensable
para la preservación de la paz.
Para proseguir la realización de tales objetivos, el Gobierno francés
está dispuesto a iniciar negociaciones según las siguientes bases.
La misión encomendada a la Alta Autoridad común consistirá en
garantizar, en el plazo más breve posible, la modernización de la
producción y la mejora de su calidad; el suministro, en condiciones
idénticas, del carbón y del acero en el mercado francés y en el mercado
alemán, así como en los de los países adherentes; el desarrollo de la
exportación común hacia los demás países; la equiparación y mejora de
las condiciones de vida de los trabajadores de esas industrias.
Para alcanzar estos objetivos a partir de las dispares condiciones en
que se encuentran actualmente las producciones de los países
adherentes, deberán aplicarse con carácter transitorio determinadas
disposiciones que establezcan la aplicación de un plan de producción y
de inversiones, la creación de mecanismos de estabilidad de los precios
y la creación de un fondo de reconversión que facilite la
racionalización de la producción. La circulación del carbón y del acero
entre los países adherentes quedará liberada inmediatamente de
cualquier derecho de aduanas y no podrá verse afectada por tarifas de
transporte diferenciales. Progresivamente se irán estableciendo las
condiciones que garanticen espontáneamente una distribución más racional
de la producción y el nivel de productividad más elevado.
La organización proyectada, al contrario que un cártel internacional
tendente a la distribución y a la explotación de los mercados mediante
prácticas restrictivas y el mantenimiento de grandes beneficios,
garantizará la fusión de los mercados y la expansión de la producción.
Los principios y compromisos esenciales anteriormente expuestos serán
objeto de un tratado firmado entre los Estados. Las negociaciones
indispensables para precisar las normas de aplicación se llevarán a
cabo con ayuda de un árbitro designado de común acuerdo, cuya misión
consistirá en velar por que los acuerdos se ajusten a los principios y,
en caso de desacuerdo insalvable, decidirá la solución que deba
adoptarse.
La Alta Autoridad común, encargada del funcionamiento de todo el
sistema, estará compuesta por personalidades independientes designadas
sobre bases paritarias por los Gobiernos, quienes elegirán de común
acuerdo un presidente. Las decisiones de la Alta Autoridad serán
ejecutivas en Francia, en Alemania y en los demás países adherentes. Se
adoptarán las disposiciones adecuadas para garantizar las vías de
recurso necesarias contra las decisiones de la Alta Autoridad.
Un representante de las Naciones Unidas ante dicha autoridad se
encargará de hacer, dos veces al año, un informe público a la ONU sobre
el funcionamiento del nuevo organismo, en particular por lo que se
refiere a la salvaguardia de sus fines pacíficos.
La creación de la Alta Autoridad no prejuzga en absoluto el régimen de
propiedad de las empresas. En el ejercicio de su misión, la Alta
Autoridad común tendrá en cuenta las facultades otorgadas a la
autoridad internacional del Ruhr y las obligaciones de todo tipo
impuestas a Alemania, mientras éstas subsistan.
http://europa.eu/about-eu/basic-information/symbols/europe-day/schuman-declaration/index_es.htm
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