jueves, 8 de diciembre de 2016

SIR WILLIAN WALLACE..."EL CORAZÓN VALIENTE" Y EL POEMA DE BLIND HARRY


Caballero escocés de ascendencia galesa, uno de los héroes medievales de Escocia. Desde 1297 dirigió la insurrección contra Eduardo I de Inglaterra, que había usurpado el trono escocés. Fue derrotado en Falkirk , pero continuó la lucha hasta que fue capturado y ejecutado en Londres . Es el representante por antonomasia del espíritu escocés de independencia, motivo central de su vida, causa de su muerte y razón de su salto a la posteridad.
La mayoría de las referencias a su vida proceden de un poema épico escocés de la segunda mitad del siglo XV, The Wallace, atribuido a un desconocido Enrique el Juglar, también llamado en ocasiones Enrique el Ciego; el tono del poema, encendidamente antibritánico y contrario a la dominación inglesa, presenta a la nobleza escocesa como un estamento excesivamente anglófilo y corrupto, un rasgo visible en el siglo XV pero no en la época de Wallace, lo que evidencia su contaminación histórica.
Durante el reinado de Alejandro III,Escocia vivió una época de paz y prosperidad que se tradujo en un crecimiento económico del reino. Pero a su muerte, las tensiones larvadas entre los dos linajes más importantes de la aristocracia escocesa, los Bailleul y los Bruce, estallaron con violencia. La heredera del trono de Alejandro era su nieta, la princesa-niña Margaret, conocida como la "dama de Noruega", por lo que un consejo de regencia se hizo cargo del gobierno. El rey de Inglaterra, Eduardo I, intentó aprovechar la coyuntura para anexionarse Escocia, casando a la "dama de Noruega" con su hijo y heredero, el futuro Eduardo II. Pero la inesperada muerte de la princesa Margaret frustró el plan, dando lugar a las disputas de los clanes escoceses por el trono. Eduardo de Inglaterra se erigió como árbitro de la cuestión, pero también dispuso que un numeroso ejército se aprestase a tomar posiciones en Escocia. Antes de que la situación se le escapara de las manos, Eduardo decidió recurrir directamente a la fuerza de las armas e invadió Escocia en 1296.
En este contexto se inicia la leyenda de William Wallace. Segundo hijo de Malcolm Wallace, un rico terrateniente con propiedades y rentas en el condado escocés de Ayrshire, la primera mención a su actividad como guerrillero lo sitúa en la villa de Ayr, capital del condado, donde Wallace, junto a unos cuantos de sus bandoleros, atacó en 1296 el destacamento inglés destinado en el condado y asesinó a un gran número de soldados. Apenas un par de días más tarde fue capturado por las fuerzas realistas y encerrado en prisión; según unas fuentes una multitud lo liberó de la mazmorra, mientras que otras prefieren indicar que su astucia le sirvió para evadirse de la cárcel. A partir de entonces William Wallace comenzó a reclutar y a enseñar las artes de la guerra a todos aquellos que quisiesen luchar contra la dominación inglesa.
Al parecer, en mayo del año siguiente, Wallace asesinó al responsable de la muerte de su padre, lo que convirtió a él y a sus seguidores en proscritos buscados por la justicia no ya inglesa, sino también escocesa. De hecho, en estos primeros momentos de lucha, William Wallace y sus soldados eran únicamente un grupo de bandoleros. Lo que acabó por definir al propio guerrero y a sus inusitadas tropas fue que uno de los más importantes caballeros del país, sir Andrew de Moray, se uniese a su causa en agosto de 1297. El contingente de ambos, comandado militarmente por Wallace, se dirigió ese mismo mes al inexpugnable castillo de Stirling, importantísimo enclave estratégico escocés que había sido presa fácil de Eduardo I en la primera oleada invasora. Utilizando al parecer la astucia, las tropas inglesas del conde de Surrey cayeron derrotadas y Wallace se hizo con el castillo.
La popularidad de ambos guerreros (pero especialmente de Wallace, mucho más carismático que sir Andrew) fue en constante aumento. Las noticias no parecían incomodar a los consejeros de Eduardo I, quienes consideraban a Wallace un simple bandolero. Pero en octubre de 1297, Wallace invadió Inglaterra por Northumberland y Cumberland, en una cruel expedición de rapiña, saqueo y devastación. El pueblo escocés comenzó a venerar a Wallace, lo que abrió las puertas a una alianza con el resto de los nobles, y el rey inglés, Eduardo I, tuvo plena conciencia de que se enfrentaba a un enemigo real.
Los linajes escoceses que aspiraban al trono, sin embargo, se aprovecharon de la popularidad de Wallace para sus propios intereses. En diciembre de 1297, John Bailleul lo armó caballero, con toda la solemnidad inherente a este tipo de ceremonia, y lo nombró guardián del reino y gobernador en nombre de los Bailleul, legítimos monarcas. Los Bruce, enemigos de los Bailleul en el acceso al trono escocés, parecían perder posiciones. Por el lado inglés, la reacción fue la esperada: un ejército aún mayor que el anterior, al frente del cual estaba el propio Eduardo I, invadió Escocia el 3 de julio de 1298.
Ya sin la ayuda de sir Andrew de Moray, que había fallecido el año anterior, Wallace hizo frente a la nueva invasión. Pero la caballería ligera de los escoceses no pudo hacer nada ante los arqueros ingleses, que utilizaron flechas de fuego para sembrar el pánico entre el enemigo: los hombres de Wallace fueron derrotados en la batalla de Falkirk, el 22 de julio de 1298. El propio Wallace logró huir a duras penas y se escondió durante varios días en la soledad de unos bosques cercanos; durante varios meses se pensó que había sido uno de los cinco mil escoceses muertos en la batalla. Eduardo I, no contento con ello, volvió a invadir la zona norte y noreste de Escocia, en la que sólo los Bruce resistieron.
Aunque los pormenores de su vida entre 1299 y 1303 son confusos, es evidente que Wallace viajó a Francia, donde, tras entrevistarse con Felipe el Hermoso, trató de lograr una extensión de la Auld Alliance entre Escocia y el país galo, con el objeto de que los franceses prestasen ayuda militar y sobre todo económica contra la invasión inglesa. Parece históricamente cierto que Wallace viajó además a Roma, donde fue recibido por el papa Bonifacio VIII, y a Noruega, donde, recordando los vínculos entre ambos reinos debidos a lady Margaret, solicitó la ayuda de Haakon VII. Todos los esfuerzos fueron vanos, ya que, con el tratado de París, firmado en 1303 entre Felipe el Hermoso y Eduardo I, Francia e Inglaterra sentaron las bases de lo que se suponía una próspera paz. Wallace, oculto en un barco de mercancías francés, volvió a Escocia después de atravesar toda Inglaterra, con el fin de organizar la resistencia.
La reconquista, en 1304, del castillo de Stirling por parte de las tropas inglesas hizo que la mayoría de los clanes nobiliarios escoceses se aprestase a firmar un tratado de paz con Inglaterra. Pero Eduardo I se negó hasta que no se le entregase a William Wallace, con quien la justicia británica tenía pleitos pendientes y al que, para menoscabar su popularidad, nunca le reconoció más status que el de bandolero. Ello condujo necesariamente a la traición: el 5 de agosto de 1305, Wallace fue arrestado en su escondrijo cercano a Glasgow y conducido a la famosa Bloody Tower de Londres, prisión para delincuentes comunes. Condenado como culpable de alta traición a la Corona, fue ejecutado en Londres el 23 de agosto de 1305. La ejecución de Wallace fue desmesuradamente cruel incluso para aquellos tiempos; había de servir de escarmiento a todo un pueblo y a sus sentimientos de independencia.
 William Wallace,pasó en poco tiempo de ser el segundo hijo de un noble menor a ocupar la regencia de Escocia. No obstante, la fuerza de su leyenda todavía eclipsa al personaje histórico. Descubrimos al hombre que se esconde detrás el mito.Es considerado el héroe nacional y símbolo de la libertad del país. Aún así, la leyenda del caballero escocés, nacida a raíz de un poema de Blind Harry a finales del siglo XV y proyectada en el mundo por el film Braveheart, dista mucho la realidad histórica.

El 18 de marzo de 1286, Escocia se tuvo que despedir de un largo y próspero reinado debido a la muerte de Alexandre III, que poco después perdería a todos sus descendientes.Ante el riesgo de guerra civil, los nobles escoceses pidieron al rey inglés, Edward I, que arbitrara para nombrar un monarca en el Estado vecino. El Plantagenet aprovechó la oportunidad para aplicar una política claramente intervencionista sobre Escocia.
De hecho, coronó al anglonormando John Balliol rey de Escocia, obligándolo a jurarle vasallaje. Pero John I no tardó mucho en retirarle formalmente la fidelidad. Fue el pretexto que necesitaba el Plantagenet para iniciar una invasión del reino vecino en marzo de 1296.
Wallace tenía entonces unos 26 años. Como hijo pequeño de una familia noble, sólo le correspondía por su rango el usufructo de algunas tierras de su hermano mayor. Pero este joven ambicioso aspiraba a mucho más.
Así, empezó a liderar a un pequeño grupo de hombres de armas que realizaban emboscadas a destacamentos ingleses en el condado de Ayrshire, en la parte central de la costa oeste.
Braveheart ha popularizado una imagen de William Wallece que no tiene nada que ver con su apariencia real. La película de Mel Gibson viste al personaje con el kilt, la típica faldilla escocesa, que surgió a finales del siglo XVI.
Wallace vistió como un caballero europeo de la época: con gambesón, cota de malla, almófar, vesta, yelmo cerrado, espada de una mano y escudo triangular. A medida que ascendió socialmente, su equipamiento militar fue sofisticándose, de la misma manera que lo hizo su vestuario civil.

Batalla de Stirling

William Wallace acabó convirtiéndose en el líder de la revuelta en el centro de Escocia. El muchaco que aspiraba a algo más que ser un noble menor, estaba consiguiendo hacerse un renombre.
La jugada maestra fruto de su gran habilidad política fue (como ya nombré anteriormente) la alianza con Andrew Murray, heredero del condado de Moray y líder de la revuelta en el norte de Esocio. Andrew pertenecía a una familia rica e influyente. Para Wallace, era la llave para conseguir el apoyo de la alta nobleza, que veía con recelo el meteórico ascenso de un noble menor.
Así, en septiembre de 1297, Wallace y Murray unieron sus ejércitos y se dirigieron hacia Stirling. Esta ciudad real tenía una importancia estratégica primordial, puesto que su paso por el río Forth conectaba el norte y el sur del reino.
De hecho, el Forth divide la llanura de Stirling, quedando a un lado el castillo encaramado a la colina donde se concentraban las fuerzas inglesas. Ante la presencia del ejército rebelde al otro lado del río, los hombres de Eduard I empezaron a desplegarse pasando por un puente de madera muy estrecho que sólo permitía el paso de dos líneas de caballería.
Un gran error estratégico aprovechado por Wallace y Murray, que decidieron atacar cuando sólo había cruzado un tercio del ejército inglés. Los schiltrons, las típicas formaciones escocesas de lanceros, empujaron a la vanguardia contra el meandro del río. Tuvieron que escoger entre morir ahogados o ensartados por las lanzas enemigas.
Pocos días después de la victoria, Wallace y Murray fueron nombrados Guardianes de Escocia, cargo correspondiente a la regencia debido a que John I había sido forzado a abdicar y estaba en el exilio.
Pero no todo sucedió como Wallace había planeado. Pocas semanas después de la batalla de Stirling y de la muerte de Andrew Murray debido a las heridas de guerra, su continuidad en el cargo dependía exclusivamente de su éxito militar.Es por ello que tomó rápidamente la iniciativa en este ámbito. Así, en octubre de 1297 el Guardián de Escocia hizo varias incursiones en el norte de Inglaterra, arrasando y saqueado todo a su paso.
El rey inglés no se quedó de brazos cruzados precisamente. Eduard I reclutó un gran ejército y durante el 1298 volvió a invadir Escocia.
Wallace quería evitar una batalla abierta ante unas tropas muy superiores en número. Su intención era hacer asaltos por sorpresa para forzar su retirada. Pero la mañana del 22 de abril de 1298, los ingleses descubrieron su posición y no tuvo más remedio que prepararse para la batalla.
Esta vez, William optó por un planteamiento estático de sus formaciones de lanceros, una decisión que lo condenó a fracaso. Y es que los soldados escoceses no pudieron hacer nada contra la lluvia infernal de flechas que dispararon los más de 5.000 arqueros.
La derrota de Falkirk dinamitó todo el crédito Wallace, dimitiendo de manera inmediata de su cargo de Guardián de Escocia. Pero William no se rindió. Decidió recorrer varios reinos de Europa para conseguir apoyos para la causa escocesa, aparentemente sin mucho éxito.
En 1305, Edward I obtuvo su regalo más preciado: la captura de William Wallace, que fue condenado a muerte.
Blind HarryHary o Henry the Minstrel, es reconocido como el autor de "The Actes and Deidis of the Illustre and Vallyeant Campioun Schir William Wallace". Este fue un largo poema que relata la vida de William Wallace, el luchador por la libertad de Escocia, escrito alrededor de 1477, 172 años después de la muerte de William Wallace.
Blind Harry aseguró que su trabajo se basó en un libro escrito por el Padre John Blair, el amigo de infancia de William Wallace. Este libro no se ha visto en los tiempos modernos y puede que nunca haya existido; atribución del poeta de su historia a un texto escrito puede haber sido un recurso literario, y muchos críticos contemporáneos creen que los actos y hechos se basa en la historia oral y las tradiciones nacionales de patria de Blind Harry.
Elspeth Rey sostuvo que a pesar de las imprecisiones, la representación patriótica y nacionalista de Blind Harry era garantizar la reputación de William Wallace y seguirle como un héroe. Robert Burns reconoció su deuda con Harry, que incorpora los siguientes versos de Wallace (de Harry) en su propio poema de Robert Bruce a su ejército en Bannockburn (Escocia, wha hae wi 'Wallace Bled)

El poema (conservado en un manuscrito único, de fecha 1488, en la biblioteca de los abogados, Edimburgo) se divide en once libros y corre a 11.853 líneas. Sus méritos poéticos son pocos, y su precisión histórica es fácilmente impugnada. Tiene el interés formal de ser una de las primeras, sin duda, uno de los más extensos documentos en verso escrito en cinco escoceses-acento, o heroica, coplas. También es la primera obra excepcional que revela que el hábito de Scotticismo que cogió tan fuerte de la literatura popular del Norte en los próximos años de conflicto con Inglaterra. A este respecto, está en marcado contraste con todos los versos patrióticos de la anterior y la literatura contemporánea. Esta actitud de los Wallace tal vez puede ser aceptada como una prueba que corrobora del ambiente humilde y el sentimiento popular de su autor. El poema debe su reputación mundial con posterioridad a su recurso de casación a este sentimiento y no a su calidad literaria. Por otra parte, hay elementos en el poema, que muestran que no es del todo la obra de un Crowder pobres, y éstos (en particular las referencias a las autoridades históricos y literarios, y reminiscencias ocasionales de los trucos literarios de la escuela escocesa han chauceriano) inclinado a algunos a la opinión de que el texto, como lo tenemos, es una versión editada de la áspera songstory trovadores. Se ha sostenido, aunque de ninguna manera concluyente, que el editor "era John Ramsay, el escriba del manuscrito de Edimburgo y del manuscrito compañero de Edimburgo de los Brus por John Barbour.
http://revistadehistoria.es/sir-william-wallace/
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/w/wallace_sir_william.htm
https://es.wikipedia.org/wiki/Blind_Harry

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