Nació en Formosa hacia el año 1893. Hijo del cacique Isquis, su nombre era Nasoquí (Camasoiquí o Qanasoqui'). Adoptó el sobrenombre "Garcete" en homenaje a su amigo Juan Garcete, un comerciante español radicado en Asunción, Paraguay.
Llegó a ser el líder indiscutido de la etnia pilagá que habitaba en
la zona de Salto Palmares (Formosa), su centro era el Pozo de Navagán.
En la época de la maduración de la algarroba, sus gentes solían reunirse
en un lugar denominado yomaqá o yomqá, para celebrar
las fiestas de la aloja y realizar alianzas matrimoniales, políticas y
económicas. En ese sitio sagrado el ejército argentino levantó, en 1912,
el Fortín Yunká -del pilagá yomaqá-, hoy Fortín Leyes.
En ese entonces los pilagá coexistían pacíficamente con los
blancos y con el ejército; grupos toba y una una banda maká que había
abandonado el territorio paraguayo al mando del cacique Capote respondían a Garcete.
En 1919, se produce un sangriento ataque al Fortín Yunká, episodio conocido como "El último malón".
En principio se le responsabiliza la acción a Garcete, lo que motiva
una feroz represalia del ejército, unas 120 familias que le respondían
fueron asesinadas. El cacique tuvo mejor suerte, fue liberado en el
juicio.
En 1925 lo encontramos en la Misión Taacaglé.
El Fortín Yunká estaba compuesto de varios ranchos de adobe y paja,
reforzados con trocos de palma. La comandancia, la cuadra, el depósito,
la cocina y la enfermería eran construcciones independientes que
rodeaban un patio. Estaba pensado para albergar unas ciento veinte
personas, muy amplio para la veintena de ocupantes que tenía en 1919.
El 19 de marzo de 1919 fue atacado, los agresores ultimaron con
golpes de macana y degüello a todo el personal militar (7 hombres) y sus
familias (3 mujeres y cinco niños), sólo salvaron sus vidas dos
párvulos.
NARCISO DE VALLE
NARCISO DE VALLE
Narciso Del Valle, jefe de la Gran Guardia Fontana, es la
primera autoridad en llegar, sepulta a los caídos en una fosa común, en
su homenaje se disparan tres salvas de fusilería y en una cruz inscribe:
"19 de marzo de 1919. Muertos traidoramente por los indios".
La opinión publica señaló a Garcete como autor de la masacre, los
indignados militares hablan de una insurrección generalizada de 10.000
indios que responden al cacique, y deciden un inmediato escarmiento; ya,
al día siguiente, Del Valle había dispuesto el fusilamiento de un
hermano de Garcete aprehendido con anterioridad.
GIL BOY
La represión fue encomendada al mayor Enrique Gil Boy, un
controvertido oficial que fue acusado por sus propios subordinados de
abuso de autoridad por hechos posteriores. Llevó a cabo una marcha de
casi un mes a través de una selva cerrada, apenas penetrable por
estrechas abras, cruzando arroyos desbordados y zanjones pantanosos "sofocados por el calor agobiante, las garrapatas, los mosquitos y amenazados por las víboras, siempre temibles".
Al día siguiente una patrulla militar traía
detenido al cacique Lagadick quien aseguraba conocer lo
sucedido, haciendo responsable del mismo al cacique Garcete, cuya
toldería era accesible por un sendero sólo conocido por los indios. Un
hecho fortuito le hizo conocerlo y en la noche del 7 de abril llegó al
campamento, que fue arrasado. Garcete logró huir con parte de su gente.
En la toldería fueron hallados objetos pertenecientes al Fortín:
zapatos, cubiertos, prendas de vestir, municiones y bolsas con yerba,
maíz y tabaco de la cantina; pavas, hachas, ollas y medicamentos.
Fortín Leyes: Monolito que recuerda a las víctimas de la masacre.
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Garcete fue tomado prisionero y traslado a la ciudad de Formosa.
El cacique contrató al abogado Alcibíades Lotero, quien ante la falta
de pruebas logró su liberación.
Las causas y responsables del ataque a Yunká son difíciles de
determinar. Una de las hipótesis rescata el suceso ocurrido pocos días
antes de la masacre, cuando un indio de Garcete es sorprendido robando
alimentos de una chacra de Fontana y resulta asesinado por un poblador.
Detenido el criminal, fue puesto en libertad por la autoridad militar,
hecho que predispuso mal a los pilagá y especialmente al Cacique, quien
aprovecharía que la guarnición era la menos defendida para consumar la
venganza, atreviéndose al ataque por tratarse de un lugar distante a su
campamento, por lo que pensaba no recibiría represión alguna.
Entre los objetos hallados por Boy en el campamento de Garcete,
no se encontraron armas, ganados ni monturas del saqueo; en 1930, cuando
un grupo de indios maká llegan al Fortín Lugones armados con con
carabinas que llevaban impreso el escudo nacional argentino y,
comparándose su numeración, se comprobó que eran las robadas en 1919 en
Yunká. Aunque pudieron haber llegado a sus manos por venta o trueque de
quienes se quisieran deshacer de ellas o lucrar, la responsabilidad se
trasladó a los indios maká. A comienzos de 1919 se había quebrado la
alianza entre los pilagá y la banda maká conducida por el cacique Capote, estos migran desde la comunidad de Chico Dawagan hacia Paraguay, hay hipótesis que en trayecto atacaron el Fortín.
Una tercera hipótesis contempla la participación y
responsabilidad conjunta de los aborígenes pilagá y maká, dirigidos por
Garcete y Capote respectivamente.
http://weblogs.clarin.com/puebloapueblo/2008/09/19/el_cacique_garcete/
https://ctcqom.files.wordpress.com/2013/03/64188_438579179552594_1119341943_n.jpg
http://www.revisionistas.com.ar/wp-content/uploads/2009/04/Narciso-del-Valle1.jpg
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