Pocas legiones de la historia de la antigüedad romana pueden presumir de la inmortalidad que atesora la Legio IX Hispana, la novena legión. Seguramente el mayor logro durante su existencia fuese la fundación de la ciudad de Eburacum, la actual York, pero sin embargo fue su desaparición de las fuentes la que la convirtió en un icono cultural británico a partir de mediados del siglo XX.No hay duda que desde las costas del Mare Nostrum romano, las civilizaciones se desarrollaron de manera imparable. Mientras tanto, el norte del continente y las islas esperaban el momento de caer sobre los señores del sur y construir un nuevo mundo sobre los cimientos plantados por estos. A menudo, nuestro conocimiento de tierras como las islas británicas se limita a lo que de ellas nos contaban los romanos que las habían visitado o que , incluso, habían nacido ya al otro lado del canal.No es de extrañar, pues, que parte de la historiografía y la cultura popular británica se lanzasen de cabeza a estudiar la que parecía haber sido sido la gran derrota del Imperio Romano en tierras británicas. Lo que no sabían entonces es que seguramente no estaban hablando solo de la historia, sino construyendo una nueva mitología.
El primer mito que se difundió en torno a la Legio IX Hispana se deriva de su propio nombre. A pesar de lo que este parece indicarnos, lo cierto es que la legión no tendría por qué estar formada por una mayoría de soldados de origen hispano. Esto se debe a la particular y a menudo compleja manera de denominar a sus legiones que empleaban los romanos.El nombre de una legión podía deberse a diferentes motivos. En ocasiones derivaba de la provincia donde se hubiese fundado; sin embargo, en otras ocasiones su denominación se refería al lugar en el que se hubiese distinguido en combate o en el que hubiese estado establecida durante largo tiempo. No pocas veces se podía deber también a su comandante o a las circunstancias que habían rodeado su fundación. Algunas denominaciones particularmente famosas fueron la de Victrix, o victoriosa, o la de Pia Fidelis, la leal. Los títulos, además, también iban cambiando con el tiempo a medida que las legiones eran eliminadas y refundadas, mientras que el numeral no variaba. Para acabar de enmarañar el asunto, podía haber varias legiones al mismo tiempo identificadas por un mismo número. Esto se debía a la costumbre de algunos emperadores de identificar las legiones que fundaban empezando de nuevo la cuenta. Baste comentar que la Legio XII Fulminata, una de las más longevas de la historia del Imperio y que fue fundada por el propio Julio César, contaba también con los títulos de Paterna, Victrix, Antiqua, Certa Constans y Galliena.
En el caso de la novena legión, su título se debía a su estancia en Hispania durante las Guerras Cántabras. Durante un tiempo, al parecer, su denominación fue la de hispaniensis, lo cual deja claro que su apelativo derivaría de su estacionamiento y no del origen de la misma. Posteriormente tomaría definitivamente el nombre de hispana. Todo parece indicar, pues, que su participación en las ya mencionadas Guerras Cántabras tuvo que ser bastante destacada.Así pues, y al contrario de lo que suponían muchos autores, el título de la novena legión no indicaría el origen de los legionarios presentes en la misma sino su participación en una campaña notable. De hecho, para cuando la novena legión entra en el territorio legendario, hacía más de un siglo que había abandonado Hispania y, probablemente, ya apenas quedarían miembros de origen peninsular.
La Legio IX Hispana llegó al territorio de Britannia durante la invasión dirigida por el emperador Claudio. Durante los primeros años sabemos que fundó el asentamiento de Lindum, la actual Lincoln, y que participó de manera activa en batallas contra Caratacus o Venutius.Sin embargo, resulta curioso que el primer momento de fama de la novena legión se deba, ya entonces, a una derrota. Pocas figuras entre los reyes y reinas nativos, si es que alguna, pueden compararse en trascendencia cultural a la de Boudica (también conocida popularmente como Boadicea), la reina de los icenios que estuvo a punto de derrotar a los romanos. Si bien la reina guerrera terminó siendo vencida, no lo hizo sin antes haber estado a punto de hacer que la Legio IX Hispana desapareciese a sus manos en el año 61, cerca de la actual Colchester.
Más fortuna tuvo la legión contra la tribu de los brigantes. Fue entonces cuando partió al norte de lo que ahora llamamos Inglaterra y fundó lo que terminaría siendo la ciudad de York. Su estancia en este nuevo emplazamiento no fue muy placentera, de todos modos, y según Tácito estuvo a punto de ser erradicada por los caledonios, las tribus que poblaban el territorio de nuestra contemporánea Escocia. Tal vez esto fuese una premonición de los hechos que terminarían dándole la fama.Durante mucho tiempo, la datación aceptada para las últimas inscripciones conocidas de la legión fue la del año 108, en la ciudad de Eburacum. Poco después, el emperador Adriano visita la región y ordena la construcción del muro que llevará su nombre. Estamos ya en el 122 y junto a Adriano llegará una nueva legión, la Legio VI Victrix. De la Legio IX Hispana parece no quedar ya ningún rastro.
Sin embargo, la tradicional teoría de su desaparición en el norte de las islas se vino abajo en la década de los años setenta del siglo XX. Fue entonces cuando se localizaron algunas inscripciones y restos atribuibles a miembros de la novena legión en la zona de Nijmegen (Holanda), así como un altar dedicado a Apolo cerca de Aquisgrán. La datación no es segura pero su consagración parece situarse entre los años 104 y el 120, lo que situaría a la Legio IX Hispana en el norte del Imperio durante los mismos años en los que su pista desaparece de las islas británicas.No obstante, estos hallazgos han estado muy lejos de acabar con las dudas en torno al final de la legión. Según varios estudiosos, en realidad, estaríamos ante los restos dejados por algún destacamento auxiliar de la legión y no ante la prueba de la presencia del grueso de la misma en Holanda. Siguiendo este razonamiento, otros historiadores siguen defendiendo que un incidente, todavía desconocido, en el norte de Inglaterra sería la razón más probable para la desaparición de la legión. De este desastre solamente se habría salvado un pequeño número de hombres que en ese momento estaría estacionado en el continente.Otros, sin embargo, defienden la tesis de que la Legio IX Hispana habría sido destinada a la frontera con los germanos tras su estancia en Eburacum. También que poco después sería desplegada en alguno de los diferentes territorios imperiales en los que abundaron los conflictos durante la época. Esta teoría afirma que la falta de nuevos restos relacionados con la legión es debida a que su desaparición se habría producido antes de que hubiese tenido tiempo a dejar alguna constancia física permanente en su nuevo destino. La rebelión de Bar Kojba en Palestina entre el 132 y el 135 y las guerras partias de Marco Aurelio son las propuestas con más partidarios entre aquellos que buscan un final diferente para la novena legión.Lo cierto es que todo lo anterior son poco más que especulaciones, teorías que todavía están muy lejos de ser probadas y que siguen subrayando el principal atractivo de la Legio IX Hispana: no sabemos cuándo ni dónde encontró su final.
Esto, por sí mismo, no tendría por qué ser tan relevante. Muchas legiones fueron fundadas y disueltas durante la historia de Roma, no pocas desaparecieron de manera brusca y algunas, como la Legio VI Hispana, incluso desconocemos si realmente llegaron a existir. La verdadera trascendencia de su historia, sin embargo, vino por la capacidad de la historiografía británica para convertir en icónica la imagen de la legión.La historia antigua de las islas británicas no puede hacer sombra a los sucesos del continente. La falta de fuentes historiográficas nos regala un panorama nebuloso y casi desconocido proclive a la ficción y al mito mas que a los estudios de naturaleza histórica.
La leyenda que rodea a la novena legión puede no ser más, que la expresión de la voluntad de algunos historiadores y autores literarios de dotar a un país de un motivo de orgullo nacional. Frente al imperio mediterráneo, los británicos nos ofrecieron a los bárbaros definitivos, aquellos que erradicarían a más de cinco mil de los mejores hombres del enemigo en mitad de un territorio tan dado a la leyenda como los bosques y las marismas escocesas.Poco importa ya dónde acabara sus días la legión. Es difícil que nuestro imaginario colectivo pueda admitir que su verdadero fin no se produjo en medio de la niebla escocesa, a manos de unos invencibles pictos. Y es que, ya se sabe, ante la duda es mejor imprimir la leyenda.
Y dejando a un lado la historia-mito...Actualmente, los arqueólogos han descubierto un "polígono industrial" romano cerca de unas ruinas, las cuales pudieron ser el hogar de la famosa Legión IX “Hispana”, la misteriosa legión perdida.El yacimiento desenterrado muestra una serie de elementos de abastecimiento como restos de un molino de agua, utilizado para moler el grano de harina y producir alimentos para los soldados, ropa, restos de comida, tumbas y cerámica.El lugar fue excavado entre Dishforth y Leeming, en el norte de Yorkshire. Se encuentra cerca de una fortaleza en ruinas, en el puente de Healam, el cual formaba parte de la frontera romana hace 2.000 años.La IX Legión había luchado en victoriosas campañas a través de todo el Imperio Romano, desde la Galia hasta África, de Sicilia a España, y de Germania a Britania. Muchos creen que la IX Legión desapareció después de haber sido enviada a combatir contra los pictos, en Escocia, y nunca más regresó.
Las excavaciones han proporcionado a los arqueólogos una idea sobre la economía de mantenimiento de una guarnicionería militar de hace muchos siglos.El área fue desarrollada para abastecer de alimentos, bebidas y otros servicios relacionados con el comercio, a los vecinos de la fortaleza imperial en el Puente Healam, cerca de Dishforth.Había un molino de harina, movido por agua, que facilitaría la elaboración de alimentos para la guarnición, así como a las Legiones que viajaban a lo largo de la vía romana de “Dere Street”.Los grandes edificios de madera próximos a la puerta, ocupados probablemente hasta el siglo IV d. C., habrían sido utilizados para producir alimentos, guardar el ganado, y elaborar cerveza y cerámica.
Los arqueólogos han encontrado monedas, broches, fragmentos de cerámica y media tonelada de huesos de animales sacrificados en el lugar. También se excavaron 14 cremaciones humanas y un esqueleto, bien preservado, de un caballo debajo de un edificio. Se cree que habían sido sacrificados como ofrenda a los dioses para traer suerte a la zona de ocupación.Otras teorías sugieren que fue enviada a otra parte del Imperio donde fue disuelta, o que su nombre fue eliminado de los registros después de haber sido deshonrada en una batalla.
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