miércoles, 4 de marzo de 2015

AGUSTINA DE ARAGON....LA ARTILLERA





                                               AGUSTINA DE ARAGON

Célebre heroína española de la Guerra de la Independencianacida en la parroquia de Santa María del Mar, en Barcelona, el 4 de marzo de 1786, y muerta en Ceuta el 29 de mayo de 1857, cuyo nombre real era el de Agustina Raimunda María Saragossa Doménech. A partir del momento de su heroica participación en el asedio de Zaragoza durante la citada guerra, se la conoció con el sobrenombre de Agustina de Aragón y también como "la artillera". Como suele ocurrir con los mitos populares, la hazaña realizada por Agustina se engrandeció y deformó sobremanera con el paso del tiempo, idealizándose los hechos acontecidos.
En su partida de nacimiento, que aún se conserva, el párroco de Santa María del Mar, Ramón Albert, dice: "6 de marzo de 1786. En dicho día, mes y año he bautizado a Agustina Raymunda María, hija legítima de Pedro Juan Saragossa, obrero, y de Raymunda Doménech, cónyuges. Fueron sus padrinos Juan Altarriba, armero, y Agustina Vilumara, mujer del padrino. Les instruí de las obligaciones que contraen. Ramón Albert y Juliana, presbítero Subvicario"


El 16 de abril de 1803, con apenas diecisiete años, Agustina contrajo matrimonio con Juan Roca Vilaseca, joven militar natural de Masanet de Cabrenys, que en esos momentos ejercía como cabo segundo del primer regimiento del Real Cuerpo de Artillería, destinado en Barcelona.
Cuando en 1808 estalló la Guerra de la Independencia contra las tropas francesas de Napoleón dirigidas por el general Murat, Juan Roca participó en todas las escaramuzas que tuvieron lugar en Cataluña. Como era costumbre en la época, Agustina y el pequeño hijo de ambos, que apenas contaba con cuatro años de edad, acompañaron al ejército por todos los campos de batalla. De esta manera llegaron a Zaragoza.
En la plaza de Zaragoza, Juan Roca ocupaba el cargo de sargento. En el mes de julio de 1808 las tropas francesas iniciaron el sitio de la ciudad, bajo el mando del general Lefebvre. El general Palafox, encargado de la organización de la defensa de la ciudad, rechazó la propuesta de rendición hecha por su homólogo francés. Lefebvre inició entonces los preparativos para conquistar la ciudad. Los planes franceses eran atacar por tres lugares: la puerta del Carmen, y las del Portillo y de Santa Engracia. La mañana del día 15 de junio de 1808 el bombardeo francés arreció y la ciudad fue atacada por los cuatro costados. Los propios ciudadanos de la plaza sitiada se pusieron al frente de la resistencia y levantaron barricadas en los lugares atacados.
El 2 de julio las defensas de la puerta del Portillo empezaron a debilitarse. Dichas defensas fueron encomendadas a el cual acababa de llegar a Zaragoza tras escapar de su prisión de Pamplona. En ese momento fue cuando Agustina entró en la Historia y se ganó el apelativo de la Artillera. Agustina se encontraba en el Portillo ayudando a las tropas como tantas otras mujeres, que se encargaban de transportar las municiones y de asistir a los heridos. Cuando las tropas francesas se preparaban para entrar por la brecha abierta en las defensas zaragozanas, Agustina, con tan solo 22 años, se apoderó de una batería española cuyos operarios habían fallecido y la disparó sobre los sorprendidos soldados franceses, los cuales se vieron obligados a retroceder ante el inesperado fuego defensivo. Este retroceso fue vital para obtener el tiempo necesario y que los refuerzos tomasen posiciones y se sellara la brecha



 En un memorial que, tiempo después, el 12 de agosto de 1810 en Sevilla, la propia Agustina dirigió a Fernando VII, relata de la siguiente manera lo ocurrido: " atacada con la mayor furia, pónese entre los Artilleros, los socorre, los ayuda y dice: ¡Animo Artilleros, que aquí hay mugeres cuando no podáis más!. No había pasado mucho rato quando cae de un balazo en el pecho del Cabo que mandaba a falta de otro Xefe, el qual se retiró por Muerto; y caen también de una granada, y abrasados de los cartuchos que voló casi todos los Artilleros, quedando por esta desgracia inutilizada la batería y espuesta a ser asaltada: con efecto, ya se acercaba una columna enemiga quando tomando la Exponente un botafuego pasa por entre muertos y heridos, descarga un cañón de a 24 con bala y metralla, aprovechada de tal suerte, que levantándose los pocos Artilleros de la sorpresa en que yacían a la vista de tan repentino azar, sostiene con ellos el fuego hasta que llega un refuerzo de otra batería, y obligan al enemigo a una vergonzosa y precipitada retirada. En este día de gloria mediante el parte del Comandante de la batería el Coronel que era de Granaderos de Palafox, la condecora el General con el título de Artillera y sueldo de seis reales diarios [...]".
Cuando el general Palafox tuvo noticia de la valiente acción de Agustina, la esposa de uno de los militares a su mando fue en su búsqueda y en el mismo campo de batalla le concedió el distintivo de subteniente y el uso de dos escudos con el lema: "Defensora de Zaragoza" y "Recompensa del valor y patriotismo".



Una vez rechazado el primer sitio a Zaragoza, Agustina permaneció en la ciudad y tomó parte en la defensa de la misma ante el segundo intento de los franceses, el 20 de diciembre, esta vez dirigido por los generales Moncey y Mortier. El 31 de diciembre Agustina recibió de manos de Palafox una nueva distinción por el valor mostrado en los combates. En estos momentos Agustina enfermó, posiblemente de peste, y tuvo que retirarse de la línea defensiva. Postrada en cama en el convento de San Agustín, recibió la noticia de la entrada en Zaragoza de las tropas francesas.
Agustina fue hecha prisionera al igual que su hijo, el cual falleció poco después víctima de la peste y el hambre. Llevada al depósito de Casablanca, encontró allí a su marido, con el que se fugó en Puente la Reina. El 30 de agosto de 1809, ya liberada, le fue concedido por Fernando VII el rango y sueldo de alférez de Infantería, rango que mantuvo hasta su muerte.
En la decisión de Fernando VII tuvo mucho que ver el informe que el propio Palafox remitió al rey sobre lo acontecido en la defensa de Zaragoza. Paradójicamente, este informe de Palafox es el principio de la leyenda de Agustina y la primera idealización y engrandecimiento de los acontecimientos. En él, Palafox dice sobre Agustina: "enlazada con conesiones con un Sargento de Artillería, con quien estaba concertado su matrimonio; servía éste bizarramente aquel cañón de a 24, y a la sazón una bala enemiga lo acierta y lo tiende en el suelo; llegaba la Agustina a traerle el refresco y no se le permitió la entrada, contentándose en contemplar a su amante desde la gola de la batería, verle caer y presentarse ella en el mismo sitio fue obra de un momento, arranca del cadáver el botafuego que tenía aún en la mano, llena de heroico entusiasmo dice: aquí estoy yo para vengarte, agita el botafuego y lo aplica al cañón declarando que no se separaría del lado de su amado hasta perder ella también la vida "
Según los escritos de Palafox, Agustina llegó Zaragoza poco antes de iniciarse el primer cerco a la ciudad, ya que el 6 de junio la sitúa en la escaramuza de la Esparraguera al lado de su marido; este no estaba en Zaragoza en el momento en el que aconteció el suceso del cañón, ya que se encontraba destinado temporalmente con su regimiento en Belchite. Poco se sabe de lo que aconteció después en la vida de Juan Roca a excepción de que el 31 de diciembre de 1816 ejercía como subteniente del Real Cuerpo de Artillería.


                                                           GENERAL BLAKE


                                                           MARQUES DE LAZÁN
En los momentos finales de la Guerra de la Independencia Agustina fue objeto de numerosos homenajes tanto por el pueblo, que la convirtió en heroína nacional, como por los mandos militares que alabaron su valor. De este modo, se trasladó a Sevilla donde el general Blake y el marqués de Lazán le prepararon una calurosa bienvenida. Su estancia en Sevilla fue corta ya que pronto mostró su deseo de regresar a Cataluña junto a su marido, ya que en dicha región aún continuaba la guerra contra los franceses. Participó entonces en la defensa de Tortosa y, cuando esta plaza cayó, se incorporó a la guerrilla dirigida por Francisco Abad, Chaleco.
No es segura, aunque si probable, su participación en la batalla de Vitoria de 1813. Después, Roca fue destinado a América, y Agustina se quedó en España. En agosto de 1814 Agustina llegó de nuevo a Zaragoza. En esta ciudad recibió una carta de Palafox en la que le comunicaba el deseo del rey de conocerla. El 25 de agosto fue recibida en audiencia por Fernando VII, ante el que expuso las malas condiciones económicas de la familia. Fernando VII tuvo en cuenta la heroica defensa de Zaragoza y los buenos informes de Palafox, por lo que le asignó, el 5 de septiembre de 1814, una pensión vitalicia de cien reales mensuales, además del haber de subteniente. Poco después, Agustina retornó junto con su esposo a Barcelona. Por estas fechas nació el segundo hijo del matrimonio y, debido a la mala salud del niño, la familia se trasladó a Segovia en la primavera de 1817. Juan Roca fue entonces ascendido a teniente de artillería. El 12 de mayo de 1822 solicitó la baja por enfermedad y el 1 de agosto del año siguiente falleció en Barcelona.
En marzo de 1824 Agustina contrajo matrimonio con un médico de nombre Juan Cobos Mesperuza, junto al cual fijó su residencia en Valencia. En esta ciudad nació en 1824 su tercera hija, de nombre Carlota. La familia se trasladó a Sevilla donde permaneció hasta 1847, fecha ésta en la que Carlota contrajo matrimonio con un oficial administrativo del Ejército destinado en Ceuta. A esta localidad se trasladó Agustina con la joven pareja, mientras que su marido y su otro hijo se quedaron en Sevilla.
En 1857 Agustina falleció en Ceuta, donde se conserva su partida de defunción, la cual dice así: " [...] En la fidelisima ciudad y plaza de Ceuta, el día veinte y nueve de mayo del año mil ochocientos cincuenta y siete, murió de una afección pulmonar, en la casa de su morada y Comunión de Nuestra Santa Madre Iglesia, de edad setenta y un años, Doña Agustina Zaragoza Doménech, natural de Barcelona, agraciada por S. M. El Rey Don Fernando (Q.E.P.D) con el carácter y prerrogativas de Oficial del Ejército Vivo y Efectivo, condecorada con varias cruces de distinción por hechos heroicos de guerra en la célebre de Independencia, hija legítima de Don Pedro Zaragoza y Doña Raimunda Doménech, naturales de Juneda, en la provincia de Lérida. Fue viuda de Don Juan Roca Vilaseca, de cuyo matrimonio deja un hijo, y siendo casada en segundas nupcias con Don Juan Cobo Belchite y Reperma, natural de Almería, de cuyo matrimonio ha dejado una hija. Recibió los Santos Sacramentos de la Penitencia, sagrado Viático y extremaunción. Hizo testamento. Su cadáver fue sepultado hoy, día siguiente al expresado de su muerte, en el Cementerio General de Santa Catalina, extramuros de esta ciudad"
No se conserva el panteón ceutí en el que fue enterrada, pero si la inscripción de su lápida: "Aquí yacen los restos de la ilustre Heroína, cuyos hechos de valor y virtud en la Guerra de la Independencia llenaron al mundo de admiración. Su vida, tipo de moral cristiana, terminó en Ceuta en 29 de mayo de 1857 a los setenta y un años de edad: su esposo Don Juan Cobos, su hija doña Carlota e hijo político don Francisco Atienza, dedican este recuerdo a los restos queridos".
El 14 de junio de 1870 sus restos fueron trasladados a Zaragoza, donde fueron enterrados en la catedral del Pilar para posteriormente ser definitivamente sepultada en la parroquia de Nuestra Señora del Portillo.


Fue, sin duda, una de las figuras más representativas de la resistencia del pueblo aragonés contra las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia. Su popularidad a partir del episodio del Portillo fue enorme, convirtiéndose en el gran símbolo hispano ante el ataque de las tropas napoleónicas, junto a otros muchos héroes de la mitología popular, considerados como los numantinos de los tiempos modernos al decir de Pérez Galdós: "Aquellos paisanos medio desnudos, con alpargatas en los pies y un pañuelo arrollado en la cabeza".
 http://www.enciclonet.com/articulo/agustina-de-aragon/#




martes, 3 de marzo de 2015

PAZ DE BREST-LIYOVSK...LA REPUBLICA DE UCRANIA Y LA RUSIA SOBIETICA


                                    
 El tratado de paz firmado en Brest-Litovsk (actualmente en Bielorrusia) entre las potencias centrales y la República de Ucrania (09 de febrero 1918) y la Rusia Soviética (03 de marzo 1918), puso fin a las hostilidades entre dichos países en el contexto de la Primera Guerra Mundial. 




Las primeras negociaciones del gobierno bolchevique con los imperios centrales comenzaron el 9 de diciembre. Las reuniones se celebraron en la fortaleza de Brest-Litovsk El problema de la guerra se planteaba para los revolucionarios rusos de la siguiente manera: había que ganar tiempo a toda costa para fortalecer la revolución. La mirada de los bolcheviques se dirigía a Europa en espera de la crisis revolucionaria que preveían. La primera delegación soviética estuvo representada por Kámenev y Joffé. Los Imperios centrales enviaron a los ministros de relaciones exteriores de Austria-Hungría y Alemania,Czernin y Von Kuhlmann, al jefe del estado mayor del frente oriental, general Hoffmann.
Desde las primeras discusiones, los imperios centrales mostraron sus intenciones: imponer la paz a Rusia y obtener grandes concesiones. El artículo segundo de sus propuestas para la paz decía: "Habiendo reconocido el gobierno ruso, de acuerdo con sus principios, el derecho de todos los pueblos, sin excepción, que forman parte del Estado ruso, a disponer de sus destinos hasta el punto de separarse por completo, se da por enterado de las resoluciones que expresan la voluntad de los pueblos de Polonia, Lituania, Curlandia, una parte de Estonia y de Finlandia, de separarse del Estado ruso y de constituirse en Estados realmente independientes".
O sea, reclamaban la anexión a Alemania de todos esos territorios. La propuesta era monstruosa y evidenciaba claramente la voracidad imperialista de Alemania. La formulaban, por otra parte, contando con que Rusia ya no estaba en condiciones de combatir. Era la tesis de Ludendorff: imponer la paz o rematar a Rusia "rápida y enérgicamente". El temor al bolchevismo aterraba al jefe militar: " Yo sabía que, aún en caso de llegar a la paz, nos serían necesarias numerosas fuerzas contra el bolchevismo".


                                                TROSTKI

El 27 de diciembre se reanudaron las negociaciones. La delegación soviética estaba presidida esta vez por Trotski. Las discusiones se hicieron más tensas. La delegación bolchevique seguía ganando tiempo, mientras dirigía una activa campaña propagandística sobre los soldados alema-nes. La situación se mantuvo casi dos meses. El Estado Mayor alemán estaba exasperado. Ludendorff proponía insistentemente iniciar las operaciones contra Rusia.
El 26 de enero, el gobierno soviético culminaba su ruptura con los aliados: un decreto anulaba todas las deudas exteriores de Rusia. Al mismo tiempo, las negociaciones de Brest-Litovsk llegaban a término. En los primeros días de febrero, Alemania y sus aliados reconocieron a Ucrania como Estado independiente y firmaron, con una "delegación" ucraniana inventada, un acuerdo de paz. La delegación bolchevique rompió la negociación: daban la guerra por terminada, pero sin firmar la paz.
El 18 de febrero, apenas unos días después de la ruptura de las negociaciones, Alemania anunció al gobierno ruso la reanudación de las hostilidades. La ofensiva alemana casi no encontró resistencia. En pocos días, del 18 al 24, Ucrania fue invadida. Las posibilidades de resistencia para el gobierno soviético eran muy escasas. No existían fuerzas para mantener una guerra revolucionaria. Se impuso la necesidad de firmar la paz. El 19 de marzo, llegaba a Brest-Litovsk una nueva delegación soviética.
La Rusia soviética había aprovechado bien el tiempo de las negociaciones. La propaganda tuvo enorme efecto sobre Alemania y los pueblos en general. En primer lugar, se hacía evidente la mentira con que la Entente pretendía engañar a los obreros de Europa: que los bolcheviques eran agentes alemanes. El gobierno soviético firmaba la paz bajo la imposición de los cañones del ejército alemán. El 3 de marzo se firmó el tratado. Un mensaje del gobierno revolucionario, dirigido a los pueblos del mundo, decía: "La paz que firmamos nos es dictada con las armas en la mano. La Rusia revolucionaria se ve constreñida a aceptarla, apretando los dientes..."



La paz de Brest-Litovsk implicó enormes concesiones territoriales en beneficio de Alemania. "Las cláusulas principales del tratado, que estaba redactado en trece artículos eran: compromiso recíproco de cesar en toda clase de propaganda contra el estatuto gubernamental o militar de los países interesados; la desmovilización del ejército ruso, incluso la de las nuevas unidades soviéticas; renuncia, por parte de Rusia, a inmiscuirse en los asuntos de los países situados al oeste de las nuevas fronteras (todos los países bálticos, Lituania y Polonia); evacuación de las regiones de Asia Menor, ocupadas por las tropas rusas; reconocimiento, por parte de los Soviets, de la república popular de Ucrania y del tratado firmado por ésta con la Cuádruple; evacuación de Finlandia y de las islas Aaland por los rusos (lo que equivalía al sacrificio de la revolución finlandesa); renuncia recíproca a toda indemnización de guerra.
Sin embargo, Rusia tendría que indemnizar a los Imperios centrales por el sostenimiento de los prisioneros rusos, por los daños causados por la revolución a los subditos austro-alemanes, etcétera (en total, un pago de más de tres mil millones de rublos oro). Se realizaría inmediatamente el intercambio de prisioneros de guerra (Alemania calculaba de esta manera recuperar material humano); se reanudarían las relaciones comerciales y diplomáticas. Una vez firmada la paz, y al amparo del tratado prosiguió el avance de las tropas alemanas en Ucrania, hasta el Don, hasta Crimea, hasta el Cáucaso".
La primera paz de la guerra mundial resultaba favorable para Alemania y sus aliados. Empero, el beneficio de la ocupación de Ucrania fue muy inferior al que había calculado el Estado Mayor alemán. El principal aporte lo constituyó el envío a Alemania de 46.000 caballos y 5.000 cabezas de ganado. En cuanto a cereales, obtuvieron una exigua cantidad, que no alcanzaba a paliar el problema del hambre en Alemania y Austria-Hungría. El costo, por otra parte, fue muy elevado. Tuvieron que mantener un ejército de ocupación (22 divisiones), constantemente hostigado por partidas guerrilleras, que pronto se desmoralizó.

Asimismo, la publicación de la paz alemana de Brest-Litovsk contribuyó a afirmar en la Entente su voluntad de no concluir la guerra antes de aniquilar a Alemania. Además, prestó un buen servicio a la propaganda aliada que agitó por el mundo la "rapiña alemana" en Rusia. . . La paz impuesta se volvió contra Alemania.
La Rusia soviética perdió importantes territorios, pero la revolución de octubre se sostuvo. Cuando la revolución alemana derribó la monarquía de los Hohenzollern, los bolcheviques denunciaron la paz de Brest-Litovsk y se lanzaron a recuperar e! terreno perdido. En tanto, habían comenzado a organizar el Ejército Rojo, bajo la dirección de Trotski. Al mismo tiempo, la propaganda realizada hacia Alemania comenzó a dar sus frutos.
Desde una cárcel de Berlín, Liebknecht, hacía en esos días un excelente comentario sobre la paz de Brest-Litovsk:


                                              LIEBKNECHT

"El balance de Brest-Litovsk no es igual a cero, aunque de momento haya de traducirse en una paz brutal de imposición y avasallamiento. Gracias a los delegados rusos, Brest-Litovsk se ha convertido en una tribuna revolucionaria de radio amplísimo. Aquellas negociaciones sirvieron para desenmascarar a los imperios centrales, para desenmascarar el instinto de rapiña, la falsedad, la perfidia y la hipocresía de Alemania. Sirvieron para dictar un veredicto aniquilador contra esa política alemana de las 'mayorías' a que, según ella, se ha de ajustar la paz, y que tiene más de cinismo que de gazmoñería. Han servido para desencadenar, en varios países, considerables movimientos de masas. Y su trágico acto final —la intervención decretada contra la revolución— ha sacudido todas las fibras socialistas del mundo. Ya llegará el día en que se demuestre, que van a recoger de esta siembra los triunfadores de hoy. Yo les garantizo que no van a disfrutar a gusto."
 http://www.portalplanetasedna.com.ar/brest-litovsk.htm

SEGUNDA BATALLA DE FILIPOS...AÑO 42 A.DE C.

 
    

Esta batalla enfrento al ejército de los autoproclamados Libertadores, con Marco
Junio Bruto al frente) y al de los triumviri res publicae reconstituendae consulari potestate, bajo el mando de Marco Antonio y el joven Gayo Julio César Octaviano (¿indispuesto?). En muchos aspectos, y así lo recoge parte de la historiografía moderna, Filipos fue la tumba de la República romana libre; pero, desde otro punto de vista, se podría decir que la libera res publica ya había sido herida de muerte en Farsalia, seis años atrás, y durante la dictadura de César fue un cadáver mantenido artificialmente con vida. La última vez que el pueblo romano pudo elegir libremente a sus magistrados –dentro de lo que significa “libremente” en un sistema que no era plenamente democrático– fue en el año 50 a.C. Ocho años después, con los suicidios de Casio y Bruto sobre el campo de batalla y la escabechina de los restos de las viejas familias nobiles, la Roma que finalmente vencía era otra. En nombre de César y de la República… pero en realidad ya era el mismo sistema institucional y político.

Busto atribuido a Marco Junio Bruto.
Todo comenzó, cómo no, con el asesinato de César dictator en aquellos idus de marzo del año 44 a.C. Cuando, después del magnicidio, Marco Bruto levantó su puñal y gritó el nombre del ausente Cicerón, en realidad no era demasiado consciente de las consecuencias de la empresa a la que se había sumado con cierta renuencia; de hecho, ni él ni la mayor parte, por no decir todos, de los conspiradores. ¿Qué pretendían? ¿Pensaban que con la muerte de quien consideraban un tirano se cambiarían las cosas? Bruto se había negado a que el magnicidio incluyera a los aliados de César, especialmente a Marco Antonio, el cónsul colega de César y quien, a priori, debía mantener el orden en la ciudad una vez César marchara a reunirse con sus legiones y emprender una campaña en la Dacia, paso previo a la guerra de represalia contra los partos. Por otro lado, muchos de los conspiradores ejercían magistraturas y mandos militares otorgados por César, y su asesinato en teoría cancelaba estas disposiciones. Muerto César, el poder consular pasaba a Marco Antonio y el cónsul suffectus, Publio Cornelio Dolabela, y aunque Antonio inicialmente se ocultó, pronto tomó decisiones importantes, como conseguir de la viuda Calpurnia y de las vírgenes vestales el testamento de César. Un testamento que, para sorpresa de Antonio, no le declaraba su principal heredero, sino un muchacho apenas conocido, Gayo Octavio, de apenas diecinueve años y que quedaba en ese momento adoptado, recibiendo la mayor parte de la fortuna de César, su nombre e, implícitamente, su clientela. Por otro lado, el testamento designaba a alguno de los asesinos (Décimo Bruto) como segundo heredero, lo cual exacerbó el odio contra éstos.

La lectura pública del testamento (19 de marzo) y el funeral de César (20 de marzo) quizá no fueron tan dramáticos como posteriormente William Shakespare recreara en su obra teatral Julio César –«Friends, Romans, countrymen, lend me your ears, I come to bury Caesar, not to praise him…; acto III, escena 2»–, pero sí se desmandaron las cosas tras las palabras de Antonio («en lugar del elogio fúnebre, el cónsul Antonio hizo leer por un heraldo el decreto del Senado por el que este había otorgado a Cesar todos los honores divinos y humanos a la vez, así como el juramento por el que todos sin excepción se habían comprometido a proteger su vida; a esto añadió por su parte muy pocas palabras»; Suetonio, Div,. Iul., 84, 2-3; Apiano, sin embargo, sí recoge una emotiva laudatio funebris, en sus Romaikia o Bella Civilia, II, 144-146), cuando la muchedumbre encendió la pira funeraria en la tumba familiar en el Campo de Marte (no en el Foro, como se ha popularizado), lanzó muebles y joyas al fuego e, inmediatamente, se dirigió a las casas de Bruto y Casio para lincharlos (no lo encontraron, desde luego). Las cosas empezaron a ponerse feas para los Libertadores: para mantener los cargos y magistraturas (Bruto mismo era cónsul designado para el año 42 a.C.), se avinieron a mantener las disposiciones (acta) de César, lo cual quitaba todo valor real al magnicidio, que se convertía en un acto simbólico pero sin las consecuencias esperadas: como destaca Richard Billows en su biografía del personaje (Julio César. El coloso de Roma. Gredos, 2011), los conjurados pretendieron «volver atrás el reloj» republicano, como si el período de la dictadura cesariana no hubiera existido; significaba volver un siglo atrás, a los tiempos anteriores al tribunado de los hermanos Graco, cuando el sistema republicano no había conocido aún los desastres y las guerras civiles que asolarían Roma e Italia en varias ocasiones. ¿Qué significaba pues el magnicidio? ¿Cómo entenderlo? Recojo algunas frases de mi reseña del libro de Billows: «¿Cómo entender, pues, el asesinato de César por parte de algunos de aquellos que habían estado a su lado en las Galias o en Farsalia? Para Billows, la cuestión excede el mero asesinato físico de César y, paradójicamente, se limita a la muerte de éste. Marco Bruto y Gayo Casio encuentran de su lado a Gayo Trebonio y Décimo Bruto en el momento de asestar las diversas puñaladas que mataron a César, pero poco les unía: tan sólo la necesidad de eliminar a César. Sus objetivos eran diferentes y sin embargo convergieron en un magnicidio que triunfó en lo inmediato, el asesinato, pero fracasó en sus consecuencias, pues todos ellos tuvieron que aceptar el mantenimiento del legado político de César, curiosamente porque su propia carrera política (los cargos que ostentaban o estaban a punto de ejercer) dependían de la aceptación de la política de César. El atraso del reloj republicano, por un lado, y el temor a una figura omnipotente, en la que parecía convertirse César, juntó a hombres que a priori defendían visiones diferentes de la propia República.»

 
El joven Octaviano.
Apiano relata con detalle los acontecimientos del año 43 a.C. (libro III de sus Romaikia) y, sobre todo, la creación del mal llamado Segundo Triunvirato –triumviri res publicae constituendae potestate consulari, es decir, «triunviros con poder consular para restaurar el Estado»; en realidad fue el único triunvirato que tuvo vigencia– y la campaña contra Bruto y Casio en Macedonia en el año 42 a.C. (libro IV). A ellos remito al lector interesado (edición de Antonio Sánchez Royo en Gredos, 1985). El camino fue largo y azaroso: Antonio, como se sabe, no se avino con el joven heredero, que tardó unas semanas en presentarse en Roma para reclamar su herencia –mientras conseguía el apoyo de las legiones acantonadas en Epiro–, que a su vez exigió el castigo de los asesinos de César. Los Libertadores se fueron dispersando con sus nuevos mandos militares (Bruto, Casio y Trebonio a Oriente, Décimo Bruto a la Galia Cisalpina), y la querella entre Antonio y Octaviano, atizado éste por Cicerón, agriaba el escenario político romano. Finalmente Antonio decidió, presionado por las circunstancias, atacar a los Libertadores, dirigiéndose primero contra Décimo en la Galia, mientras Dolabela llegaba a Siria y brutalmente asesinaba a Trebonio, para luego recibir el castigo de Casio. Italia se encendió en una extraña y diversa guerra civil: Antonio contra Décimo, Octaviano contra Antonio y Décimo, los cónsules del años 43 a.C. contra Décimo y luego contra Antonio… Décimo finalmente sería derrotado tras resistir en Mutina y poner en jaque a Antonio; huyendo hacia la Galia, sería capturado y asesinado por un reyezuelo de la zona que enviaría su cabeza a Antonio. Por su parte, Antonio fue derrotado en una batalla contra los cónsules Hircio y Pansa, que no obstante murieron por las heridas al cabo de unos días.

Con las legiones de Polión, Lépido y Vatinio en la Galia e Hispania decidiendo si intervenían a favor de Antonio y en contra de Octaviano, y después de que este marchara contra Roma y asumiera un consulado inaudito (apenas tenía 20 años), con el apoyo de Cicerón, que estaba más que dispuesto a alterar la legalidad republicana con tal de hundir y eliminar a Antonio, la situación entró en un impasse a finales de octubre del año 43 a.C. Octaviano y Antonio comprendieron que, aunque no se soportaran, se necesitaban el uno al otro, del mismo modo que necesitaban a Lépido, al mando de varios legiones y situado en la Galia Cisalpina. Se necesitaban pues el enemigo no estaba entre ellos (por ahora), sino en los Libertadores. Mientras Italia se desangraba, Casio y Bruto reunían un amplio ejército en Siria y se dirigían a Macedonia con la intención de desembarcar en Italia y hacerse con el poder. ¿Su idea era restaurar, ahora sí, la prácticamente extinta República? ¿O tenían ambiciones propias? Casio había sido pretor en el año 44 a.C., recibió la promesa de un gobierno provincial en Siria para el año siguiente y aspiraba al consulado, y Bruto había sido designado cónsul para el año 42 a.C., y todo ello según las disposiciones de César. Disposiciones que Antonio y Octaviano no estaban dispuestos a mantener. Sea como fuere, la necesidad hace virtud y en un lugar neutral, cerca de la actual Bolonia, se reunieron Antonio, Octaviano y Lépido.
Marco Antonio
El resultado fue un pacto –como el de Pompeyo, César y Craso en el año 60 a.C., el también mal llamado Primer Triunvirato– que, esta vez sí, sería refrendado con una ley tribunicia (lex Titia del 23 de noviembre) para tener fuerza legal (véase Apiano, Bell. Civ., IV, 2-3) Los tres hombres se repartían el poder y las provincias, durante un plazo de cinco años y con un imperium superior al de los cónsules, que serían elegidos entre sus colaboradores; Octaviano renunciaría a su consulado, que asumiría Publio Ventidio, uno de los generales de Antonio, para el resto del año 43 a.C. Se creaba una nueva magistratura, la de triunvir rei publicae constituendae, con poder consular, que en el fondo era una restauración ad hoc de la abolida dictadura, adaptada a las nuevas necesidades. Se designarían entre sus partidarios a los magistrados de los siguientes cinco años y, por supuesto, se quedaban anulados los mandos y magistraturas prometidos (y ya ejercidos) por los Libertadores. Los triunviros se repartían las provincias (y las legiones): la Galia para Antonio, la Narbonense y las Hispanias para Lépido, y África, Cerdeña y Sicilia para Octaviano, quedando Italia como territorio compartido por los tres; en el futuro, una vez derrotados los Libertadores, se produciría un nuevo reparto, añadiéndose as provincias orientales. De cara al año siguiente (42 a.C.), Lépido se quedaría en Italia (añadiendo el consulado a su cargo triunviral), con tres legiones más a su cargo, mientras Antonio y Octavio emprenderían la campaña contra Casio y Bruto, repartiéndose entre los dos otras siete legiones. Las fuerzas conjuntas de los triunviros sumaban unas cuarenta y tres legiones. Y para que se viera que las cosas iban en serio, recuperaron el viejo sistema silano de las proscripciones para eliminar a sus enemigos en Italia y hacerse con sus propiedades, que se venderían para llenar la caja financiera que se necesitaría para reunir, mantener y enviar sus legiones al otro lado del Adriático. Apiano dedica casi un tercio del libro IV de sus Romaikia al tema de las proscripciones, mientras que Dión Casio, en el libro XLVII (caps. 1-19) de su Historia romana, trata también la cuestión. Un estudio moderno de las proscripciones ha sido desarrollado por François Hinard, Les proscriptions de la Rome républicaine (École Française de Rome, 1985), que analiza las proscripciones de Sila en el año 82 a.C. y la de los triunviros en el 43 a.C., y que incluye dos valiosos apéndices prosopográficos. Las cifras de los proscritos no son concluyentes en las fuentes antiguas, como concluye Hinard: «Il reste que les chiffres que nous possédons ne sont pas toujours cohérents, du moins en apparence. Ainsi Plutarque, qui évoque la constitution des listes dans trois Vies, donne trois chiffres: deux cents, plus de deux cents, trois cents. Florus parle de 140 sénateurs; l'abréviateur de Tite-Live de 130 sénateurs et de très nombreux chevaliers Romains (plurimi équités Romani). Les deux seules sources qui fournissent des chiffres précis pour chacune des deux listes sont Orose et Appien. Selon le premier, la liste de sénateurs comportait 132 noms et celle des chevaliers 30 24, pour Appien, ce sont 130 personnages qui furent ajoutés aux 17 de la liste «non officielle» affichée par Pedius; quelques temps après, ce furent 150 autres personnages qui furent proscrits.» (pp. 266-267). Para Hinard, el número total se acercaría a los 300 proscritos, con una cierta paridad entre senadores y équites (p. 269). Entre los más destacados estaba, cómo no, Cicerón, a quien Antonio no estaba dispuesto a dejar con vida.
Los triunviros tardaron aún varios meses en dejar las cosas más o menos ordenadas en Roma (enfrentándose incluso a un motín de varias mujeres de la nobleza, que se negaron a pagar un impuesto especial, quizá uno de los raros momentos en la historia romana en el que las mujeres asumieron un rol activo; los triunviros se olvidarían de ese impuesto). Finalmente organizaron la operación de traslado de unas veintiocho legiones al otro lado del Adriático, aunque se encontraron con la férrea oposición de la flota de Gneo Domicio Ahenobarbo, hijo del cónsul Lucio Ahenobarbo del año 54 a.C. y que murió en Farsalia, y que apoyaba desde el mar a los Libertadores. Ocho legiones triunvirales avanzaron por la Via Egnatia hasta llegar a Filipos, en Tracia, y hacia dónde se dirigían Bruto y Casio. Antonio se dirigió con rapidez a Filipos, mientras Octaviano se regazaba, supuestamente por encontrarse indispuesto (la efímera leyenda negra octaviana diría que por cobardía). Bruto y Casio presionaron a las legiones triunvirales avanzadas, tratando de rodearlas, y se instalaron, Bruto al norte de la Via Egnatia y Casio al sur; Marco Antonio llegó y se estableció frente a Casio, mientras un débil Octaviano lo hizo frente a Bruto. El primer choque o batalla se produjo el 3 de octubre: ambos ejércitos tenían unas fuerzas más o menos similares (en torno a los 100.000-110.000 soldados: diecinueve legiones para los triunviros, diecisiete para los Libertadores).

La primera batalla fue provocada por Antonio y en general fue un empate (con más bajos para los triunviros, sin embargo, alrededor de los 18.000 hombres, frente a los 9.000 de Los libertadores), que no habría decidido nada… de no ser porque Casio pensó que había perdido la batalla y, desesperado, se suicidó. El sector de Casio había luchado de tú a tú con el de Antonio, llevando la iniciativa en un principio, aunque éste contraatacó y llegó a ocupar el campamento de aquel; mientras, Bruto había rechazado a las tropas de Octaviano y asaltado su campamento, destruyendo incluso su tienda de campaña, pero Octaviano, enfermo, pudo escapar. La muerte de Casio fue un serio contratiempo para los Libertadores, que perdían a su comandante más capaz. Bruto trató de devolver la moral a sus tropas, pero él mismo se había desmoralizado: había confiado la estrategia en Casio y no se vio capacitado para diseñar una nueva. No supo aprovechar (o no llegó a enterarse) que, ese mismo día, la flota de Ahenobarbo rompiera las líneas de abastecimiento de los triunviros en el mar Jónico, aislándolos de sus bases en Italia. Si Bruto hubiera sacado partido de la situación en ese momento, podría haber comenzado a desgastar a los triunvirales, pero se dilató en el tiempo. Su (relativa) inacción en las tres semanas siguientes a la primera batalla fue decisiva para su fracaso final, mientras que Antonio, que asumió el mando de todo el ejército triunviral, presionaba a los “republicanos” avanzando su posición y fortificándose en una colina cercana al campamento de Bruto. La segunda batalla de Filipos (23 de octubre) no la decidió Bruto, sino su cuerpo de oficiales, hartos de la dilación de su comandante, que no se atrevía a plantear una batalla en campo abierto, prefiriendo mantener abiertas las líneas con la flota en la costa y, de este modo, desgastar a los triunvirales. La moral decaía a cada semana que pasaba y sólo una promesa de una mayor paga pudo mantener unidas a sus tropas. Los dos ejércitos volvieron a chocar, cuerpo a cuerpo, pero los hombres de Bruto no pudieron mantenerse firmes pro mucho tiempo y acabaron emprendiendo una retirada que enseguida se convirtió en huida. Huyendo a unas colinas cercanas, Bruto vio como Antonio ocupaba su campamento; no esperando a ser capturado, se suicidó. Alrededor de 20.000 de sus soldados murieron en el combate.
Repartos provinciales en los años 42-39 a.C.
La consecuencia de la (doble) batalla de Filipos es que con Bruto y Casio morían la inmensa mayor parte de los conjurados contra César que quedaban vivos; apenas quedaría vivo el poeta Casio de Parma, que sobreviviría y finalmente se uniría a Antonio antes de Accio, siendo capturado y ejecutado después. Por otro lado, los “republicanos” eran diezmados y las principales familias aristocráticas prácticamente se extinguieron. Entre los que se suicidaron estaban el hijo de Catón de Útica, irreductible enemigo de César, y Marco Livio Druso Claudiano, padre de Livia, futura esposa de Octaviano; entre los ejecutados, Marco Favonio, amigo de Catón y tan inasequible al desaliento como él. “Republicanos” como Marco Valerio Mesala Corvino se rindieron a Antonio, que les perdonó la vida; Suetonio cuenta que muchos nobiles pidieron clemencia a Antonio, negándose a hacerlo con Octaviano, al que vituperaban (Div. Aug., 12-13). Octaviano ejecutaría a cuantos cayeran en sus manos. Horacio, que luchó en el bando de los “republicanos”, abandonó su escudo y huyó (como posteriormente escribiría en una de sus Odas; II, 7, 10). Con la derrota de los Libertadores y de los viejos “republicanos”, el sistema republicano a la antigua usanza desaparecía. Los triunviros conservarían el poder e incluso lo renovaron por cinco años más en el año 37 a.C., designando también a los magistrados durante los siguientes diez años. Hubo un nuevo reparto de territorios: las provincias orientales pasarían a Antonio, que se encargaría de restablecer las relaciones con los reyes clientes de la zona y mantendría la Narbonense y la Galia; Octaviano recibió Hispania e Italia, donde se dedicaría a confiscar tierras donde asentar a sus soldados licenciados (y que afectarían a la finca de la familia de Virgilio). Lépido, marginado, se tuvo que conformar con África, aunque mantuvo el poder triunviral y varias legiones. El poder, a grandes rasgos, estaría en manos de Octaviano y Antonio, pero pronto tuvieron que hacer frente a nuevos desafíos: Octaviano, en Italia, a las acciones piráticas de Sexto Pompeyo en la zona del Tirreno y Sicilia, y de Ahenobarbo en el Adriático, y que pronto se uniría a Antonio. En Oriente, Antonio asumió el viejo proyecto de César de vengarse de los partos y del desastre de Craso en Carrae (53 a.C.), al tiempo que debía pedir cuentas a los reyes que, voluntaria o forzosamente, dieron dinero y víveres a Bruto y Casio. Y ahí es donde entraría en contacto con la reina Cleopatra de Egipto. De un modo u otro, y a pesar de los conflictos que quedaban por resolver, se formarían los dos bloques antagónicos, Octaviano y Antonio, que inevitablemente se disputarían el control del Imperio romano una década después de Filipos.
http://respvblicarestitvta.blogspot.com.es/2014/10/efemerides-historizadas-vii-23-de.html

lunes, 2 de marzo de 2015

KUBLAI KHAN....ULTIMO GRAN KHAN...FUNDA LA DINASTIA YUAN

 

                               Kublai Khan último Gran Khan

                           Fundador de la dinastía Yuan.

 

Kublai Khan fue el segundo hijo de Tolui y Shoratani, y nieto del Gran Gengis Khan. Fue el conquistador de las tierras de la dinastía Song, y fundador de la siguiente dinastía, la dinastía Yuan. Fue el último gran khan del Imperio Mongol, ya que después de la muerte de su antecesor y hermano, Mongke, una guerra civil contra su otro hermano Ariq- Boke, que terminó con el fin de este vasto imperio.
Desde muy joven, Kublai estudió y se enamoró de la cultura Chin, proveniente del reino chino de Xi-Xia. En el año 1251, su hermano Mongke ascendió al trono, y le mandó a terminar con su antiguo enemigo, la dinastía Song, al sur de China. Durante su gobierno en la tierras chinas del norte, manejó con habilidad la política, impulsó la agricultura e incrementando el bienestar social. También planeó una gran ofensiva contra el reino Song, lanzó un doble ataque, por el norte, al mando del khan;  y por el sur a su mando. De esta manera terminó con la resistencia a los mongoles de este imperio, y además conquistó en 1253, Yunnan y el Reino de Dalí.




En 1258, Mongke le ordenó que, a mando del ejército del Este, atacase Sichuan y, otra vez, Yunnan. Cuando estaba en ello, en 1259, Kublai se entera de que su hermano ha muerto; y que además, su hermano Arik-Boke a convocado una juriltai, una asamblea donde ha sido nombrado khan. La mayoría de los descendientes de Gengis están de acuerdo, pero Kublai y Hulegu, su otro hermano, estaban en contra. Para aquellos que no sepan quien fue Hulegu, les dejo una pequeña nota. Hulegu fue uno de los hermanos de Mongke Khan, quien le mandó invadir lo que quedaba del Imperio Abasí, arrasó Bagdad, asediándola y quemándola posteriormente; también consiguió que se rindiera Damasco, y formó el Ilkanato.

De nuevo con Kublai, después de enterarse de lo de su hermano, firma un rápido acuerdo de paz con la dinastía Song, y si dirige de nuevo a las estepas de Mongolia. Cuando regresó a su hogar, Kublai convocó una nueva asamblea y se proclamó Gran Khan. Sólo una minoría le apoyó, pero gracias a su ejército consiguió darle frente al apoyo que tenía Arik-Boke; provocando una guerra civil que duraría tres años.




Esta guerra terminaría con la destrucción de Karakorum, la capital mongola, por el ejército de Kublai y la victoria de este. Durante la guerra, Ta-Li, gobernador de la etnia Han, se rebeló contra los mongoles, algo que disgustó mucho a Kublai. Por eso, una vez fundada la dinastía Yuan, Kublai creo varias leyes anti-Han, donde se incluye la retirada de las tierras a los señores de la guerra de esta etnia.


Máxima extensión del Imperio Mongol,sus posteriores divisiones y sus invasiones.

En 1271, Kublai funda su nueva dinastía, y empezó con algunas reformas. En primer lugar, acabó con los últimos focos de resistencia Song; consiguiendo la conquista total de China en 1279. Fue el primer khan mongol en convertirse oficialmente al budismo, exactamente el budismo tibetano. También decir que fue tolerante con las demás religiones, y que el budismo fue impulsado por esta conversión, y que se consolidaría con su descendiente Altan Khan. Apoyó las artes y introdujo la moneda en papel, pero fue un fracaso por la poca disciplina fiscal y la inflación. Durante su gobierno, Kublai se rodeó de consejeros de todas las religiones, y abrió su imperio a los europeos, el más famoso de ellos, Marco Polo, que incluso llegó a ser su consejero. Conquistó Dali y Korea, y además, bajo la presión de sus consejeros mongoles, intento invadir Japón, Birmania, Vietnam y Java, todos ellos acabaron en fracaso.
Kublai intentó dos veces invadir Japón, en busca de oro, en el año 1274, con 900 naves; y en el 1281, con más de 1187 barcos.





Se cree que la invasión no pudo ser, porque Kublai mandó a construir una flota en un año, algo debería haber tardado cinco años, por lo que los chinos tuvieron que coger cualquier tipo de embarcación, incluso barcazas de río. Por ello, las invasiones no fueron bien, pero que según el D. Kenzo Hayashida, si Kublai hubiese esperado lo que debía, seguramente hubiera invadido Japón. En 2006, la teoría de que la flota solo hubiese estado formada por barcas de río, se fue a pique, ya que se encontraron naves oceánicas. Por eso se ha formado una nueva teoría, una teoría que dice que los mongoles intentaron usar armas con pólvora, algo que luego se volvió contra ellos.




En 1254, 1284 y 1287, intentaron invadir Vietnam, pero todas las invasiones fueron repelidas. De echo, los mongoles consiguieron invadir su capital Than Long (Hanoi) en todas las ocasiones, pero encontrándosela vacía ya que los vietnamitas la había evacuado con antelación. Las enfermedades, el hambre y el clima, hicieron que los mongoles se retiraran las dos primeras veces. La tercera vez, Kublai mandó 300.000 hombres y una gran flota. Este ataque fue repelido por el General Tran Hung Dao, que hizo colocar estacas de hierro cuando bajase la marea, algo de lo que no se dieron cuenta los mongoles, produciendo la pérdida de la flota mongola, destruida o capturada por los vietnamitas. La tropas de Kublai, se tuvieron que replegar de vuelta a China, siendo hostigados por los ejércitos de Tran Hung Do.

Tran Hung Do

En sus últimos años, los Kublai sufrió la gota, una enfermedad que se vio agrabada por el gran consumismo de carne. Además, esta enfermedad fue la causa de muerte de su principal mujer y de su primogénito, lo que hizo que Kublai cayera en una depresión, muriendo en el 1294.
 http://100ceros.blogspot.com.es/2014/01/kublai-khan-ultimo-gran-khan-y-fundador.html

domingo, 1 de marzo de 2015

HENRY BERQUEREL... DESCUBRE LA RADIACTIVIDAD



                                   Antoine-Henry Becquerel

Físico francés nacido en París en 1852 y fallecido en Le Croisic en 1908. Miembro de una familia de científicos que abarca cuatro generaciones: su abuelo, Antoine Cesar, su padre Alexander Edmond y sus hijos Jean y Paul. Completó sus estudios de su padre analizando los efectos de la luz infrarroja sobre substancias fluorescentes, como las sales de uranio.
En 1896, y tras estudiar la producción de rayos X por parte de las citadas sales , descubrió de modo accidental que el uranio emitía radiaciones propias y espontáneas, a las cuales luego les llamó radioactividad.

En 1900 halló que la radiación Beta está integrada por electrones y en 1901 que el radio se podía utilizar para destruir tumores , origen de la radioterapia. En 1903 por su descubrimiento de la radioactividad natural, compartió con el matrimonio Curie el premio Nobel de la Física.


                                                 MATRIMONIO CURIE
 


                                                              BERQUEREL
Durante casi todo este tiempo, se dedicó a investigar la absorción de luz por cristales, los efectos del magnetismo sobre rayos luminosos y la fosforescencia de sulfuros y compuestos de uranio.
En el año 1895, Enrique Becquerel sucedió a su padre como profesor de física en el Museo: era también, al mismo tiempo, profesor de física en el Conservatorio de Artes y Oficios de París. Ya en esta fecha, se le consideraba un físico extraordinario; pero el descubrimiento que había de hacerlo famoso no se produjo hasta los meses de enero y febrero de 1896. Hasta entonces, Becquerel había proseguido sus experimentos sobre la fosforescencia; pero, en los primeros días de 1896, recibió la noticia de que Roentgen había descubierto que los rayos X excitaban fluorescencia en algunas sustancias. Becquerel decidió inmediatamente comprobar si las sustancias fosforescentes emitían rayos semejantes a los rayos X, colocando las sustancias sobre una placa fotográfica envuelta en papel negro opaco, y exponiendo el conjunto a la luz del sol.
Solamente cuando usaba sales de uranio pudo observar un velado en la placa; esto demostraba que sólo estas sales emitían radiaciones.
Fue entonces cuando Becquerel, casi por casualidad, llegó a la conclusión de que esas radiaciones eran de origen desconocido.
Debido a que el tiempo estaba nublado, Becquerel guardó todo su material en un cajón, en espera de que se presentara un día soleado. A título de comprobación, reveló la placa fotográfica guardada, y encontró que aparecía velada, a pesar de que la sal de uranio no podía haber sido excitada, ya que había estado varios días en la oscuridad. Para ver si el efecto dependía de que las sales de uranio hubieran estado anteriormente expuestas a la luz del sol, Becquerel preparó a continuación estas sales en la oscuridad. El resultado que consiguió fue el mismo; el velado no se debía a la fosforescencia.
En trabajo posterior, comprobó que aquellos rayos que acababa de descubrir podían atravesar placas metálicas, y que, con menor intensidad, velaban las placas fotográficas. También comprobó Becquerel que todas las sales de uranio, y el propio metal, emitían constantemente aquellos rayos invisibles. Había descubierto que el uranio es radiactivo. Ahora se sabe que Becquerel descubrió un tipo de radiactividad —la radiación beta—, que está constituida por electrones que a gran velocidad abandonan la posición normal en su órbita alrededor del núcleo en los átomos de uranio.
En unas seis semanas, Becquerel reunió suficientes pruebas, como para poder dar cuenta de su descubrimiento, de la radiactividad espontánea (o natural) a la Academia de Ciencias de París, lo que hizo en febrero de 1896. A partir de entonces, Pedro y María Curie comenzaron sus trabajos sobre los elementos radiactivos, en estrecha colaboración con Becquerel; en 1903, éste recibió un premio Nobel y Pedro y María Curie compartieron otro.
Actualmente, se cree que Becquerel descubrió la radiactividad casualmente, pero es más exacto decir que él estaba buscando algo tan parecido a ésta que, tarde o temprano, tenía que descubrirla. Fue un científico tan grande que rápidamente se dio cuenta de la importancia de sus hallazgos. Enrique Becquerel, después de realizar nuevos trabajos importantes sobre radiactividad, murió en Croissic, en Bretaña, en 1908; y siempre será recordado, utilizando las palabras de la concesión de su premio Nobel, en 1903, "por el descubrimiento de la radiactividad espontánea".

Radioactividad

La radiactividad es una propiedad de ciertos elementos químicos cuyos núcleos atómicos son inestables: con el tiempo, para cada núcleo llega un
 momento en que alcanza su estabilidad al producirse un cambio interno, llamado desintegración radiactiva, que implica un desprendimiento de energía conocido de forma general como "radiación". La energía que interviene es muy grande si se compara con la desprendida en las reacciones químicas en que pueden intervenir las mismas cantidades de materiales, y el mecanismo por el cual se libera esta energía es totalmente diferente.
La radiactividad fue descubierta en 1896 por el químico francés Becquerel durante sus estudios sobre la fluorescencia. Observó que una placa fotográfica no expuesta a la luz y envuelta en papel negro era impresionada como por la luz visible o ultravioleta (o por los rayos X recientemente descubiertos por Röntgen), cuando el paquete se ponía en contacto con compuestos del elemento pesado uranio. Dedujo (correctamente) que este elemento debía producir algún tipo de radiación la cual atravesaba el papel hasta alcanzar y afectar a la emulsión fotográfica. Un cuidadoso estudio emprendido por Becquerel y otros científicos, entre ellos los Curie, Joliot, Soddy, Rutherford, Chadvick y Geiger, reveló que cierto número de elementos químicos pesados (muchos de ellos no descubiertos antes a causa de su rareza) parecían ser interiormente inestables y daban a origen a radiaciones penetrantes. Con ello, esos mismos elementos se transformaban en otros diferentes, siguiendo caminos complicados, pero bien definidos, en busca de una estabilidad final. Este fenómeno totalmente distinto de cualquier otro estudiado hasta entonces, recibió el nombre de radiactividad, y el proceso de transformación fue llamado desintegración radiactiva. 

El atomo nuclear


Se define el número atómico del elemento como la cantidad de protones que contiene el núcleo en uno de sus átomos.
La masa atómica es el peso comparado de un núcleo atómico. Su unidad es la u.m.a
(unidad de masa atómica) que se define como la doceava parte del peso del carbono –12. Un elemento es él y no otro por su número atómico. Así, el uranio lo es porque tiene 92 protones; si no fuera así dejaría de ser uranio. Sin embargo, un mismo elemento puede tener átomos de distinto número de neutrones. A los núcleos que tienen igual número de protones y distinto el de neutrones se les denominas isótopos. La existencia de isótopos de un mismo elemento es una razón por la que los pesos atómicos expresados en las tablas químicas no son números enteros.
Una anotación aceptada para indicar el número y la masa atómica de un núcleo es colocando la masa atómica en la parte superior izquierda del símbolo del elemento, y el número atómico en la inferior izquierda.
El número que indica la masa atómica se representa por A mayúscula y el que indica el número atómico se representa por una Z mayúscula.
Únicamente ciertas combinaciones de Z y A forman núcleos estables: si hay demasiados neutrones, o demasiados pocos, el núcleo sufrirá más pronto o más tarde un cambio, una desintegración radiactiva, que la llevará a la estabilidad en uno o varios pasos. El grado de es inestabilidad se pone de manifiesto por la energía emitida en la desintegración, así como en la velocidad de ésta. Tal velocidad de desintegración se mide por la vida media o período de semidesintegración, que es el tiempo necesario para que el número de átomos inicialmente presente se reduzca a la mitad por desintegración. Los tiempos de semidesintegración varían desde fracciones de segundo hasta millones de años. La desintegración radiactiva puede tener lugar de varias maneras diferentes.
 
Desintegración Alfa 


Un núcleo demasiado pesado para ser estable expulsa un grupo compacto (una partícula alfa), consistente en dos protones, y dos neutrones, que deja al núcleo con una A cuatro unidades menor y una Z dos unidades más bajas, es decir, dos pasos atrás en la tabla periódica. Estructuralmente una partícula alfa es idéntica a un núcleo de Helio – 4. la desintegración alfa es frecuente entre los elementos naturales más pesados (uranio, polonio, y radio, por ejemplo), pero no conduce directamente a núcleos estables: antes se producen isótopos intermedios que experimentan nuevas desintegraciones.
Las partículas alfa tienen una energía de hasta 5.000.000 de electrovoltios, pero son tan voluminosas que sólo pueden atravesar unos 25 mm de aire y se ven detenidas por una simple hoja de papel o por la parte más externa de la piel humana. Sin embargo, por esta misma razón produce serios daños en el interior del cuerpo humano cuando son emitidas por materiales alfa – activos absorbidos inadvertidamente como polvo transportado por el aire, o través de heridas contaminadas. Los emisores naturales de partículas alfa, como el radio, son de uso práctico limitado, ahora que se dispone libremente de gran variedad de radioisótopos artificiales. No obstante, el uranio y su subproducto artificial, el plutonio (otro emisor alfa), son ambos fisibles y, por lo tanto, de importancia primordial en la producción de energía nuclear. 

Desintegración Beta


Es un núcleo con demasiados neutrones, uno de estos puede transformarse en un protón más un electrón, que es expulsado en el núcleo. El electrón emitido de esta forma recibe el nombre de partícula β. El núcleo queda con una carga positiva más, con su Z en una unidad más alta y, por lo tanto, un lugar más arriba en la tabla periódica. Las partículas β son capaces de penetrar varios metros de aire, unos cuantos centímetros de tejido corporal o varios mm de metal o de plástico (que proporcionan un apantallamiento adecuado). Puede producir serias quemaduras superficiales o importantes daños internos sobre todo si son emitidos dentro del cuerpo durante periodos de tiempo algo prolongados. La desintegración β es el tipo mas frecuente de desintegración radiactiva tanto entre los isótopos artificiales como entre productos radiactivos procedentes de la desintegración alfa. Algunos de los radioisótopos artificiales obtenidos en aceleradores de partículas o separados en los productos de fisión formados en reactores nucleares tienen pocos neutrones, en lugar de demasiados. Estos se desintegran emitiendo positrones (partículas como los electrones pero cargadas positivamente), que se neutralizan casi de inmediato con los electrones ordinarios para producir una "radiación de aniquilación", con las cualidades de los rayos gamma. Los isótopos que emiten positrones tienen aplicaciones en diagnosis médica.

Emisión de rayos gamma 


 
Esta emisión tiene lugar siempre que la desintegración beta no ha disipado suficiente energía para dar completa estabilidad al núcleo. Muchos isótopos naturales y artificiales con actividad alfa y beta son también emisores de rayos gamma. Los rayos gamma son una radiación electromagnética como los rayos X. Su intensidad se reduce al pasar a través de la materia en un grado que dependerá de su propia energía y de la densidad física del material absorbente. Los rayos gamma no son detenidos como las partículas alfa o beta, ni existen materiales opacos a ellos, como en el caso de la luz. Pueden necesitarse entre 5 y 25 centímetros de plomo o hasta 3 m de hormigón para conseguir una protección adecuada contra los rayos gamma de alta energía. El exceso de radiación gamma externa puede causar graves daños internos al organismo humano, peor no puede inducir radioactividad en él, ni en ningún otro material.
Otras formas de desintegración radiactiva son la transformación interna, en al que una reorganización interior del núcleo da como resultado la emisión de rayos X, o la captura de electrones, en la que un núcleo con demasiados protones captura un electrón de una orbita interna del propio átomo, convirtiendo así un protón en un neutrón, con emisión de rayos X y descenso de un lugar en la tabla periódica los núcleos de uranio – 235 y del U – 238 (emisores de partículas alfa), se desintegran alguna que otra vez por fisión nuclear espontánea, produciendo cualquier par de una gama de posibles núcleos de fisión, además de neutrones libres.
La forma de desintegración, los tiempos de semidesintegración y las energías de emisión (energía máximas en el caso de partículas alfa y beta) son, en conjunto, características especificas que distinguen a un isótopo determinado y se pueden emplear para la identificación y medida de los propios emisores y, por tanto, de sus precursores, mediante la técnica de análisis por activación. 
 http://www.portalplanetasedna.com.ar/becquerel.htm

 Beneficios de la radiactividad...la radioterapia
Este descubrimiento fue el inicio de una serie de investigaciones con las que se alcanzo el mayor logro sanitario frente a una enfermedad,que en su momentoo fue mortal...
Gracias a la radiactividad,una serie de procesos tumorales son curados en su totalidad...
Pero este  seria otro tema a tratar....
Espero que haya sido de vuestro agrado y que opineis sobre este descubrimiento...gracias