Fue una guerra intestina desarrollada en Inglaterra con motivo de la
sucesión al trono, que se desarrolló entre los años 1455 y 1485, luego
de que los ingleses fueran expulsados de Francia.
También se la ha caracterizado como una guerra entre primos.
Los descendientes de Eduardo III, formaron parte de la dinastía de los Plantagenet,
de la cual surgieron dos casas reales: la de Lancaster, cuyo símbolo
era una rosa roja, y la de York, cuyo emblema era una flor del mismo
tipo, pero blanca. Ambas Casas se enfrentaron en este conflicto, cuyo
nombre “Guerra de las Dos Rosas” fue adoptado más tarde, en alusión a
las rosas que identificaban a ambos contendientes.
A la muerte de Eduardo III, le sucedió su segundo hijo, que asumió a la edad de 10 años, con el nombre de Ricardo II (1377). Por su corta edad, fueron sus regentes, su madre, Juana, y su tío, Juan de Gante.
En 1381, ya declarado mayor, dedicó su mandato a la concentración del poder en una férrea monarquía absolutista,
luchando contra el poder de los señores feudales. Su tío, Juan de Gante
fue uno de sus principales adversarios, y fallecido en 1399, su
herencia fue incautada por Ricardo II, privando de ella a su legítimo
sucesor, el hijo de Juan de Gante, llamado Enrique.
Tras haber tenido que exiliarse en Francia, por orden de su primo, el
rey Ricardo II, Enrique regresó a Inglaterra. Obligó a abdicar al rey,
quien poco tiempo después falleció, supuestamente asesinado por el nuevo
rey, proclamado por el Parlamento: su primo, ya convertido en Enrique IV.
La sucesión de Enrique IV, correspondió a su deceso, a su hijo, Enrique V, en el año 1413. Durante su mandato sucedió la Guerra de los Cien años contra Francia. Los territorios franceses conquistados por Inglaterra estuvieron bajo el mando del Duque de Bedford.
Su sucesor, Enrique VI, era hijo único de Enrique V y de Catalina de Francia.
Siendo sucesor a la edad de ocho meses, debió ser asistido por un
Consejo que a su vez dependía de la autorización parlamentaria. Ese
Consejo gobernó con ineptitud, perdiéndose las conquistas que había
obtenido Enrique V, siendo la derrota definitiva inglesa en 1450, con la
pérdida de Normandía.
Este mal gobierno, rodeado de una Corte poderosa, conformada por
nobles ansiosos de poder, y en crisis por las deudas emergentes de la
frustrada guerra contra Francia, tuvo su punto culminante, con la
manifestación en el rey de trastornos psiquiátricos, lo que estimuló a
la Casa de York, descendientes de la línea de Ricardo II, a tener pretensiones de poder.
En 1453, el Duque de York, Ricardo Plantagent, fue nombrado para
encabezar el Consejo que asistiría al rey, que pasaba una aguda crisis
en su enfermedad. El duque de York, trató de apoderarse del trono, pero
dos años más tarde, Enrique IV, fue considerado nuevamente apto para el
ejercicio del poder, y Ricardo debió retirarse de la Corte por mandato
de la esposa del monarca, Margarita de Anjou, quien comenzó a cobrar
poder, ante la poca capacidad de mando de su marido.
Varios miembros de la nobleza,
unieron sus fuerzas a la de Margarita para oponerse a Ricardo, quien
aduciendo como motivo que los consejeros eran nocivos para el reino,
quería obtener el poder, comenzando así una guerra civil cuya primera
acción bélica fue la Batalla de San Albano, el 22 de mayo de 1455. En
esta batalla la Casa de York, con el liderazgo de Ricardo, se impuso
frente a la de Lancaster.
Se sucedió un período de reconciliación, que fue aprovechada por
Ricardo para ser nombrado Lord Protector del monarca, que nuevamente
había sido víctima de su enfermedad mental.
En 1456, la Corte se instaló en Coventry, ya que en Londres el rey no gozaba del apoyo popular, donde sí crecía el de los York.
En 1459, se reanudaron los conflictos entre ambas Casas, con la Batalla De Blore Heath, donde triunfó la casa de York, aunque la situación se revirtió en la Batalla del puente de Ludfor, donde los Lancaster, obligaron a Eduardo de York, a escapar hacia Calais, ciudad a cuyo mando se colocó a Somerset como gobernador, pero donde los York mantuvieron supremacía, constituyendo ese lugar en centro de operaciones para hostigar la costa de Inglaterra.
El 10 de julio de 1460, nuevamente se enfrentaron ambos bandos en la
batalla de Northampton, que terminó con el triunfo de los York, y la
captura del monarca Enrique VI, que fue llevado cautivo hacia Londres.
La Casa de York, reclamó la Corona para Ricardo, pero el Parlamento
se limitó a remover a los miembros del consejo de Regencia, manteniendo
el trono para Enrique.
Ante la insistencia de Ricardo, quien presentó pruebas de su legítima
descendencia de Lionel de Amberes, tercer hijo varón de Eduardo III, se
firmó en 1460, el Acta de Acuerdo, por el que se reconocía derechos
sucesorios a los York, en desmedro del príncipe Eduardo, lo que desató
la furia de los Lancaster, que el 30 de diciembre de 1460, arrasaron el
ejército de los York, en la Batalla de Wakefield, que terminó con la
vida de Ricardo.
Por el Acta de Acuerdo, muerto Ricardo de York, a quien se le
concedían derechos al trono, estos pasaran a su hijo mayor, Eduardo,
ahora Duque de York.
La reina Margarita logró el apoyo de Escocia, a cambio del casamiento
de Eduardo con la hija de la reina de Escocia y la cesión de la ciudad
de Berwick.
El 22 de febrero de 1461, otra vez San Albano fue escenario de una
batalla, pero esta vez los perdedores fueron los York, quienes liberaron
al cautivo Enrique VI.
En Londres, se negó la entrada a los Lancaster, y se aclamó el arribo
de las tropas de los York, donde Eduardo, por aclamación popular fue
coronado por el Parlamento.
Sin embargo la batalla crucial aún no había sido librada, y fue la de
Towton, que dejó un saldo de más de 20.000 muertos, y consagró el
triunfo definitivo de los York, sobre los Lancaster.
El rey Jacobo III de Escocia brindó refugio a Enrique y Margarita, intentando invadir Carlisle con resultado negativo.
El rey Jacobo III de Escocia brindó refugio a Enrique y Margarita, intentando invadir Carlisle con resultado negativo.
En junio de 1461, se produjo la asunción oficial de Eduardo IV, como
rey de Inglaterra, librando batallas para recuperar los dominios que aún
estaban bajo el poder de los Lancaster. En 1465 Enrique fue hecho
prisionero alojándolo en la Torre de Londres.
Firmó con Francia en 1474 el Tratado de Picquigny, que otorgó al
pueblo cierta tranquilidad, pero gobernó con demasiado autoritarismo.
Eduardo IV, perdió pronto su popularidad. El pueblo comenzó a
sentirse sometido por las alzas impositivas y el desconocimiento de sus
derechos. Además, su propio entorno, estaba contrariado por el
casamiento de Eduardo con Isabel Woodville, que dejaba de lado el plan
de unirlo con la dinastía francesa.
Jorge, el hermano del rey, organizó un ejército que se enfrentó a las
tropas reales en la batalla de Edgecote Moor, encarcelando a Eduardo
IV, quien pudo liberarse con la ayuda del duque de Gloucester.
Los enemigos del rey, entre los que se destacaba Warwick, fueron
expulsados y se retiraron a Francia, donde también se hallaba Margarita
de Anjou. Estos grupos exiliados a pesar de haber combatido hasta el
momento en bandos opuestos, decidieron aliarse para unir fuerzas a fin
de atacar Inglaterra, lo que aconteció en 1470. El Príncipe Eduardo,
hijo de Margarita se casó con Ana Neville, hija de Warwick.
Enrique VI fue restaurado en el trono, pero fue asesinado el 14 de
mayo de 1471, siendo ocupado el trono nuevamente por Eduardo IV.
En 1483, falleció Eduardo IV. Su sucesor, Eduardo V, por su corta
edad (12 años) debió quedar bajo la regencia de su tío, Ricardo, Duque
de Gloucester, quien encerró al niño junto a su hermano, (ambos niños
fueron probablemente asesinados) reclamando para sí el trono de
Inglaterra, alegando que habían nacido de una unión ilegítima entre
Eduardo e Isabel Woodville.
El Parlamento accedió a la petición y Ricardo tomó el trono como Ricardo III, perteneciente a la Casa de York.
El Parlamento accedió a la petición y Ricardo tomó el trono como Ricardo III, perteneciente a la Casa de York.
En el bando de los Lancaster, Enrique Tudor, descendiente de Eduardo
III por línea materna, intentó recobrar el poder para la Casa de la Rosa
Roja, y lo logró el 22 de agosto de 1485, luego de vencer a Ricardo III
en la Batalla de Bosworth.
Es este el momento en que se avecina el fin del conflicto, ya el nuevo rey, Enrique VII,
contrajo enlace con Isabel de York, hija de Eduardo IV, reuniéndose por
fin las dos casas en pugna, surgiendo el nuevo emblema como síntesis de
las dos rosas: La Rosa Tudor.
Esta guerra dio término al feudalismo inglés, quedando la
aristocracia sumida en la ruina, para iniciarse el período renacentista.
Los nobles perdieron poder y tierras, frente a una monarquía
autoritaria, que concentró bajo su dominio autoridad y territorios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario