La Batalla de Qadesh aconteció en el año 1274 a.C. en tierras
de la actual Siria, enfrentando al ejército de Ramsés II con una
coalición de pueblos encabezada por el rey hitita Muwatalli. A pesar de
que conocemos otras batallas anteriores, la batalla de Qadesh constituye
el primer enfrentamiento bélico cuyas tácticas se encuentran
documentadas. Además, es una de las primera batallas en las que podernos
afirmar que se empleó el caballo, en este caso tirando de carros que
empleaban ambos bandos.
Egipcios
e hititas eran ya pueblos rivales un par de siglos antes de que
aconteciera la batalla de Qadesh, rivalidad que adquirió especial
relevancia durante el mandato como faraón de Ajenatón (1352-1336 a.C.).
En este momento los hititas consiguieron anexionarse varias ciudades
sirias que estaban bajo control egipcio. Al alcanzar el trono, Ramsés II
se propuso acabar con el poder que los hititas llevaban cosechando
durante siglos, y puso su punto de mira en Qadesh.
Situada
en el valle del río Orontes, la ciudad de Qadesh no sólo hacía de
frontera entre el territorio egipcio e hitita, sino que era una
localización clave para el control del comercio sirio. A pesar de que no
todos los expertos se ponen de acuerdo y algunos creen que la ciudad
estaría en realidad hacia el sur, cerca de la actual Gaza, todos
coinciden en señalar que su conquista por los egipcios supondría enormes
beneficios comerciales.
Sethi I, padre de Ramsés, ya había
conquistado la ciudad durante su reinado, pero el dominio egipcio sobre
ella fue breve. Muwatalli, rey de Hatti, consiguió pronto recuperar
Qadesh, y la convirtió en el punto clave de los planes militares hititas
en Siria.
Ramsés
II ascendió al trono de Egipto con apenas 20 años. Con un reinado de
casi ocho décadas, es sin duda uno de los faraones más famosos. Se cree
que era pelirrojo, y se dice de él que desde su más tierna infancia
mostró interés por los asuntos administrativos y políticos de Egipto. No
obstante, la faceta del poder que más atraía a Ramsés era la guerra, lo
cual demostró comenzando sus campañas militares en Asia y Nubia nada
más convertirse en faraón. Conocido como El Grande, fue famoso
por su múltiple descendencia, fruto de sus uniones con sus esposas,
princesas extranjeras y decenas de concubinas, así como por sus
proyectos arquitectónicos, en muchos de los cuales queda reflejado lo
ocurrido en la batalla de Qadesh.
Muwatalli, en cambio, no le ha sonreído
la fama histórica. Sabemos que accedió al trono como sucesor de su
padre Mursil II, que su hermano Hattusil II también sería rey y que
antes de gobernar sobre los hititas ostentó los cargos de gran
mayordomo, general y jefe de la división de carros. Militar
tremendamente activo, se enfrentó con egipcios, gasgas, y el pueblo de
Arzawa. Además, tuvo que soportar una rebelión interior encabezada por
el noble Piyamaradu. Convencido de que el pueblo hitita debía extenderse
a costa de los egipcios, trasladó la capital del reino de Hattusa a
Tarhuntassa, mucho más cerca del territorio de los faraones.
Confiados, los egipcios dividieron sus
escuadras y acamparon a diferentes distancias de la ciudad, pero fueron
sorprendidos por el ejército aliado, que tomó por sorpresa a la división
de Amón y atacó también a la de Ra. Asustados, los soldados egipcios
comenzaron a desertar. Pero fue entonces, y según las crónicas egipcias,
cuando Ramsés montó a caballo y salió en busca del enemigo acompañado
por la guardia de élite. Gesto de valentía que fue suficiente para que
el ejército egipcio recuperara el valor y siguiera a su faraón.
En
el verano de 1274 a.C. cuatro divisiones egipcias bautizadas con
nombres de divinidades (Amón, Ra, Ptah y Set), compuestas por carros,
arqueros y lanceros, partieron de Per-Ramsés hacia Amurru, junto con un
cuerpo de élite destinado a la protección del faraón, de nombre naharina.
En total eran cerca de 20.000 hombres. Al lado del faraón iban dos de
sus hijos. Un mes después alcanzaron la ciudad de Qadesh.
En
Qadesh esperaba Muwatalli, quien, sabiendo de la cercanía de los
egipcios, había construido una alianza con cerca de veinte pequeños
estados de Siria y Anatolia (Ugarit, Kargamis y Gubla entre otros). Se
trataba de un ejército heterogéneo y poco entrenado, formado por
hititas, licios y misios entre otros pueblos, y que alcanzaba los 27.000
efectivos. La sección más temible era la formada por los 2.500 carros
de guerra hititas.
A
partir de ese momento, los carros egipcios dominaron por completo la
situación. Los relieves de los templos egipcios muestran como la llanura
donde se situaba Qadesh quedó cubierta por cadáveres enemigos.
Muwatalli,
quien en los relatos egipcios aparece como un rey cobarde que fue
incapaz de entrar en batalla, envió una carta de rendición a Ramsés y
alabándolo como soberano. El faraón decidió entonces avanzar con sus
tropas hacia el sur sin tomar la ciudad. Había triunfado, y así lo
narraría la historia egipcia que ha llegado hasta nosotros.
¿Quién ganó la batalla de Qadesh?
¿Por
qué Ramsés no tomó Qadesh? ¿Por qué no acabó con la vida de Muwatalli?
Queda claro para los investigadores dedicados a este hecho de la
historia egipcia que Ramsés ganó en el campo de batalla y que Muwatalli
pidió el fin de la guerra. Pero los egipcios se marcharon sin conquistar
la ciudad; quizás porque su ejército estaba tan diezmado que no querían
arriesgarse a perder en un nuevo enfrentamiento. Por ello, el faraón
decidió ir a la conquista de otras tierras, venciendo en Kheta, Naharin,
Retenu y Katna.
Con
su propaganda, Ramsés consiguió que un enfrentamiento sin claro
vencedor se convirtiera en una victoria épica, a pesar de que los
hititas recuperaron el control sobre Amurru y se hicieron los señores de
la zona Siria. Poco después comenzaba un segundo periodo de reinado
para Ramsés, caracterizado por la paz y la construcción de monumentos
conmemorativos de sus hazañas de guerra.
http://revistadehistoria.es/la-batalla-de-qadesh-egipcios-contra-hititas/
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