miércoles, 4 de noviembre de 2015

SULAYMAN AL-MUSTAIN....QUINTO CALIFA DE CORDOBA


                                               

Quinto califa cordobés de al-Andalus (1009-1010; 1013-1016), bisnieto de Abd al-Rahma  n III (912-961), nacido en el año 958 en Córdoba y muerto en la misma ciudad el 1 de julio de 1016, asesinado por orden del nuevo califa Ibn Hammud. Durante su tumultuoso reinado se intensificó notablemente la fitna (guerra civil) entre las tres etnias dominante en al-Andalus: beréberes, árabes y eslavos.


Excelente poeta y hombre muy culto, Sulayman se alzó contra su pariente Muhammad II en el año 1009, apoyado por el importante sector beréber, que padecía una persecución sistemática por orden expresa de Muhammad II. Fracasada la primera intentona golpista, Sulayman se refugió junto con sus adeptos en las riberas del río Guadalmellato, donde los beréberes le ofrecieron el título de califa e imán del partido beréber para imprimir con una pátina legitimista lo que constituía a todas luces una rebeldía en toda regla. Después de apoderarse de las plazas de Calatrava y Guadalajara sin apenas oposición, Sulayman sufrió un serio contratiempo en las inmediaciones de Medinaceli, en cuya batalla sus tropas fueron diezmadas por las del excelente general eslavo Wadih, que se había convertido en el único sostén que tenía Muhammad II para seguir como califa.




Sulayman comprendió que para conquistar el califato necesitaba ayuda militar urgente, por lo que pidió la ayuda del conde castellano Sancho García, a cambio de la concesión en plena potestad de varias plazas fuertes situadas en la frontera del valle del Duero, las cuales serían entregadas al conde una vez que Sulayman se sentase en el trono de los omeyas. Seguidamente, Sulayman invitó al eslavo Wadih a que se uniera a su causa y traicionase a Muhammad II, petición que el eslavo rechazó de plano, lo cual reforzó aún más toda la línea fronteriza de la Marca Media. El encuentro irreversible entre ambas fuerzas se produjo en las inmediaciones de la actual Alcalá de Henares en agosto de 1099, y se saldó con una victoria sin paliativos de las tropas coaligadas, lo cual permitió a Sulayman avanzar sin oposición alguna en dirección a Córdoba. El 8 de noviembre de ese mismo año, Sulayman hizo su entrada triunfal en Córdoba sin que Muhammad II pudiera evitarlo, a pesar de que en un intento desesperado sacó a la luz al depuesto califa Hisham II, al que todos ya creían muerto y enterrado. Muhammad II logró esconderse en un lugar seguro de la ciudad hasta que pudo escapar a Toledo, ciudad en la que todavía mantenía un grupo importante de adeptos, con los que al poco tiempo volvería a reclamar el trono omeya que consideraba suyo legítimamente.



Sulayman fue confirmado califa de al-Andalus con el título o laqab de al-Mustain bi-llah (el que busca el auxilio de Alá). El nuevo califa instaló a las tropas beréberes en el magnífico palacio que mandó construir Abd al-Rahman III, Medina al-Zahara, mientras que el conde castellano hizo lo propio en una suntuosa almunia de la capital. Pronto se confirmó un hecho gravísimo para los intereses de Sulayman: su total dependencia de las tropas beréberes que le habían aupado hasta el trono califal, las cuales, en venganza por las humillaciones y persecuciones sufridas durante el reinado de Muhammad II, se entregaron al saqueo, incendios y toda clase de matanzas, con la total aquiescencia del califa. El antagonismo de los cordobeses hacia los beréberes y Sulayman alcanzó su punto más alto cuando este nombró a su hijo como sucesor, maniobra que hizo que sus días en el trono cordobés estuvieran contados.
La reacción de Muhammad II no se hizo esperar. De nuevo, con la inestimable ayuda de Wadih, pudo reunir un impresionante ejército en Toledo, al que se unieron un buen número de contingentes cristianos al mando de los condes catalanes Ramón Borrell III de Barcelona y Armengol de Urgel.



 La coalición militar impidió a Sulayman cumplir lo pactado con el conde castellano, puesto que en esos precisos momentos se vio incapaz de entregarle las plazas prometidas; la reacción del conde castellano fue dejar solo al califa y retirar todas sus tropas de la capital califal.
Sin más apoyo que los beréberes, Sulayman se dispuso, en una acción bastante suicida y a la desesperada, a hacer frente al avance coaligado, pero fue derrotado el 22 de mayo de 1010 por las fuerzas de Muhammad II, quien se apresuró a tomar por segunda vez el trono cordobés, al mismo tiempo que sus tropas repetían los mismo desmanes de matanzas que anteriormente había realizado los beréberes. Un mes más tarde, el 21 de junio, las tropas beréberes de Sulayman devolvieron el ataque en las inmediaciones del valle alto del Guadiana, donde aniquilaron a más de tres mil hombres de Muhammad II, en su mayor parte catalanes. Muhammad II huyó a la desesperada a Córdoba mientras los condes catalanes rompían la alianza militar. Una vez en Córdoba, Muhammad II se mostró incapaz de ofrecer protección a los habitantes de la capital, por lo que Wadih, harto de tanta incompetencia por parte del omeya, resolvió matarle el 23 de julio y reponer en el trono califal al títere Hisham II. Wadih, en un intento por llegar a un acuerdo con Sulayman, envió la cabeza del depuesto califa al pretendiente y sus seguidores beréberes, e instó a Sulayman a abandonar la actitud revolucionaria y secesionista y a que todos jurasen fidelidad al legítimo califa. Sin embargo, tanto Sulayman como sus partidarios beréberes se negaron a aceptar a Hisham II e insistieron en seguir en pos de su objetivo, aunque esto significase la prolongación de la fitna entre los musulmanes.




El 4 de noviembre de 1010, Sulayman tomó al asalto Medina al-Zahara y puso cerco a la capital, mientras que otro contingente de sus partidarios se dedicaba a reconquistar paulatinamente las principales ciudades andalusíes, como Málaga, Jaén, Elvira y, por último, Algeciras. Sulayman sometió a Córdoba a un durísimo asedio y bloqueo que surtió efecto en cuanto la sed, el hambre y la peste se enseñorearon de la ciudad. El general Wadih intentó huir en medio del desorden generalizado, pero fue asesinado por los líderes cordobeses, quienes se apresuraron a reafirmar en el trono al inepto Hisham II, presa fácil para cualquiera que albergase ambiciones políticas. Finalmente, el 9 de mayo del año 1013, una agotada Córdoba se rindió ante la evidente fuerza militar de Sulayman, acción que por lo menos evitó el más que probable saqueo de la capital.
Nada más hacer posesión, por segunda vez, del Alcázar, Sulayman mandó apresar a Hisham II y se intituló como califa. Parece ser que, una vez en la cárcel, Hisham II fue estrangulado por iniciativa propia del hijo de Sulayman, Muhammad, desapareciendo así el que sin duda alguna fue el peor gobernante de toda la historia del emirato y califato andalusí.
La primera medida que tomó Sulayman al recuperar el poder, fue la de hacer un llamamiento a la calma en todas las provincias y distribuir el gobierno de algunas entre los líderes de las principales familias aliadas (Elvira, Zaragoza, Jaén, Sidonia, Morón, Ceuta y Tánger), medida que provocó la aparición de una nueva realidad política que acabaría imponiéndose una vez que la institución califal desapareciera para siempre, los reinos de taifas (muluk al-Tawaif), ya que en realidad el poder efectivo de Sulayman no iba más allá de los límites territoriales de Córdoba.
El segundo período califal de Sulayman tampoco proporcionó la paz, y sus tres años de reinados acentuaron todavía más las tensiones sociales en vez de mejorarlas. Su total dependencia hacia los beréberes y el favoritismo que les mostró enardeció los ánimos de las elites cordobesas e incluso de gran parte de sus antiguos colaboradores. Ambos grupos reclamaron la vuelta del depuesto Hisham II sin sospechar que éste había sido asesinado anteriormente. El portavoz de la disidencia fue Alí ibn Hammud, gobernador de Ceuta por imposición del propio Sulayman, quien, a finales del año 1013, reclamó el trono cordobés pretextando haber sido el depositario del califato en nombre del depuesto Hisham II, quien según él seguía todavía vivo y oculto.




En la primavera del año 1016, Ibn Hammud abandonó Ceuta, atravesó el estrechom y desembarcó en Algeciras, donde se le unió Jayran de Almería, jefe de los eslavos amiríes de Levante, con quien estaba puesto de acuerdo de antemano, para desde allí dirigirse sin más dilación a Córdoba. El ejército de Sulayman apenas ofreció resistencia armada, dándose pronto a la fuga. Sulayman fue hecho prisionero cuando intentaba escapar. El 1 de julio del año 1016, Ibn Hammud hizo su entrada victoriosa en Córdoba, emplazando a Sulayman a que le entregara, vivo o muerto, al infeliz Hisham II. Una vez que se supo el trágico final del omeya, Sulayman fue ejecutado en el acto por el propio Ibn Hammud, quien se hizo proclamar legítimo califa con el título de al-Nasir li-din Allah ('el que combate victorioso por la religión de Alá').

POEMA... 

¡Hala, Abû Bakr!, saluda mis posadas de

Silves. Pregúntales si añoran los días de
amores como yo.
Saluda al palacio de las Barandas de parte
de un mozo siempre ansioso de estar ahí.
Guarida de leones y deliciosas doncellas.
¡Qué guaridas y qué salones de mujeres!
¡Cuántas noches deliciosas entre sus som-
bras con chicas de generosos traseros y finas cinturas!
Blancas y morenas, atravesando mi alma
como blancas espadas y morenas lanzas.
Aquella noche juguetona cabe el dique,
con esa moza del brazalete que serpen-
teaba como el río.
Se quitó el manto, una rama de sauce su
Cuerpo, como el capullo que estallaba en flor.
Me sirvió el vino de sus miradas, de la
copa; a veces de su boca.
El toque de su laúd me embrujo; como si
oyera el rasgueo de espadas en los cuellos
enemigos.
(Traducido por M.J.Hagerty.)


 http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=sulayman
 http://www.arabespanol.org/andalus/poetas3.htm

LOS CASTRUM.....CAMPAMENTOS FORTIFICADOS ROMANOS



Los Castrum eran los campamentos fortificados Romanos que las Legiones Romanas contruían en campaña. Normalmente eran campamentos fortificados completos, reforzados mediante empalizadas y un profundo dique, que proveían una base para el almacenamiento de suministros, reorganización de tropas y defensa.


Los romanos construían un nuevo campamento cada vez que recorrían un día de marcha (alrededor de 30 km). Los campamentos eran destruidos al día siguiente, antes de retomar la marcha. Además de una necesidad militar, representaban un simbolismo religioso. Existían cuatro puertas de acceso, conectadas por dos arterias principales, que se cruzaban en el centro del campamento, lugar donde se encontraban las tiendas de mando.
 el mismo modo, se respetaba un espacio para la construcción de un altar donde poder llevar a cabo los oficios religiosos. Todo se hallaba estandarizado, desde la posición del equipaje, equipamiento y unidades del ejército específicas, hasta los deberes de los oficiales que debían distribuir centinelas, piquetes y órdenes para la marcha del próximo día.

La construcción del campamento llevaba entre 2 y 5 horas, durante las cuales parte del ejército trabajaba, mientras el resto montaba guardia, dependiendo de la situación táctica. Ningún otro ejército mantenía durante tanto tiempo este método sistemático de construcción de campamentos, incluso si el ejército descansaba por sólo un día.




El arte, que lo era, de la construcción de estos campamentos se denominaba Castrametación (del latín castrametari, término usado por Tito Livio, y que se compone de castra, plural de castrum, campamento, y metari, medir).
Aunque todos los pueblos guerreros de la Antigüedad tuvieron su modo peculiar de acampar, ninguno llegó al grado de perfección de los romanos, cuyos campamentos se consideran un modelo. Ellos fueron realmente los creadores de la castrametación, y por los minuciosos pormenores con que tratan del asunto las obras de Polibio, Vegecio y Justo Lipsio, se puede deducir la importancia que le dieron.
 os campamentos del ejército romano siempre fueron edificados conforme a un cierto modelo, de planta rectangular y con dos pasos principales que se cruzaban: el “Cardo Maximus“, que se extendía al norte y al sur, y el “Decumanus Maximus” al este y al oeste, lo que dividía el campo en cuatro partes iguales.


Las avenidas acababan en cuatro portales. El foro se ubicaba en la intersección del Cardo Maximus y el Decumanus Maximus. El resto de las calles y construcciones se hallaban paralelas a las principales, las cuales formaban un patrón de cuadrícula que se utiliza mucho en las ciudades.

Los Castrum


El castrum o campamento militar romano fue el origen de numerosas poblaciones en Europa, algunas de las cuales conservan hasta el día de hoy rasgos de sus modelos originales (por ejemplo Castres en Francia, Barcelona en España). Muchos pueblos de Inglaterra aún mantienen derivados de la palabra castra en sus nombres, como Lancaster, Chester, Leicester y Mánchester, por ejemplo.

Los Castrum

El castrum fue la base del modelo empleado por los colonos españoles en América, el “tablero” de 7 manzanas de 100m por lado con una Plaza de Armas en el centro cerca de un río y de una colina defendible, siguiendo estrictas normas impuestas por la monarquía española para la fundación de nuevas ciudades en el Nuevo Mundo.
 Esta idea general fue tomada después, con las Ordenanzas de Felipe II en el siglo XVI para la fundación y organización urbanística de gran parte de las  ciudades que los españoles fundaron en América.
http://revistadehistoria.es/los-castrum-campamentos-fortificados-romanos/



TARIQ IBN ZIYAD AL-LAYTI...EL GUERRERO OLVIDADO


Orgullo del mundo árabe e islámico, en las orillas de Andalucía, centinela del Mediterráneo, quedó para siempre el emblemático accidente costero que lleva su nombre.
La historiografía recoge la vida de famosos generales, en su mayoría de las potencias europeas, pero se obvia a guerreros de otros países, por cuya participación en los hechos merecen un lugar destacado. Es el caso de Tariq ibn Ziyad al-Layti.
Este soldado, de origen bereber, nació el 15 de noviembre de 679, año 57 de la Hégira del Profeta, por el calendario musulmán. Desde niño vivió en contacto con una naturaleza, las montañas del Rif marroquí.
Veteranos maestros le entrenaron en la carrera de las armas. También recibió las enseñanzas del Corán y de la cultura árabe, entonces en pleno auge y desarrollo.
Peleó en luchas intertribales, combatió contra las incursiones de partidas cristianas que salían de bases del noroeste de Africa, integró expediciones navales por el Mediterráneo, en enfrentamientos con las flotas de los reinos bárbaros de Europa, y contra las del Imperio Bizantino en el sureste del viejo continente.
Perteneció a destacamentos de caballería, encargados de la defensa costera entre el mar de Alborán al oeste y el golfo de Sirte al este.
Avezado en el uso de todas las armas: espada, lanza, arco y flecha, lucha cuerpo a cuerpo, y además experto jinete, escaló con rapidez en el escalafón del Ejército del Califato Omeya de Damasco. El valí de Ifriqiya, (Túnez), Musa ibn Nusair, confió en su capacidad militar y le nombró gobernador de Tingis (Tánger).



En esos momentos existían dos bandos en disputa por el poder en la península ibérica: el del usurpador Don Rodrigo y el del considerado con verdadero derecho al trono, Agila II, hijo del fallecido monarca visigodo Witiza.
Esta facción nobiliaria, los witizanos, pidió ayuda a Musa ibn Nusair a través del conde de Septa (Ceuta), el godo Olbán o Julián, quien gobernaba sobre una zona poblada por bereberes. Ese noble, además, tenía una cuenta pendiente con el monarca hispano, que había deshonrado a su hija.
Musa ibn Nusair ordenó a su lugarteniente Tariq seguir los pasos de Tarif ibn Malluk, primer oficial árabe en realizar una expedición de tanteo al otro lado del estrecho. El 30 de abril del 711 partieron desde el promontorio de Abila, junto a Ceuta, los barcos con las fuerzas de Tariq.
Cruzaron los 14 kilómetros de mar entre las antiguas Columnas de Hércules y desembarcaron en la bahía de Algeciras, al pie del Peñón Calpe, que a partir de entonces pasaría a ser conocido como Jabal al Tariq, es decir "el monte de Tariq" (Gibraltar).

Eran unos a siete mil hombres, la mayoría bereberes, acompañados de algunos centenares de caballeros árabes. Cuando estaban todos reunidos, ordenó quemar las naves, arengó a la tropa y prometió vencer por la mayor gloria del Profeta.
El rey Don Rodrigo abandonó la agresión contra los vascos al norte y acordó con Agila una tregua para combatir a los recién llegados. La situación de Tariq se volvió comprometida. Los contendientes unían sus fuerzas, dejando al jefe marroquí con el mar a la espalda y con un ejército mucho menor que el de sus rivales.
El caudillo bereber no se amilanó. Realizó maniobras de diversión; con una gran movilidad y acciones de retaguardia, mantuvo en jaque a los visigodos para dar tiempo al arribo de los refuerzos que había solicitado a Musa.
En julio llegaron cinco mil bereberes; aún sus fuerzas eran inferiores al enemigo, pero un jefe sagaz como Tariq utilizaba también la diplomacia y la inteligencia militar. Comenzó a minar la unidad de los aliados pues sabía que los partidarios de Agila no estaban conformes con la jefatura de Don Rodrigo.
El 19 de julio del 711, los dos ejércitos se encontraron en el sitio llamado por los cronistas árabes Wadi Lakka, en la cuenca del río Guadalete, al noreste de la antigua Gades (Cádiz).

El poderoso ejército visigodo tenía alrededor de 17 mil hombres, estaba bien abastecido y cerca de sus bases. Tariq, aislado, solo podía oponerle 12 mil soldados, pero buen conocedor del arte de la guerra, desplegó sus tropas de forma tal que cubrieran la misma longitud del frente enemigo.
Ordenó priorizar el ataque sobre el flanco de los seguidores de Agila, sabía que los witizanos no resistirían mucho tiempo. Efectivamente, cedieron y abandonaron la batalla, y esto influyó en la derrota de Don Rodrigo.
Por el flanco debilitado, Tariq lanzó el peso de su ofensiva. La infantería berberisca diezmó a los germánicos; con la colaboración de la caballería árabe, aniquilaron a las huestes cristianas.
Murieron muchos nobles, incluso el propio Rey de los visigodos. La batalla del Guadalete causó la desaparición del reino visigodo y fue el prólogo de la ocupación musulmana en la península ibérica.
La gran victoria bastaba para la entrada de Tariq ibn Ziyad al sendero de la leyenda, y constituyó el inicio de una campaña militar de tres años. A los pocos días, en la batalla de Écija, remató a la nobleza goda.

Dejó guarniciones en puntos estratégicos: Málaga, Granada y Córdoba, y a paso de carga se apoderó de Toledo, la capital del reino visigodo, donde logró controlar el tesoro amasado por siglos de saqueo de los bárbaros.
Tariq ibn Ziyad fue recibido como libertador por muchas comunidades hispano romanas. Estos pueblos estaban oprimidos hacía 200 años por la tiranía de los conquistadores germánicos, explotados por elevados impuestos, sin derechos ni libertades, discriminados y tratados con violencia e injusticia.
En el territorio de Al Andalús islámico que surgía, podrían vivir y trabajar en paz.
Los witizanos coronaron a Agila II y renovaron la lucha en el 712. Tariq se dirigió a Guadalajara y la capturó sobre la marcha. Musa cruzó el estrecho con 18 mil hombres y emprendió el sitio de Emérita (Mérida).
Luego se reunió con su lugarteniente en Toledo en el 713, le criticó el alto riesgo de su avance tan al norte con escasas fuerzas, pero le felicitó por el espectacular resultado.
Juntos continuaron la ofensiva, dominaron la mayor parte de la península; sus avanzadas cruzaron los Pirineos, se asomaron al sur de Aquitania, y en el umbral de Francia desplegaron los estandartes del Profeta.
En el resto de las operaciones, Tariq aplicó su política de utilizar las armas solo en caso necesario, predominó el sistema de pactos y capitulaciones con la nobleza y las ciudades.
El respeto y la tolerancia, manifestados por los musulmanes hacia los cristianos nativos, considerados como ellos mismos "gentes del libro", es decir, de reconocer la Biblia y monoteístas, contribuyó a facilitar la obra de expansión y asimilación en Hispania.
En septiembre del 714, ambos jefes se dirigieron a Damasco, llamados para rendir cuentas al Califa Al Walid I. Nunca se les reconoció debidamente el sensacional triunfo, que agregó una estratégica y rica provincia de 600 mil kilómetros cuadrados al imperio Omeya. Tariq murió, joven aún, decepcionado y olvidado en el 720, año 98 de la Hégira.

Tariq ibn Ziyad al-Layti fue uno de los guerreros singulares de la historia. Estratega, con amplia visión de las circunstancias, ganó sus conquistas con inteligencia y sagacidad. Inició en Iberia una era de esplendor, cuyo legado asombroso enriqueció la civilización humana.
Orgullo del mundo árabe e islámico, en las orillas de Andalucía, centinela del Mediterráneo, quedó para siempre el emblemático accidente costero que lleva su nombre.
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EL CANAL DE SUEZ....HISTORIA Y CONSTRUCION



Canal de Suez. Ruta marítima artificial que une el Mar Mediterráneo con el Mar Rojo, a través del istmo egipcio, de la Península del Sinaí. El canal se encuentra en territorio egipcio y es la vía más usada para transportar mercancías desde Malta, o Islas Hieres, así como toda la zona comprendida por el Mar Mediterráneo y que pase por Egipto y los países africanos, fue concebido precisamente para disminuir las distancias recorridas por los navíos mercantiles entre Europa y Asia
Con la construcción de un canal que disminuyera la distancia entre Europa y el Sur de Asia. Los navíos no necesitarían circundar África y bordear el Cabo de Buena Esperanza para alcanzar los océanos Índico y Pacífico. De esta forma se abría una nueva vía para el mercado entre los continentes europeo y asiático y se facilitarían las relaciones comerciales de la Europa Oriental y el Asia Occidental con el mundo.


El primer canal lo mandaron a construir los faraones egipcios. Los reyes persas y más tarde los tolomeos se encargaron de reconstruir esta vía marítima. Los romanos ya usaban esta región para el paso de pequeñas embarcaciones y lo llamaban "Canal de los faraones".

 

 

Un simple error tuvo la culpa de que no llegase a realizarse: se creía que debía construirse un canal con grandes esclusas, porque el nivel del Mar Rojo estaba casi 10 metros más alto que el del Mar Mediterráneo. Se descubrió más tarde que se había cometido un error de cálculo: la diferencia de altura sólo era de 80 centímetros.
Cuando en el año 1847 se volvió a trabajar en el proyecto del canal, Inglaterra hizo todo lo posible para evitar su realización. Sin embargo todos sus esfuerzos no tuvieron, a la larga, ningún éxito.



El canal fue concebido en 1854 cuando el ingeniero y diplomático francés Ferdinand Marie de Lesseps obtuvo, gracias al apoyo de la emperatriz de Francia, Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón lll, licencia por 99 años para que se formara una compañía cuyo propósito sería construir un canal a través del istmo egipcio. Se estableció que las ganancias serían distribuidas en un 15%; para el gobierno de Egipto, un 10%; para los accionistas fundadores y un 15% para los accionistas comunes. El resto se dedicaría al manejo de la empresa, cinco años mas tarde en 1859, se inicia la gran obra con fondos aportados por franceses y egipcios, el proyecto de ingeniero austriaco Alois Negrelli, culminó su construcción en 1869.


Un total de más de 1.5 millones de trabajadores participaron en la construcción de los que alrededor de 125000, murieron durante la obra que inició su construcción el 25 de abril de 1859 y culminó diez años más tarde con un costo de 17 millones de libras esterlinas.
Para la inauguración el 17 de noviembre de 1869 el compositor italiano Giuseppe Verdi compuso por encargo la ópera Aída.

Impacto económico

  1.  
     Acortamiento de lavia maritima entre Europa y Asia
Es la primer vez que “se modifica la Faz de la Tierra”, además de vencer muchos temores e intereses. Hoy se tarda 12 a 16 horas en transitarlo.
Abrevia en 8000 km el viaje entre Europa y Asia, y lo cruzan aproximadamente 15.000 barcos por año, cuya carga es más de la mitad, petróleo.
Hasta 1955, poco antes del conflicto, cerca de dos tercios del petróleo europeo se transportaba por el canal.
Actualmente, alrededor del 7,5% del comercio marítimo pasa por el canal. 



En 1875 Inglaterra compró la parte a los egipcios, haciendo hincapié en la zona del canal, en1882 aportaron tropas para custodiarlo, y en pocos años, lo ocuparon.

En 1956, el presidente egipcio Gamal Abdel Nasser resolvió nacionalizar el canal. La medida fue recibida con indignación por Francia e Inglaterra, quienes realizaron una desastrosa invasión a la zona, que culminó con la completa retirada de las potencias europeas. Como resultado de la Guerra de los Seis Días, el canal fue cerrado entre 1967 y 1975, restableciéndose desde entonces el tráfico internacional.

La vía comercial marítima más usada del mundo vista desde el espacio
Con 162 kilómetros de longitud, hasta 14 metros de profundidad y de 60 a 100 metros de ancho en su base, es uno de los centros nerviosos más sensibles del tráfico mundial. Lo cruzan cada día aproximadamente 72 barcos, por lo que resulta la vía comercial marítima más utilizada del mundo. Dos de cada tres buques que cruzan el canal transportan petróleo.
La mayor parte del canal es de una vía, existiendo algunos lugares para un tránsito doble. Un ferrocarril en el lado oeste de la vía marítima, que va paralelo al canal en toda su extensión.
 http://www.ecured.cu/index.php/Canal_de_Suez

martes, 3 de noviembre de 2015

LOS AMORREOS INVADEN MESOPOTAMIA....HISTORIAS A LO LARGO DE LA HISTORIA




El periodo de anarquía en que se vio envuelta Mesopotamia al final del tercer milenio a.C. facilitó una nueva invasión del territorio por una nueva oleada de pueblos semitas. Éstos se llamaban a sí mismos Amurru, pero actualmente son más conocidos como Amorritas o Amorreos. La invasión no fue tan traumática como las anteriores, en parte porque esta vez el caos de la región no lo habían ocasionado ellos, en parte porque su lengua era muy similar al acadio, por lo que fueron asimilados fácilmente y no se les tuvo por odiosos extranjeros, como había sucedido con los guti. Tal vez no sería exagerado afirmar que los amorreos, pese a su falta de cultura, impusieron el orden necesario para que la cultura mesopotámica siguiera floreciendo. No obstante, fueron necesarios unos dos siglos para que la vida volviera a ser la de antes. Los amorreos se asentaron en lo que había sido Acad y también en Canaán. La ciudad más importante tras la caída de Ur fue Isin. El reino de Elam también ejercía su influencia sobre las ciudades mesopotámicas más cercanas. Más al norte destacaban las viejas ciudades de Mari y Assur, así como la ciudad de Eshnunna. No fueron ocupadas por los amorreos, pero parece que dependieron seriamente de ellos. 


                           


Los amorreos no introdujeron muchas novedades. Se limitaron a asimilar la cultura preexistente. Ni siquiera introdujeron nuevos dioses, pues la similitud de su lengua con el acadio favoreció que sus dioses se identificaran con algunos de los ya existentes. Tenían un dios nacional, Amurru, que pervivió como un dios secundario.
También hubo movimientos en el norte. Los indoeuropeos domesticaron el caballo. Hasta entonces los únicos animales de carga eran los bueyes y los asnos. El caballo, aun domesticado, no servía para estos fines, pues los arneses primitivos les oprimían la tráquea y los asfixiaban. Durante un par de siglos tal vez fue usado únicamente como alimento. Ya hacía tiempo que un pueblo indoeuropeo se había asentado en el norte de Grecia, y ahora otro se asentó al sureste de Anatolia. Se les conoce como Hititas. Como es habitual, tanto los hititas como los griegos tardaron varios siglos en asimilar la cultura de la zona y durante este periodo dieron poco que hablar.
Al mismo tiempo, la civilización empezaba a cuajar en dos zonas de América: En México aparecen los primeros núcleos urbanos con viviendas rectangulares de techos de paja. En las ciudades se desarrolló una economía autosuficiente basada en la agricultura, caza, pesca y recolección. El metal era desconocido.



 En Perú los avances fueron más espectaculares, allí las ciudades contaban con edificios públicos para ceremonias y en Las Haldas destaca un templo piramidal compuesto por siete terrazas superpuestas. No conocemos muchos detalles sobre la sociedad que llevó a cabo estas construcciones, pero en cualquier caso podemos deducir que había excedentes económicos y una organización social estratificada que regulaba la actividad comunal.


La isla de Creta se convirtió en una nueva potencia. Ya llevaba mucho tiempo comerciando por mar con Egipto y Canaán principalmente, pero ahora la isla se unió bajo un gobierno poderoso, cuya capital fue la ciudad de Cnosos. Ahora los barcos comerciales cretenses estaban protegidos por una flota militar. La prosperidad y la influencia de la isla fue aumentando gradualmente en los siglos siguientes. La Grecia continental fue ocupada por un pueblo indoeuropeo que implantó una cultura homogénea en la región, típica de las primeras fases de la Edad del Bronce. No obstante esta cultura no llegó al Peloponeso ni a las zonas costeras, que continuaron habitadas por una población nativa bajo la influencia de Creta. 


Egipto estaba en los mejores días del Imperio Medio. Los reyes Mentuhotep IV y Mentuhotep V tuvieron un capaz primer ministro llamado Amenemhat, de origen tebano. De algún modo se rebeló y en 1991 a.C. se convirtió en rey con el nombre de Amenemhat I, inaugurando así la XII dinastía. Trasladó la capital del imperio a Lisht, cerca de Menfis, pues debió de juzgar que Tebas estaba demasiado al sur para controlar eficazmente el Bajo Egipto. La construcción de pirámides continuó, si bien éstas nunca volvieron a alcanzar las proporciones de las del Imperio Antiguo. Amenemhat reforzó el dominio egipcio sobre el Sinaí, restableció el comercio con el sur y mantuvo controlada a la nobleza. Así mismo ordeno la limpieza y restauración del canal que unía el Nilo con el lago Moeris, lo que aumentó considerablemente la fertilidad de la región.
La XII dinastía fue considerada en épocas posteriores como la Edad de Oro de la literatura egipcia. A esta época corresponden los ejemplos más antiguos que conocemos de literatura de ficción no relacionada con la mitología, como el cuento del náufrago que se encuentra con una serpiente monstruosa, o el cuento de Sinuhé, que cuenta la vida de un exiliado egipcio entre las tribus nómadas de Siria. También las ciencias progresaron. Se conoce un papiro que explica cómo operar con fracciones, así como el cálculo de ciertas áreas y volúmenes. Hay recopilaciones de refranes y proverbios. Se cree que uno de ellos fue escrito por el propio Amenemhat I para su hijo. Parece que la vida de palacio no era del todo fácil, pues entre otros consejos leemos:
Ten cuidado con tus subordinados... ten cuidado con tu hermano, no conozcas al amigo y no intimes con nadie...
En 1971 a.C. Amenemhat I fue sucedido por su hijo Sesostris I, quien conquistó la región de Nubia, situada al sur de la primera catarata del Nilo. Los nativos eran un pueblo primitivo que no tenía nada que hacer frente al ejército egipcio. Quince siglos después, cuando Egipto había perdido su poderío, los sacerdotes contaban historias legendarias sobre las extraordinarias hazañas de los reyes del pasado, que habían conquistado todo el mundo conocido, y el mayor de todos los conquistadores era Sesostris I. 
 
 
 
Mientras tanto, en Mesopotamia, la ciudad de Larsa se liberó de la dominación de Elam, en 1924 a.C. derrotó a Isin y tuvo su propio siglo de grandeza. Podemos decir que hacia 1900 a.C. los sumerios habían desaparecido de la historia. No fueron exterminados ni expulsados. Simplemente perdieron su identidad nacional. Ya nadie hablaba sumerio, si bien la lengua se conservo como "lengua culta" en los rituales religiosos (algo similar a lo que le sucedería al latín mucho después). Durante 2.000 años los sumerios habían inventado el transporte con ruedas, la astronomía, la matemática, la empresa comercial, la construcción con ladrillo a gran escala y la escritura, y a partir de este momento fueron paulatinamente olvidados, hasta tal punto que no se volvió a saber de su existencia hasta los descubrimientos arqueológicos del siglo XIX d.C.
A esta época corresponden los sucesos narrados en la parte final del libro del génesis, en la Biblia. El génesis fue escrito por sacerdotes judíos más de mil años después. Su primera parte es una versión de los mitos sumerios sobre el Diluvio y las épocas anteriores, drástica y sistemáticamente adaptados para dejar como único protagonista al dios judío, que en la época que tratamos ahora no existía todavía. Por ejemplo, se conserva una tablilla sumeria de esta época que hace referencia a un conflicto entre un dios pastor y un dios agricultor, en los que no es difícil reconocer a los que la Biblia presenta como Caín y Abel. Los diez reyes legendarios de antes del Diluvio son sustituidos por diez patriarcas de Adán a Noé. Luego viene la adaptación de la leyenda sobre los hombres que querían construir una torre que llegara al cielo. Ahora es el dios judío el que lo impide haciendo que cada cual hablara una lengua distinta. La Biblia sitúa la historia en la ciudad de Babel o Babilonia. Al parecer los judíos encontraron una falsa etimología que relaciona el nombre con la palabra "confusión", cuando en realidad Babel es una derivación de Bab-Ilum (puerta de Dios), nombre de una pequeña ciudad mesopotámica que tomaron los amorreos y que pronto iba a destacar en la región. 



Tras una larga lista de descendientes de Noé, el génesis prosigue con la historia del patriarca Abram. Las fuentes de esta última parte ya no son mesopotámicas, sino cananeas. No se conoce ninguna otra versión más que la de la propia Biblia. En principio, toda la historia de Abram podría ser una invención muy posterior, pero hay indicios de que existe un sustrato que se remonta realmente a los finales del siglo XX o principios del XIX. Por una parte, se describe una situación política que cuadra con la realidad histórica:
Aconteció por aquel tiempo que Amrafel, rey de Senaar; Arioc, rey de Elasar; Codorlahomor, rey de Elam y Tadal, rey de Naciones, hicieron la guerra contra Bara, rey de Sodoma, y contra Bersa, rey de Gomorra, y contra Senaab, rey de Adama y contra el rey de Bala, la misma que después se llamó Segor. Todos estos vinieron a juntarse en el valle de las Selvas, que ahora es el mar salado. Y el motivo fue que, habiendo estado doce años sujetos a Codorlahomor, al decimotercero sacudieron el yugo. (Gen. XIV, 1-4)
Senaar es el nombre que la Biblia da a Mesopotamia, mientras que Elasar debe de ser Larsa y, obviamente, el mar salado es el mar Muerto. Las ciudades de Sodoma, Gomorra, eran cananeas. Debían de estar cerca del mar Muerto, pues la Biblia sigue explicando que allí tuvo lugar el enfrentamiento como consecuencia del cual fueron derrotadas y saqueadas. En el texto hay una aparente contradicción, pues parece que Elam es la potencia más poderosa (era la que tenía sometidas a las ciudades cananeas), mientras que a Amrafel se le presenta como rey de Mesopotamia. Probablemente Amrafel era rey de Babel, y se le atribuye el gobierno de toda Mesopotamia anacrónicamente, pues poco después la ciudad dominaría en verdad toda la región.
Otro indicio del valor histórico de la última parte del Génesis es que la historia de Abram parece haber sido modificada varias veces, en particular para encajarla con el siguiente libro de la Biblia, el Éxodo. Así, los protagonistas cambian de nombre de forma repentina y a veces muy forzada. El propio Abram (padre excelso) pasa a llamarse Abraham (padre de una multitud excelsa), su mujer Sarai (señora mía) pasa a llamarse Sara (señora) y sus nietos Esaú (velloso) y Jacob (que echa la zancadilla) pasan a llamarse Edom e Israel. Estas modificaciones sugieren que existía una primera versión que fue necesario conciliar con la que más convenía a los judíos. 




El núcleo de la historia de Abram es el siguiente: Abram parte de Ur con su padre, su mujer y su sobrino y se asienta en Canaán (donde muere el padre). Durante un periodo de hambre viajan a Egipto, donde son bien recibidos por el rey, pero Abram le hace creer que Sarai es su hermana, el rey la toma como esposa y Dios castiga a Egipto con terribles plagas. Cuando el rey se entera de que Sarai es la mujer de Abram, le invita a marcharse de sus tierras con ella y toda su familia. Vuelven a Canaán.  Abram se asienta en la ciudad de Hebrón, a mitad de camino entre la costa y el mar Muerto, mientras que su sobrino Lot se asienta en Sodoma, que debía de estar junto al Jordán, al norte del mar Muerto. Entonces tuvo lugar el enfrentamiento descrito más arriba, en el cual Lot fue hecho prisionero por Codorlahomor. Abram se entera, recluta un ejército, persigue y derrota a Codorlahomor, librando así a Lot y restituyendo a Sodoma sus prisioneros y riquezas incautadas. Luego Abram pasa a la ciudad de Gerara, donde nuevamente hace creer a su rey que Sarai es su hermana y se repite el mismo incidente que en Egipto, pero esta vez se aclaran las cosas y el rey de Gerara permite a Abram que ocupe la parte de su territorio que más le plazca. Pero la parte más importante de la leyenda es que, en varios momentos, Dios promete a Abram que entregará a sus descendientes toda la tierra de Canaán. A partir de aquí, los distintos apaños posteriores de la leyenda parecen intentos de unos y otros por considerarse descendientes directos de Abram y, por consiguiente, legítimos propietarios por voluntad divina de la tierra de Canaán.
El primogénito de Abram es Ismael y la Biblia afirma que sus descendientes poblaron la costa arábiga del mar Rojo. (Más de dos mil años después, Mahoma se consideraría descendiente de Ismael.) Pero resultó que no era hijo de Sarai, la mujer legítima, sino de una esclava, luego el verdadero primogénito era Isaac. A su vez, éste tuvo dos hijos gemelos, Esaú nació primero y Jacob nació después cogiéndolo por el tobillo (como intentando nacer antes, de ahí su nombre). Teóricamente, la posesión de Canaán correspondía a Esaú, pero éste la vendió a su hermano por un plato de lentejas y, mediante un engaño, Jacob logró que Isaac ratificara el trato en su lecho de muerte. 


Un posible análisis de esta fábula sería el siguiente: El hecho de que Abram pudiera reclutar un ejército indica que en realidad debía de ser un rey de alguna ciudad o bien un caudillo de una de las tribus amorreas que llegaron de Arabia. La procedencia de Ur no es verosímil. Tras todo el folletín de la descendencia de Abram, los judíos terminaban siendo  sus legítimos herederos. Son muchos los pueblos que remontan su origen a un personaje concreto, y siempre tratan de atribuirle un origen ilustre. Cuando se escribió el Génesis, la ciudad de Ur conservaba la leyenda de su antigua fama, y es natural que los judíos la eligieran como patria de su antepasado. Lo más razonable es que Abram fuera un caudillo amorreo que no consiguió un buen territorio en la invasión, por lo que llevó a sus hombres hacia Egipto con la esperanza de encontrar mejores oportunidades. Allí se encontró con un poderoso Imperio Medio que debió de rechazarlo sin apenas esfuerzo. Naturalmente los hombres de Abram debieron de silenciar rápidamente esta parte de la historia, por lo que se convirtió en un punto oscuro que los judíos rellenaron con fragmentos posteriores: por una parte, las plagas de Egipto están tomadas del siguiente libro bíblico, el Éxodo, y el incidente entre Sarai y el rey tiene toda la traza de ser una duplicación del incidente análogo con el rey de Gerara. Es probable que los hombres de Abram se sintieran descontentos con un caudillo que los llevaba de un sitio a otro infructuosamente. Tal vez Abram los aplacó con alguna historia sobre un dios portentoso enfadado con los cananeos y los (restantes) amorreos y que estaba dispuesto a usarlos a ellos como brazo de su venganza, de modo que con su ayuda conquistarían todo Canaán. No podemos saber nada sobre el dios de Abram, pues la Biblia atribuyó toda intervención divina al dios de los judíos, eliminando cualquier resto de otra religión. En cualquier caso, parece que los hombres de Abram cobraron ánimo y, de vuelta en Canaán, tuvieron alguna victoria destacada (probablemente no tan importante como derrotar al rey de Elam). Finalmente pudieron asentarse en Gerara (la historia de que el rey les ofreciera voluntariamente su territorio es increíble). Fuera así o de otro modo, es plausible que los amorreos de alguna ciudad de Canaán se formaron la leyenda de que un dios les había otorgado el territorio que ocupaban a través de un pacto con su primer caudillo, Abram. Tal vez fueron muchos los toscos invasores amorreos que se sentían acomplejados frente a la cultura de los pueblos conquistados, por lo que acogieron gratamente la historia y se apresuraron a encontrar líneas genealógicas que los remontaran al patriarca y legitimaran así (con la voluntad divina) su posición dominante. La genealogía de Abram que recoge la Biblia es posterior, pues termina con pueblos que todavía no habían entrado en escena.



Otro hecho notable que narra el Génesis es la destrucción de Sodoma y Gomorra. Es posible que la caída de un meteorito o, más probablemente, un terremoto acabara con estas ciudades. Naturalmente una catástrofe de esta envergadura debió de suscitar muchas historias cuya conclusión natural era el castigo divino. De todos modos no debía de haber muchos detalles (o los que había debían de discordar mucho de la religión judía) porque para describir la vida pecaminosa de Sodoma y Gomorra los autores bíblicos tuvieron que adaptar una historia posterior contenida en el libro de los Jueces sobre unos hombres que trataron de sodomizar a un levita (capítulo XIX) y en su lugar éste les ofreció a su mujer para que la violaran. (Irónicamente, los pecados que los judíos atribuían a los sodomitas están basados en historias sobre los propios israelitas.)
Por esta época, las ciudades más importantes del sur de Canaán eran Siquem, Betel, Salem, Hebrón y Beersheba. Salem no debía ser la más destacada por estas fechas, pero tal vez era la mejor emplazada, sobre una colina con fuentes de agua, lo que la hacía fácil de defender y la capacitaba para resistir asedios. Más adelante cobraría importancia bajo el nombre modificado de Jerusalén. En general, lo amorreos pasaron los siglos XX y XIX entre tensiones y disputas. Durante el siglo XIX la ciudad de Kish tuvo una época de predominio, pero no tardó en cedérselo a Babel. En 1850 a.C.los amorreos tomaron la ciudad de Assur, que por aquel entonces era una próspera ciudad comercial.
En 1842 a.C.murió el rey de Egipto Sesostris III, poco después de haber sometido a su dominio a todo Canaán. Le sucedió su hijo Amenemhat III, que extendió la hegemonía egipcia a algunas ciudades interiores de Siria. La ciudad de Biblos se benefició de su larga tradición de buenas relaciones con Egipto, y gozó de una especial protección. Hacia el sur, Egipto dominó el curso del Nilo hasta la tercera catarata. Por esta época debió de implantarse en Canaán la circuncisión, un rito egipcio tal vez relacionado con la fecundidad que los cananeos terminarían interpretando como símbolo del pacto entre Abram y su dios. Aunque no sabemos nada a ciencia cierta sobre este dios, el hecho de que los cananeos se circuncidaran en su nombre es indicio de que ser identificados como descendientes de Abram era de suma importancia para ellos.




Amenenmhat III construyó dos pirámides junto al lago Moeris, además de numerosas estatuas colosales con su imagen y un complejo grupo de palacios, todo ello rodeado de un mismo muro. Al parecer la construcción contaba con tres mil quinientas habitaciones, la mitad de las cuales eran subterráneas y se usaban como cámaras funerarias. Al parecer el rey trató de burlar a los ladrones de tumbas escondiendo las momias y los tesoros en un complicado sistema de pasadizos en lugar de bajo una mole de piedra. Los egipcios denominaron a esta construcción con una palabra que significa "el templo a la entrada del lago", pero los griegos de tiempos posteriores la deformaron a Labyrinthos, esto es, Laberinto.



  El Laberinto egipcio debió de ser una obra imponente, hecha de mármol blanco, con una cuidada ornamentación, si bien no cumplió su cometido, pues todas las tumbas que contuvo fueron saqueadas con el tiempo. También la ciudad de Tebas fue embellecida con nuevos templos, estatuas y otros edificios notables.
En 1822 a.C. ocupó el trono de Larsa el rey Rim-Sin, que tuvo que luchar frecuentemente con Isin para mantener la supremacía de su ciudad sobre la región. En 1814 a.C. un amorreo consiguió hacerse con el poder de Assur, fundando una dinastía que iba a gobernar durante mil años. Se llamaba Shamshi-Adad I. Sometió a Mari, que por entonces era la otra gran potencia comercial del entorno, y dominó así el norte de Mesopotamia, formando un pequeño imperio que más adelante crecería y sería conocido como el Imperio Asirio.
 https://www.uv.es/ivorra/Historia/Historia_Antigua/IImilenio_A.htm