lunes, 6 de marzo de 2017

LOS VIKINGOS EN INGLATERRA




Durante doscientos cincuenta años, los vikingos fueron protagonistas de la historia de Inglaterra, primero como saqueadores de ciudades, más tarde como jefes guerreros que litigaron con la casa real sajona por el dominio de la isla, y finalmente como reyes de los ingleses.
A finales del siglo VIII, mientras Carlomagno creaba un inmenso imperio en el continente europeo, Inglaterra se hallaba dividida en siete reinos surgidos de sajones, anglos y jutos, los pueblos que habían invadido Gran Bretaña cuando declinaba el Imperio romano. De todos ellos sobresalía el florecientre reino sajón de Wessex, hasta el punto de que sus monarcas se creían soberanos de los ingleses. Sus reyes avanzaron hacia el norte, ocupando incluso el reino anglo de Northumbria, cuyos habitantes «lloraban por su libertad perdida» convencidos de que para ellos había acabado la historia. Pero no fue así.


En 787, según la Crónica anglosajona, atracaron tres naves en la costa de Wessex y de ellas salió un grupo de hombres aguerridos procedente del otro lado del mar del Norte. Los llamaron wicingas, «ladrones del mar», es decir, vikingos, un nombre que los identificaba perfectamente ya que se dedicaban al pillaje y el saqueo en medio de crueles rituales. Regresaron cinco años más tarde, en 793, pero ahora a la costa de Northumbria, donde saquearon el prestigioso monasterio de Lindisfarne, y un año después hicieron lo mismo con el de Jarrow. En la década de 870, la mayor parte de Inglaterra al norte del Támesis ya estaba sujeta a los vikingos. Pero aún no habían sucedido los acontecimientos más memorables de esta historia.
Éstos comenzaron en el invierno de 878, cuando los vikingos se internaron por fin en el reino de Wessex, una decisión que obligó al rey sajón Alfredo a huir a una ciénaga. Fue un momento crítico, en el que Wessex estuvo al borde del colapso. El reino perduró gracias a la inteligencia política y militar del rey, que mil años después le valdría la admiración de Voltaire: «No creo que haya habido nunca en el mundo un hombre más digno de respeto de la posteridad que Alfredo el Grande». El monarca expulsó a los vikingos de sus tierras y fundó ciudades a las que rodeó de fortificaciones, así como mercados a fin de cobrar impuestos que sirvieran para mantener un ejército permanente y evitar, así, la sorpresa de un ataque de los terribles «ladrones del mar». Las refriegas eran continuas, habida cuenta de la fuerte instalación de los vikingos en la costa de Northumberland y la facilidad de navegación desde su bases en el continente. Se sucedieron años de saqueos y de pactos, y los descendientes de Alfredo tuvieron que elegir entre la diplomacia o la guerra.



En 937, el rey Atelstan, nieto de Alfredo, optó por jugarse el reino en la batalla de Brunanburh, con resultado inicialmente incierto, pero que a la postre fue un triunfo que consolidó a los miembros de la dinastía sajona de Wessex como los verdaderos reyes de los ingleses. Fue tal la resonancia de su triunfo sobre los hombres del norte que los reinos continentales lo tuvieron como ejemplo a la hora de contener el empuje vikingo en sus tierras. Lo hizo, sobre todo, el duque de Sajonia Otón el Grande, que con el tiempo se ceñiría la corona del Sacro Imperio Romano Germánico. En 929, Otón se casó con Edith, hermana de Atelstan, para fortalecer los lazos con la emergente Corona inglesa.
Desde su privilegiada posición, Edith contribuyó a la estrategia política de su marido instándole a fundar el gran monasterio de Magdeburgo, clave de la expansión alemana hacia el este. Pero también siguió de cerca la política de su hermano Atelstan de fundar la ciudad fronteriza de Exeter para consolidar su dominio sobre el país de Cornualles y el suroeste de Gran Bretaña. En 938, Atelstan se hizo coronar rey en la ciudad de Bath, un lugar famoso por sus reliquias de santos de época romana, con el deseo de competir –sin lograrlo, naturalmente– con la brillante aureola de Roma. Convenció a algunos príncipes de dinastías célticas para que llevaran su manto río abajo en una ceremonia que vista de cerca era más tosca de lo que el rey de los ingleses había esperado.
Desde luego, Wessex era un reino compacto y Atelstan el rey más poderoso de su tiempo, aunque había señales de alarma en el horizonte. Por un lado, crecía una fuerte tensión en el seno de la casa real, entre los herederos al trono; por otro lado, persistía la siempre inquietante presencia de los vikingos en la frontera septentrional. Ambas circunstancias convergieron cuando falleció el rey Edgar, nieto de Atelstan, en el año 975. Cuando se reunió el Witan, la asamblea de hombres sabios más importantes del reino para elegir al heredero del difunto Edgar, tuvo que escoger entre dos personajes de temperamento muy diferente. El primero, Eduardo,hijo de la primera esposa del soberano, era un adolescente despiadado e inestable, cuya candidatura creaba todo tipo de resistencias. El segundo candidato, Etelredo, era hijo de Elfrida, la segunda esposa del monarca y la mujer más poderosa y ambiciosa del reino. Etelredo contaba con muchas credenciales para ser coronado, salvo una: la edad. Tenía siete años. Como era de esperar, el Witan se decantó por Eduardo. Elfrida se retiró resentida, y desde entonces comenzó a respirarse una atmósfera de guerra civil. En 978, el rey Eduardo se marchó a la costa para cazar. Allí fue rodeado por hombres armados que acabaron con su vida. Fue un escándalo porque por primera vez en la tradición sajona se asesinaba a un rey ungido, lo que llevó la inestabilidad al reino.
La ocasión fue aprovechada por Elfrida para elevar a su hijo Etelredo al trono. Éste pronto fue sospechoso de asesinato, y, lo que era más grave, la inestabilidad hizo crecer la sensación de que en poco tiempo podrían volver los vikingos con sus terribles saqueos de ciudades y aldeas. No era una exageración, ya que en la vecina Northumbria, donde numerosos aristócratas eran escandinavos, se difundían constantes rumores sobre una inminente invasión de los reinos sajones.




La diplomacia intervino para retrasar lo inevitable. Se gastaron grandes sumas en sobornar a los vikingos para que no atravesasen las fronteras; se prefería pagar ese «rescate» a soportar sus incursiones, que eran incluso más gravosas económicamente y resultaban más terribles para la población. Fue entonces cuando apareció en escena el terrible Olaf Trygvasson, apodado Cracabnbe, «Hueso de Cuervo», un noruego con excelente olfato para el pillaje, que en poco tiempo dominó las rutas de navegación inglesas con una pericia fuera de lo común. A comienzos de la década de 990, la fama de Trygvasson era tal que muchos jefes vikingos se unieron a sus expediciones por las costas de Kent y Essex. En cierta ocasión se reunieron más de noventa barcos, saqueando y prendiendo fuego a todo lo que salía a su paso. Fue entonces cuando tuvo lugar la batalla de Maldon, el hecho de armas más importante en Inglaterra en el primer milenio de la era cristiana. En agosto de 991, Trygvasson acampó junto la isla de Maldon, al norte del estuario del Támesis, no lejos de la actual Londres. Allí acudieron los sajones y le retaron a cruzar desde su campamento a tierra firme. Frente a Trygvasson estaba el conde Britnoth, un sajón elegante de cabello rubio, con un pequeño séquito de guardaespaldas cubiertos de hierro. La batalla fue encarnizada y sangrienta, al final de la jornada los sajones huyeron dejando el cadáver del valiente Britnoth, que se había negado a abandonar el lugar. La derrota no dejó a Etelredo más opción que pagar a Olaf un fuerte tributo de diez mil libras, el precedente de otros muchos tributos convertidos en impuestos ordinarios que pasaron a llamarse danegeld.
En 994, el codicioso Trygvasson regresó a por más tributos, atacó Londres y asoló los territorios adyacentes. De nuevo se le pagó para comprar su retirada, lo que generó el sobrenombre de Etelredo, un soberano apocado y cobarde al que comenzaron a llamar Unroed, «el desaconsejado». La ironía era clara: no había reino en Europa que recaudara más dinero que Wessex, pero Etelredo lo debilitó cada vez más al no tener ningún plan para frenar las ambiciones vikingas salvo el pago de rescates permanentes.


Olaf no se contuvo a la hora de exprimir el reino, y la gente comenzó a creer que los ataques de sus huestes eran un presagio de que el final del mundo estaba cerca. A pesar de que el influyente y culto obispo Wulfstan de Londres afirmó que «nadie sabe ni el día ni la hora» del fin de los tiempos, el pueblo estaba cada vez más convencido de que la espada flamígera de los jinetes del Apocalipsis tenía la forma de espada vikinga. En un significativo episodio, los vikingos quemaron una iglesia en Oxford con todos los feligreses dentro; habían acudido allí a refugiarse con la esperanza de que Dios les librara de la muerte. Se produjo un respiro cuando Trygvasson marchó a Noruega con el deseo de ser coronado rey de aquella tierra. Pero el vacío de poder que dejó en Gran Bretaña pronto fue ocupado por un jefe tan frío y calculador como él, aunque más cruel. Era danés, se llamaba Sven y llevaba el apelativo de «Barba de Horquilla». Sin embargo, tras una primera etapa dedicada al saqueo, Sven cambió de estrategia y decidió apoyar a la casa real sajona con la intención cada vez menos oculta de crear un reino danés en Gran Bretaña. Al final consiguió aislar a Etelredo.
Éste envió a su esposa, la culta e influyente Emma, a Normandía, y él languideció en una especie de exilio interior. A su muerte, en 1016, los vikingos se hicieron con el trono gracias a la habilidad de su nuevo jefe, Canuto el Grande, hijo de Sven. Su primer gesto fue contraer matrimonio con la reina viuda Emma y buscar su apoyo en un proyecto político que terminó por convertir a sus sucesores en reyes de los ingleses, poniendo un broche de oro a la historia de los vikingos en Inglaterra.

http://www.historiainglaterra.com/Los-vikingos-y-la-historia-de-Gran-Bretana.aspx
https://es.wikipedia.org/wiki/Inglaterra_anglosajona
http://www.nationalgeographic.com.es/articulo/historia/grandes_reportajes/7765/los_vikingos_inglaterra.html
http://www.mentenjambre.com/2012/12/sajones-vikingos-y-normandos.html
http://www.ab-initio.es/wp-content/uploads/2014/10/02-VIKINGOS.pdf

domingo, 5 de marzo de 2017

EL COSTUMBRISMO LITERARIO ESPAÑOL EN LOS SIGLOS XVII Y XVIII


El costumbrismo es una modalidad literaria que se interesa por la descripción de los tipos y costumbres de la sociedad. Linda con el realismo, aunque el autor costumbrista prefiere pintar los ambientes populares y típicos. Se expresa en prosa, pero en ocasiones utiliza el verso, en especial el romance narrativo. Estos mismos temas atraen en ocasiones a la literatura dramática como observamos en la comedia de figurón, en la zarzuela realista y en determinados géneros breves entre los que destacan el jocoso entremés y el sainete dieciochesco. La narración en prosa es, sin embargo, su forma de discurso habitual, adaptándose a estructuras formales que van variando con el tiempo. El relato costumbrista muestra casi siempre una intención moral: unas veces se llena de melancolía si observa la desaparición de las viejas costumbres españolas o surge su vena burlesca si las ve postergadas por otras extrañas, casi siempre desde puntos de vista conservadores y casticistas; otras, se impregnan de críticas sociales o morales que reconvienen los vicios, escritas desde la atalaya de sus propias convicciones ideológicas y éticas.

Aunque encontramos descripciones de costumbres aisladas desde la literatura medieval, el costumbrismo se configura como una fórmula autónoma en el siglo XVII. Aparece en esta centuria una abundante producción costumbrista, de variada temática, que tiene relación con géneros como la miscelánea y el ensayo. El cómico Agustín de Rojas Villandrando, considerado como uno de los mejores costumbristas de su tiempo, inaugura este género con El viaje entretenido , obra heterogénea tanto en la forma como en el contenido, que adopta el viaje como pretexto para integrar diversos elementos (poesías, anécdotas, costumbres...). Cristóbal Suárez de Figueroa escribió en diálogos su obra autobiográfica El pasajero , en la cual queda patente la vinculación que existe entre miscelánea (poesía, comedia, anécdotas, sermones) y costumbrismo. Siguiendo el artificio tópico del "alivio de caminantes" en un viaje, ensarta relatos, con descripciones de España y los españoles, a quienes enjuicia con severidad. Antonio Liñán y Verdugo compuso Guía y aviso de forasteros . En la conversación que mantienen cuatro personajes, intercala anécdotas sobre tipos pintorescos de la vida madrileña, cuyas tretas y picardías desenmascara, con la pretensión de que sirva de aviso a los incautos. Es un documento de primer orden sobre las costumbres y gente de la época.

El costumbrismo más original del siglo es el que intenta prescindir del componente novelístico. Juan de Zabaleta y Francisco Santos son sus principales representantes . El primero es autor de El día de fiesta por la mañana  y El día de fiesta por la tarde . En ambas obras, sin renunciar a la intención moral, nos presenta una excelente colección de cuadros costumbristas independientes unos de otros, que retratan las actividades de los españoles en un día festivo. Francisco Santos describe en Día y noche de Madrid  numerosos cuadros de la vida madrileña en la segunda mitad del XVII ligados por una leve fábula novelesca. El objetivo preferido por los narradores barrocos en sus descripciones es Madrid y sus habitantes. Profesiones, costumbres, acontecimientos públicos como romerías y festejos, desfilan por estas páginas con una gran colorido.
En el siglo XVIII se dan dos tipos de costumbrismo: uno es heredero del siglo anterior, mientras que la modalidad más novedosa es el costumbrismo crítico, conservador o progresista, testigo fiel de las reformas sociales que trajo la Ilustración.
El costumbrismo que continúa la tradición barroca pierde paulatinamente el tono moralista y sentencioso y se torna más festivo y pintoresco. El tema predominante será, durante los reinados de los primeros Borbones, la vida frívola de algunos cortesanos, aunque con el tiempo pasará a hacer comentario de determinadas conductas y tipos de la ciudad. En la misma línea de avisos de Liñán y Verdugo están las Recetas morales de Gómez Arias, los anónimos Sucesos trágicos de un pretendiente  y Arte de manejarse en la Corte , Falacias y engaños de la Corte de Luis Ignacio de Quirol, Diálogo entre económico y glotón  de Ángel de la Torre... La obra de Santos genera la pareja cortesano-paleto que pasea por la ciudad y comenta, desde su ignorancia o conocimiento, lo que observa en ella: Aventura en verso y prosa, del insigne poeta y su discreto compañero  de Antonio Muñoz, Carta del Marqués de la Villa de San Andrés de Hoyo Sotomayor, Madrid por dentro y el forastero instruido y desengañado de autor anónimo, Sátira de la vida madrileña  de Francisco de la Justicia, El instruido en la Corte y aventuras del extremeño ... Este costumbrismo evoluciona hacia el pintoresquismo al tiempo que se impregna de un tono sentimental. La descripción de la capital del reino es el motivo fundamental de algunas obras de la última década del siglo, como en Visita de las ferias de Madrid , Mis bagatelas o las ferias de Madrid , El café.
A finales del reinado de Fernando VI empieza a configurarse un nuevo modelo de sociedad con rasgos diferentes a la tradición española que ya desde comienzos del siglo había ido perdiendo algunas de sus señas tradicionales. Surge entonces un relato costumbrista crítico que reflejará la nueva ideología de la Ilustración. Así, un folleto clandestino titulado Virtud al uso y mística a la moda de Afán de Ribera critica las ceremonias trasnochadas y las falsas devociones de la religión católica.
Esta misma línea sigue el folleto el Bello gusto satírico-crítico de inscripciones del erudito Pedro de Estala donde se pasa revista de forma jocosa a los carteles o rótulos de la capital...
La máxima novedad del costumbrismo del Setecientos la encontramos en la prensa. Por vez primera aparecen artículos de costumbres, por lo general en periódicos ilustrados, a través de los cuales pretenden hacer un análisis reformista de la sociedad. No está, sin embargo, configurada todavía la fórmula romántica. Figura destacada del periodismo costumbrista es José Clavijo y Fajardo con El Pensador  donde se pintan críticamente tipos (mujer, petimetra, cortejo...) y costumbres (toros, teatro, tertulias, vestimenta). El publicista canario es un preclaro precedente del talante moral de Larra. Otros periódicos siguieron esta corriente: Diario noticioso, Diario Extranjero, Memorial Literario, El Censor, El Correo de Madrid...

El costumbrismo del XIX se emparenta, de modo tangencial, con el romanticismo y el realismo literarios. Los estudiosos han señalado varias causas para el nacimiento de este movimiento, que intenta pintar en cuadros o escenas una realidad española (matritense primero, de provincias después) y que participa más del tipo que de la individualidad y especificidad psicológica.
Con antecedentes remotos en el realismo de formas novelísticas como la picaresca, el surgimiento del costumbrismo se relaciona con dos hechos cruciales: la existencia de una sociedad en vías de transformación, donde las revueltas políticas, los desengaños y pasiones ciudadanas son abundantes (nos referimos a la época posterior a la invasión napoleónica); y el desarrollo del periódico, que permite transmitir de manera más directa que el ensayo, la novela epistolar o el discurso como modelos de exposición de ideas triunfantes en la centuria anterior, impresiones o ideas.

Su carácter de género independiente y autónomo queda subrayado por el hecho de que sus cultivadores tuvieron conciencia de escribir algo diferenciado de la novela. Mesonero Romanos, en su Panorama (a modo de manifiesto del género), lo definió por su rapidez, agilidad y cuidado estilístico. Los críticos han definido con posterioridad otros elementos formales y discursivos. En especial, la mediación que se produce entre el mensaje y el receptor a través de la figura de un narrador omnisciente (que se presenta por lo general escondido tras un seudónimo) a quien liga con el lector una complicidad, a modo de guiño, basada en la pertenencia a un mismo sistema de coordenadas culturales, espacio-temporales y morales.
La crítica también ha discutido, en el terreno del contenido, el grado de conformismo político e ideológico del género, que fluctúa desde la queja de Larra, al sosiego de Mesonero Romanos y el lirismo romántico de Estébanez Calderón. También se han señalado las diferencias entre el llamado género costumbrista y la novela de costumbres, que procura el análisis de conflictos sociales y humanos individualizados en los personajes, frente a la ausencia de caracteres del costumbrismo, en aras de la esquematización de la realidad y su abstracción en tipos.

Entre los autores y obras más representativos podemos citar a Larra (El Duende Satírico del Día,; Mesonero Romanos (Panorama, Mis ratos perdidos, Escenas matritenses); Estébanez Calderón (Cartas españolas, Escenas andaluzas), Sebastián Miñano y Bedoya (Lamentos políticos de un pobrecito holgazán), Antonio María Segovia, Santos López Pelegrín, Los españoles pintados por sí mismos (publicada por Boix en , Antonio de Trueba, Vicente Barrantes, Luis Taboada, Luis Mariano de Larra e Isidoro Fernández Flórez. A finales de la centuria, el género acabaría por desaparecer, aunque sus mejores exponentes ya se habían producido más de un tercio antes de su defunción definitiva.

Bibliografía

  • CORREA CALDERÓN, E.: Costumbristas españoles
  • ----: "Los costumbristas españoles del s. XIX", en Bulletin Hispanique, LI 
  • ESCOBAR, José: Los orígenes de Larra, Madrid
  • ----:"La mímesis costumbrista", en Romance Quarterly
  • ----: "Costumbrismo y novela", en Insula,
  • FONTANELLA, L.: "The Fashion and Styles of Spain's Costumbrismo", en Revista Canadiense de Estudios Hispánicos
  • MARUN, A.: Orígenes del costumbrismo ético-social
  • MONTESINOS, J. F. : Costumbrismo y novela. Ensayo sobre el redescubrimiento de la realidad española
  • VÁZQUEZ MARÍN, Juana: "Literatura costumbrista", en Historia literaria del siglo XVIII en España,
    http://www.enciclonet.com/articulo/costumbrismo/

lunes, 6 de febrero de 2017

LOS ACADIOS....SARGÓN FUNDA EN PRIMER IMPERIO DE LA HISTORIA


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La segunda mitad del tercer milenio fue una época de grandes cambios. Los pueblos indoeuropeos del oeste de Asia se desplazaron hacia el sur. Una tribu de grecohablantes ocupó el noreste de los Balcanes. Por aquel entonces los indoeuropeos ya conocían la agricultura, si bien se decantaban más por la ganadería. Sus armas eran de piedra, pues no conocían la metalurgia. En el sur de Grecia, la población nativa (no indoeuropea) hacía tiempo que comerciaba con el bronce, que obtenía principalmente de Chipre. Los pueblos semitas que habían invadido Mesopotamia cinco siglos antes empezaron a salir de su "edad oscura". La ciudad de Mari desarrolló una cultura mixta que conservaba su lengua semítica, pero, por ejemplo, adoraba a los dioses sumerios.
En Egipto se instauraba la V dinastía, que reinó desde el 2500 hasta el 2430 a. de C., cuando se instauró (obviamente) la VI dinastía. Al parecer, el monarca que sucedió a Menkure fue un sacerdote de Ra, lo que culminaba el ascenso político de este cuerpo sacerdotal. La construcción de pirámides entró en decadencia. Probablemente los egipcios decidieron invertir sus esfuerzos en cosas más útiles, como el refuerzo de sus ejércitos.
Mientras tanto, alrededor del 2425, los elamitas se unieron por primera vez bajo la dinastía de Awan. Siglos después pervivió una tradición según la cual esta ciudad había dominado Mesopotamia antes de la llegada de los sumerios. Puede ser cierto y puede ser que la leyenda se creara a partir de este periodo de esplendor. Por esta época, los elamitas ya habían adaptado la escritura sumeria a su propia lengua. 



Hacia el 2400 en Sumer destacó Eannatum, rey de la ciudad de Lagash, que al parecer derrotó a los ejércitos unidos de Uruk y de Ur. Como conmemoración de sus victorias, Eannatum erigió una serie de columnas de piedra o estelas con inscripciones e imágenes. La más famosa es la Estela de los buitres, en la que se ve una formación de soldados con cascos y lanzas avanzando sobre los cadáveres de los enemigos devorados por perros y buitres. Según las inscripciones, el ejército vencido era el de la ciudad de Umma, que provocó la guerra al quitar ciertas piedras que marcaban las fronteras. Naturalmente, no conocemos la versión de los vencidos. Lagash conservó su preeminencia durante algo más de un siglo. Llegó a dominar un territorio de unos 4.500 kilómetros cuadrados. Su último rey fue Urukagina, que ascendió al trono alrededor del año 2350. Por estas fechas los semitas crearon otro reino poderoso alrededor de la ciudad de Ebla, en Siria, cerca de Fenicia, que llegó a dominar muchas ciudades del norte de la media luna fértil, de Anatolia y de la Alta Mesopotamia. Otro tanto sucedió con la ciudad de Mari, que dominó muchas ciudades de su entorno, entre ellas Assur. 



Volviendo a Lagash, parece ser que Urukagina fue un rey ilustrado, que trató de impulsar reformas sociales para reducir el excesivo poder de los sacerdotes en beneficio del pueblo. Sin embargo, los sacerdotes podían llegar a tener más poder que el rey sobre un pueblo temeroso de los dioses. Lagash se debilitó por sus convulsiones internas y Umma encontró la ocasión de vengar su pasada derrota. A la sazón su rey era Lugalzagesi, que se apoderó de Ur, se proclamó rey de Uruk y, desde allí, en el año 2330 atacó Lagash y la saqueó. Pronto adquirió el control de todo Sumer.
Naturalmente, si conocemos todos estos detalles es porque a partir del año 2800 los sumerios empezaron a usar sistemáticamente la escritura con fines históricos y literarios (los egipcios harían otro tanto a partir del 2100). A los sumerios de siglos posteriores les debió de sorprender la ausencia de registros anteriores al 2800. Posiblemente no se les pasó por la imaginación que la causa fuera que antes se desconocía la escritura o, por lo menos, que ésta tenía un uso aún muy restringido, así que conjeturaron que ésa debía de ser la fecha del Diluvio Universal, una leyenda sobre una inmensa inundación que posiblemente era mucho más antigua. Los sumerios ubicaron todas sus leyendas en la época "antediluviana".
Según dichas leyendas, el mundo fue creado en siete días. El número siete se debe a que los astrónomos sumerios habían identificado siete cuerpos celestes, aparte de las estrellas: el Sol, la Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus y Saturno. Estos astros eran divinidades que influían sobre los hombres. El destino de una persona dependía fuertemente del astro dominante el día y la hora de su nacimiento. Cada día se nombraba según el astro que dominaba en su primera hora, y así surgió la división del tiempo en semanas de siete días.
Las listas de reyes sumerios fueron completadas con diez reyes antediluvianos, a los que atribuían reinados de decenas de miles de años. 


El último y más famoso de estos reyes fue Gilgamesh, rey de Uruk. Su leyenda se basa indudablemente en el Gilgamesh histórico que reinó hacia el 2700, pero el Gilgamesh legendario fue situado antes del Diluvio, como era preceptivo. Según la leyenda fue un héroe valiente que realizó hazañas increíbles. Tras la muerte de un amigo se puso a buscar el secreto de la vida eterna. Así pasó una larga serie de peripecias. Entre ellas sobrevivió al diluvio, causado por unos dioses enojados. Otro de los supervivientes fue Utnapishtim quien, favorecido por los dioses, construyó un barco en el que se salvó juntamente con su familia. Los dioses, sin hombres que les ofrecieran sacrificios, sintieron hambre, pero Utnapishtim, cuando el Diluvio hubo pasado, sacrificó animales en acción de gracias. Dice el poema:

Los dioses olieron su aroma, Los dioses olieron el dulce aroma, Como moscas, se agruparon sobre el sacrificio...
En agradecimiento, los dioses otorgaron a Utnapishtim el don de la inmortalidad. Se encontró con Gilgamesh y le indicó que debía buscar cierta planta mágica. La encontró, pero, cuando se disponía a comérsela, una serpiente se la robó (lo que explicaba la creencia antigua de que las serpientes rejuvenecen al cambiar de piel). 
Otra ciudad semita que había alcanzado cierto esplendor era Kish. Mientras Lugalzagesi reinaba en Uruk y ejercía su influencia sobre todo Sumer, el primer ministro del rey de Kish se las arregló para usurpar el trono, tras lo cual adoptó el nombre de Sargón, que significa "Rey legítimo". Su legitimidad no debía de estar tan clara, pues el nuevo rey prefirió trasladar la corte a una nueva capital fundada por él mismo y que no estuviese asociada a la monarquía anterior. Esta capital fue Agadé, o Acad, y desde entonces el rey fue conocido como Sargón de Acad. Alrededor del 2300 Sargón se enfrentó a Lugalzagesi y lo derrotó. Según sus inscripciones conmemorativas, esta victoria le dio el dominio de todo Sumer, pero parece ser que en realidad necesitó varias campañas más para lograr esta meta. En cualquier caso, Sargón acabó dominando una extensa región de Mesopotamia que incluía a todo Sumer y que fue conocida como el Imperio Acadio. Más aún, sometió al reino de Elam, dejándolo bajo el gobierno del rey de Susa, una de sus ciudades menos destacadas, que a partir de este momento empezó a ganar influencia.

                   

Sargón siguió combatiendo y sojuzgando ciudades del norte y del este, mientras la capital de Acad iba engrandeciéndose. Por ejemplo, la ciudad de Assur se había liberado recientemente del dominio de Mari, e instauró una monarquía propia, pero sus reyes se convirtieron en tributarios de Sargón. La propia Mari no tardaría en someterse también al yugo acadio. Por el contrario, Ebla estuvo a punto de derrotar a Sargón, quien, no obstante, logró rehacerse. Ebla conservó su independencia y se convirtió en un importante centro cultural que absorbió la cultura acadia (que a su vez había incorporado la cultura sumeria). En sus restos se han encontrado numerosas tablillas cuneiformes escritas en eblaíta con textos jurídicos, religiosos, diplomáticos, administrativos y económicos. Incluso se han encontrado diccionarios sumerio-eblaítas. Según los escritos acadios, Sargón llegó en sus campañas hasta la costa de Canaán. 



El Imperio Acadio fue el primer imperio histórico en el sentido de un pueblo que dominó militarmente a otros pueblos extranjeros. En este sentido, el Imperio Antiguo egipcio no era un imperio, sino una cultura homogénea que poblaba un territorio extenso. El gobierno de Sargón fue opresivo para los pueblos que sojuzgó. Los gobernantes sumerios del sur fueron sustituidos por guerreros brutales, lo que causó muchas revueltas que Sargón tuvo que sofocar. Por otra parte, Sargón instituyó el acadio como lengua oficial del imperio y debió de tomar medidas para fomentarlo pues, a pesar del prestigio que tenía el sumerio, terminó desplazándolo.
Indudablemente, la entrada de los acadios conquistadores en las ciudades de Sumer debió de generar una gran confusión, agravada por el hecho de que los recién llegados hablaban una lengua que casi nadie entendía. Tal vez las gentes más humildes, cuya visión del mundo se reducía a su entorno más inmediato, ni siquiera entendían por qué "de repente" habían aparecido hombres que hablaban una lengua tan extraña que ahora se veían coaccionados a aprender. Era natural pensar en un castigo de los dioses. Con el tiempo, cuando Sumer y Acad se borraron de la memoria de las gentes, pervivió la leyenda de que hubo un tiempo en que todos los hombres hablaban la misma lengua (o sea, el sumerio), pero que un día los dioses los castigaron y sembraron la confusión haciendo que hablaran dos lenguas distintas. Por otra parte, los zigurats eran ya monumentos del pasado y lo que la gente sabía de ellos es que habían sido construidos para acercarse al cielo. Esto era cierto: muchos pueblos con divinidades celestes eligen lugares elevados para estar más cerca de sus dioses al hacer sus sacrificios, y los zigurats fueron la peculiar forma que tuvieron los sumerios de plasmar esta idea. Sin embargo la gente encajó muy bien ambas historias: los antiguos construían torres cada vez más altas con la pretensión de alcanzar el cielo, pero los dioses se enojaron por este intento de "invasión" y lo evitaron sembrando la confusión: les hicieron hablar cientos de lenguas distintas, con lo que ya no podían trabajar conjuntamente y el proyecto fracasó. Los hombres se dispersaron según sus lenguas, y esta era la causa de que en el mundo hubiera tantos pueblos con tantas lenguas diferentes. Por una cuestión de coherencia esta leyenda tuvo que ubicarse después del Diluvio (los hablantes de lenguas extrañas no habían perecido), lo cual, por otra parte también encajaba en la historia: tal vez los antiguos querían llegar al cielo para salvarse en caso de que los dioses provocaran otro diluvio universal. 




Hacia el 2300 se inicia un periodo de esplendor en el valle del Indo. La llamada civilización del Indo fue extendiéndose hasta ocupar un territorio mayor que el actual Pakistán. Se construyeron grandes ciudades de ladrillo con casas rectangulares y calles de 8 metros de ancho, disponían de instalaciones sanitarias, almacenes, piscinas y un sistema de canales muy estudiado. Sus habitantes cultivaban el trigo y la cebada, y se han encontrado los restos más antiguos del cultivo del algodón. Disponían de una escritura reducida de 270 signos diferentes (cuyo significado se desconoce), que únicamente se han encontrado en sellos, por lo que debían de ser identificaciones de mercancías. Sorprende la ausencia de templos en las ciudades, si bien se han encontrado objetos de culto, tal vez antecedentes de la futura religión de la India. Tampoco había palacios, lo que suscita muchos interrogantes sobre el tipo de estructura social de esta cultura. Las capitales más importantes eran Harappa y Mohenjo-Daro. Se ignora si eran capitales de estados distintos o si formaban parte de un mismo imperio. Hay constancia de un intenso comercio marítimo con Sumer.

                     

Por esta época reinaba en Egipto el tercer rey de la VI dinastía, Pepi I, nativo de Menfis. Los nómadas del desierto de Libia empezaron a hostigar el país, pero fueron rechazados cinco veces por los ejércitos egipcios, dirigidos por un general llamado Uni. Este general consolidó también el dominio de Egipto sobre la península del Sinaí, rica en metales, e incluso supervisó expediciones a Nubia, al sur de la primera catarata del Nilo. El Imperio Antiguo alcanzó así su apogeo. Probablemente, Pepi I decidió que las relaciones comerciales que Egipto mantenía con Fenicia desde hacía mucho tiempo no eran satisfactorias: los cananeos pagaban poco por las exportaciones egipcias y cobraban mucho por sus productos. (Cuando dos personas negocian y una tiene a sus órdenes un ejército poderoso, es natural que llegue a esta conclusión.) Los fenicios fueron exhortados a pagar periódicamente un tributo al rey, pero algunas ciudades decidieron negarse. Como consecuencia, Uni dirigió una expedición contra Fenicia: una columna marchó por tierra y otra, transportada por mar, desembarcó hacia el sur de Biblos. El ejército derribó murallas, incendió ciudades, destruyó cosechas, se apoderó de toda clase de objetos valiosos y, sin duda, consiguió que las ciudades castigadas se comprometieran a pagar el tributo. 




Hacia el año 2280 muere Sargón de Acad. Inmediatamente, Sumer y los pueblos de los montes Zagros vieron en la muerte del rey una oportunidad para liberarse de la tiranía acadia y se rebelaron. Sin embargo, Sargón fue rápidamente sucedido por su hijo mayor Rimush, quien, con ayuda de su hermano Manishtusu, sofocó las revueltas. 



En 2272 el hijo de Pepi I subió al trono de Egipto con el nombre de Pepi II. Era sin duda un niño, pues su reinado duró noventa años, y es, al parecer, el más largo de la historia. 



En 2252 Naram-Sin, nieto de Sargón, ocupa el trono de Acad. Tras sofocar varias revueltas internas, Naram-Sin continuó la tradición imperial de su abuelo, reemprendiendo expediciones a tierras lejanas. En el 2200 destruyó el floreciente reino de Ebla. Para consolidar su autoridad se hizo proclamar dios, organizó un cuerpo de nobles-funcionarios que supervisaban o sustituían a los reyes locales e instaló colonias de acadios en las ciudades sospechosas de rebeldía. La cultura floreció en la corte de Acad. Los escribas acadios desarrollaron y superaron las tradiciones sumerias. Aunque el lenguaje de la cultura siguió siendo el Sumerio, los comerciantes y la administración hablaban acadio.
Mientras tanto, como es habitual, en los cielos se reproducían los acontecimientos de la tierra: Los dioses acadios se mezclaron con los sumerios. Es fácil distinguirlos porque tienen nombre semíticos. Además son todos dioses celestes, como corresponde a las culturas de pastores. Así,  Sin, dios de la luna, se convirtió en el dios principal de Ur (Naram-Sin significa "amado por Sin").
 Ishtar, identificada con el planeta Venus, diosa del amor y la belleza, se convirtió en la diosa principal de Uruk, desplazando el culto a Anu. Esto era aceptable, pues pronto se descubrió que Ishtar era hija de Anu. También estaba Shamash, dios del Sol, que no consiguió tanta notoriedad como sus compañeros. 

http://www.historialuniversal.com/2009/05/los-sumerios-imperio-mesopotamia-sargon.html
http://sobrehistoria.com/los-acadios-guia-de-estudio/
https://www.uv.es/ivorra/Historia/Historia_Antigua/IIImilenio_B.htm
https://myrozco.wordpress.com/los-sumerios/
http://sobrehistoria.com/los-acadios-gobierno-y-economia/

miércoles, 25 de enero de 2017

ARMAMENTO DE LAS LEGIONES ROMANAS...LANZAS,ARMAS ARROJADIZAS,ESCUDOS Y ARMADURAS


Durante el intenso período de romanización, los legionarios romanos se valieron de varias garantías. Además de las formaciones y tácticas, las armas tuvieron un papel fundamental a la hora de someter a los que ellos llamaban como pueblos bárbaros. Las armas a distancia eran el mejor seguro de vida de sus ataques, pues permitían causar bajas enemigas sin necesidad de entrar en combate en modalidades cuerpo a cuerpo.

 Hastae

Una de las armas más antiguas usadas por los primeros soldados romanos fue el hastae, o hasta, que era básicamente una lanza con punta de hierro con una longitud de 6 pies romanos. Los soldados expertos en usar el hastae fueron conocidos como hastati, pero ya en tiempos de la república, y finalizada la monarquía con Lucio Tarquinio el Soberbio, el hastae fue utilizado únicamente por triarios (triarii).
Los triarios fueron legionarios veteranos durante la república y actuaron como una falange propia del período helenístico, funcionando como tropas de reserva y combatiendo únicamente en ocasiones de extrema necesidad. El uso del hasta fue mermándose hasta la crisis que asoló la era imperial romana, donde salía muy barato fabricar este arma para equipar a los soldados.



 Verutum

El verutum era un tipo de jabalina, más corta y ligera que los pilum. Fue adoptada de las tribus samnitas y de los volscos. La usaban los llamados vélites, una unidad de infantería ligera carente de armadura y que era reclutada entre las clases más pobres de la sociedad ocupando las primeras líneas de combate. El verutum era un arma arrojadiza de poco más de un metro y muy flexible, lo que le daba una maniobrabilidad excelente al vélite para dar cuenta de sus enemigos.
Fue muy utilizada durante las Guerras Púnicas contra los cartagineses, y muy destacable su papel contra los elefantes de Aníbal en la batalla de Zama. Pasó a ser un arma de las tropas auxiliares tras las reformas militares de Mario.



Pilum

Presentaba algunas diferencias respecto del verutum. El Pilum era una jabalina más pesada y de mayor tamaño, con la punta pequeña y afilada y cuya disposición piramidal servía para atravesar los escudos enemigos. Se hicieron modificaciones posteriores, como añadir una bola de metal en la punta para tener mayor capacidad de penetración. Una vez el pilum era arrojado contra un elemento sólido, la punta de la jabalina se quebraba de manera que no podía volver a ser utilizada.
De este modo los romanos se aseguraban que sus propias armas no se volviesen contra ellos. Fueron los hastati los que, en tiempos de la república, cambiaron las hastas por el pilum. El famoso Indíbil, rey de los ilergetes íberos, cayó sin vida atravesado por un pilum y clavado en el suelo como así narró Tito Livio. El pilum fue una de las armas más populares usadas por el ejército romano, y muy característica de las legiones junto a la gladius,  – la cual  dejaremos para un posterior artículo junto a otras armas cuerpo a cuerpo – y que se utilizó tanto como arma de mano como de arma arrojadiza.



 Contus

El contus, una lanza muy pesada y que se debía de usar a dos manos, originariamente proviene del arma utilizada por la caballería irania de los Sármatas y que, sin duda alguna, influenció al pueblo griego y romano, como otras muchas de sus tecnologías militares.
Los bizantinos la llamaron Kontarion. Los griegos llamaron a este arma Kontos.Tuvo excelentes resultados en manos de los catafractos armenios y partos y los jinetes Savaranos, y fue utilizada por la caballería romana como una de las armas principales para, sobre todo, perseguir a los supervivientes que huían tras una batalla.

Spiculum

Se utilizó casi a finales del Imperio Romano, en torno al 250 d.C, sustituyendo a las tradicionales pilum. Algunos historiadores afirman que su creación se debió a la influencia bárbara latente en las filas romanas, y que pudo ser una innovación que mezclaría las jabalinas romanas y otras lanzas de origen germánico.


 Plumbata

También conocidos como mattiobarbuli. Los plumbata eran dardos utilizados por la infantería romana a partir del siglo III a.C, cuya punta se adhería a la madera con plomo para que el picado tuviese más fuerza y mayor capacidad de penetración. Los plumbata eran lanzados a media distancia con un alcance de 50-70 metros, y era impulsado mediante hondas fabricadas con cuero contra el enemigo. Se piensa que los scutum romanos estaban equipados en su interior con media docena de estos dardos.

Arcus y Sagitta

Los sagittarii (arqueros) formaban parte de las tropas auxiliares romanas, y eran cuerpos de infantería especializados en el arcus (arco) y sagitta (flechas). Los arcos romanos eran arcos compuestos, fabricados en varios materiales como madera, huesos o tendones, al contrario que los arcos monolíticos que estaban fabricados de un solo material. Las ventajas del arco compuesto respecto del monolítico era el un alcance mayor.

No se tiene constancia de arqueros a caballo hasta la época tardía del imperio romano. La caballería estaba más especializada en el uso de las jabalinas que en los arcos. Sin embargo su uso en oriente, posiblemente influenciado por la caballería huna y persa, comenzó a tener cierto auge a finales del siglo IV.


Cuando aún la medicina no estaba tan avanzada como ahora, los soldados morían por las heridas que adquirían durante sus combates. Muchos yacían por infección y fiebre. Para mitigar las dolencias y las muertes tras una batalla, las armaduras avanzaron de una manera sofisticada a partir de la adaptación de corazas defensivas de otros pueblos y tribus. Algunas de ellas, incluso, sirvieron para establecer estrategias concretas que dieron excelentes resultados en múltiples batallas a las que asistieron.

Lorica Hamata

Este tipo de armadura comenzó a utilizarse durante el período de la República y su uso se extendió hasta bien entrada la época Imperial. Lalorica hamata era un tipo de cota de malla formada por anillos metálicos que cubría tanto la parte anterior como la parte posterior del cuerpo y que fue adapta posiblemente de las piezas que usaban los celtas. Su uso se destinó tanto a los legionarios como a las tropas auxiliares, y sobre todo protegía del corte de espadas y de golpes de martillo o hacha. No era muy pesada, pero su mayor desventaja era su debilidad frente a flechas o armas punzantes arrojadizas como lanzas o jabalinas.

                     Lorica Squamata
La lorica Squamata era un tipo de armadura en forma de escamas de hierro o bronce, aleada con otros metales para evitar su oxidación. Las escamas, no muy gruesas, se disponían de una manera muy homogénea para así evitar dejar al descubierto cualquier parte del cuerpo y se unían unas con otras mediante agujeros que hacían las veces de nexo de unión para tomar una disposición en fila. Su tamaño era similar al de su armadura hermana la lorica hamata. Ambas armaduras convivieron desde su creación en tiempos de la República.
                  
Lorica Plumata
Era una cota de malla de alto coste de producción, y que fue por ello por lo que su uso se relegó a oficiales de alto rango. El nombre de plumata se debe a su parecido con las plumas de un pájaro, cuyos penachos estaban unidos con anillos metálicos para dar un aspecto respetable en el campo de batalla.

 Lorica Musculata

Adaptadas de los hoplitas griegos, inicialmente la usaron los soldados rasos a principios de la época republicana, pero poco a poco su uso se destinó exclusivamente a oficiales, tribunos y emperadores. Estaban fabricadas en bronce puro, y protegían todo el tronco superior del oficial, mostrando marcados músculos pectorales y abdominales fielmente conseguidos en metal por los maestros herreros.

Lorica Segmentata

Fueron usadas por la Guardia Pretoriana y otras unidades especiales romanas. Era una coraza de hierro o bronce muy común en la infantería pesada que se disponía en forma de bandas metálicas de manera horizontal. Era exclusiva de legionarios y pretorianos.

 Otras armaduras

El peto de cuero duro fue muy usado por las tropas auxiliares romanas, debido a su ligereza y al ser el tipo de armadura más barata que se podía fabricar. Se destinaba sobre todo a la infantería más ligera. Otras armaduras, algo más sofisticadas, eran una mezcla de cuero y bronce. Eran más robustas y pesadas, pero también algo más costosas.

 Scutum

El scutum (escudo) fue el arma defensiva favorita de los legionarios romanos. Gracias a él se pudieron llevar a cabo estrategias defensivas y de arranque de tropas como la formación en testudo (tortuga) de gran uso en las legiones. Elscutum era de metal. Su parte central – o umbo – estaba constituido de hierro o por aleaciones de otros metales como el cobre. El umbo era la parte ofensiva del escudo, y su peso se utilizaba para desplazar al oponente hacia atrás.
Por su parte interior se remachaba una cuerda que servía para la sujeción del escudo. Su altura era de poco más de medio metro y su curvatura permitía al soldado romano protegerse del ataque enemigo por ambos flancos. La longitud del scutum fue la idónea para permitir el manejo de su arma favorita, la gladius, o permitir llevar a cabo múltiples formaciones defensivas y ofensivas.

 Cetratus
El cetratus estaba destinado exclusivamente a las tropas auxiliares. Era un escudo ligero de tela y cuero revestido por metal. Era poco pesado y de fácil manejo, pero menos resistente que el scutum, cuya forma ovalada recuerda a éste.

 Clipeus

El clipeus fue un escudo ligero, posiblemente con un origen que se remonta a las tropas egipcias que usaban en sus batallas contra los pueblos hititas. Su formada redondeada recuerda al sol, aunque Plinio el Viejo creía que lo inventaron los argivos. Estaba destinado especialmente a la caballería auxiliar, ya que la infantería se adaptó mejor al scutum. El llamado clipeus virtutis fue un escudo de oro que se entregaba a modo de condecoración a los soldados romanos que salvaban la vida de sus compañeros durante las batallas. El emperador Octavio Augusto recibió uno de ellos cuando restauró la República.

Parma

Fue un escudo ovalado ya usado con mayor asiduidad a finales de la Roma Imperial por la caballería y la infantería auxiliar, aunque se cree en un origen etrusco que lo situaría en la región que lleva su nombre. El escudo conocido como parma tuvo varias formas y fue fabricado en múltiples materiales.
La pármula fue un escudo derivado de su original, y era de pequeño tamaño y muy manejable. Su uso estuvo muy distendido en los diferentes tipos de gladiadores que combatían en los juegos.
http://revistadehistoria.es/armamento-de-las-legiones-romanas-lanzas-y-armas-arrojadizas-parte-i/
http://revistadehistoria.es/armamento-de-las-legiones-romanas-escudos-y-armaduras-parte-ii/