En los acuerdos de San Petersburgo, Rusia, Prusia y Austria se
reparten un tercio del territorio polaco, evitando así una guerra
europea.
Uno de los escándalos internacionales de la Historia fueron los repartos de Polonia, que en el
Siglo XVIII efectuaron tres países Vecinos. En dicha época, Polonia era
un reino extenso y rico, pero que vivía siempre en perpetua discordia.
Los nobles polacos dominaban a sus reyes y les imponían los acuerdos de
sus asambleas que se realizaban al aire libre, estando todos los señores
montados a caballo. Por tal causa la corona de Polonia fue ofrecida
varias veces a Príncipes extranjeros, y como consecuencia vino el
desprestigio. Entonces los estados vecinos más poderosos (Prusia,
Austria y Rusia) resolvieron dominar por la fuerza y repartirse los
territorios polacos. Los repartos de Polonia fueron tres:
Primer Reparto (1772)
Austria mostraba deseos de impedir un mayor fortalecimiento de Rusia
debido a los éxitos militares rusos en su lucha contra el Imperio
Otomano, por lo cual el rey prusiano Federico el Grande proyectó evitar
un enfrentamiento austro-ruso dirigiendo las ambiciones de ambos Estados
sobre la debilitada Polonia; tras una serie de negociaciones, el día 19
de febrero de 1772 el acuerdo secreto de partición se firmó en Viena,
mientras que Prusia y Rusia ya habían alcanzado un convenio en San
Petersburgo el 6 de febrero de 1772.
A comienzos de agosto,
ejércitos de los tres países invadieron la confederación alegando que la
revuelta de la Confederación de Bar generaba una peligrosa
inestabilidad en Polonia, ocupando los territorios que habían acordado
repartirse, venciendo la resistencia militar opuesta por la
Confederación de Bar. El 5 de agosto de 1772 publicaron el manifiesto
sobre la ocupación, alegando que buscaban preservar la autoridad del rey
polaco Estanislao II Poniatowski pero demandando territorios
polaco-lituanos a cambio de ello, para asombro y espanto del país,
agotado por las disputas con la Confederación de Bar.
El rey
prusiano Federico el Grande escribió en una carta, acerca de la
participación de la emperatriz María Teresa, de religión católica, en el
desmembramiento:
"La emperatriz Catalina y yo somos meros ladrones, pero me gustaría saber cómo la emperatriz María Teresa calmó a su confesor. Lloró y luego participó en la partición. ¡Y cuanto más lloraba más territorio se anexionaba!"
"La emperatriz Catalina y yo somos meros ladrones, pero me gustaría saber cómo la emperatriz María Teresa calmó a su confesor. Lloró y luego participó en la partición. ¡Y cuanto más lloraba más territorio se anexionaba!"
Los regimientos de la Confederación de Bar, cuya junta ejecutiva había sido expulsada de Austria tras la alianza de ésta con Rusia y Prusia, no se rindieron fácilmente. Cada fortaleza a su mando resistió todo lo que pudo. Las fortalezas de Tyniec, resistieron hasta finales de marzo de 1773 junto con las de Częstochowa defendida por Kazimierz Pułaski. Cracovia cayó el 28 de abril de 1773, tomada por el general ruso Aleksandr Suvórov que deportó a la guarnición polaca a Siberia.
Por su parte el rey de
Polonia, Estanislao II negó apoyo a la resistencia, en tanto su propia
posición como monarca dependía de los subsidios pagados por la corte de
Rusia. Ni Francia ni Gran Bretaña, consideradas la esperanza de la
resistencia de la confederación, prestaron apoyo ni protestaron una vez
consumada la repartición. Así fue aplastado el intento de resistir, que
costó cerca de 100.000 soldados y la devastación del país, aunque fue el
primer signo de la recuperación de la conciencia nacional.
Segundo reparto (1793)
El impacto causado por el primer reparto, así como los procesos de
desarrollo económico y demográfico despertaron a los polacos del
letargo. Se dejaron ver también los resultados del trabajo educativo y
periodístico y de la literatura polaca; en el escenario de la vida
pública entró una generación de polacos más culta, educada en el
espíritu patriótico y capaz al sacrificio. El desarrollo económico de
las ciudades y la elevación del nivel cultural de la burguesía hicieron
que ésta se interesara más vivamente por los asuntos públicos.
La
Comisión de Educación Nacional, creada en 1773, introdujo modernos
libros de texto en las escuelas, sometiéndolas al dominio de las
universidades reformadas. Las ideas de la Ilustración, juntamente con
las ideas patrióticas y reformistas eran divulgadas por la prensa, la
literatura, el teatro, la pintura, la música y la historiografía. El
centro que irradiaba la cultura de la Ilustración era Varsovia con sus
100.000 habitantes, el Teatro Nacional dirigido por Wojciech
Boguslawski, los periódicos, las bibliotecas y la corte real.
El
deseo de la reforma se hizo general. Sin embargo, cualquier reforma en
Polonia dependía del consentimiento de Rusia que era la garante del
sistema político del Estado polaco. Transcurridas dos décadas desde el
primer reparto, el predominio político de Rusia sobre Polonia se
intensificó, al extremo que el rey Estanislao II Poniatowski y los
aristócratas del Sejm preferían preservar la influencia rusa y
abstenerse de implantar reformas políticas y administrativas que
fortalecieran a Polonia, por temor a que esto provocase una invasión
rusa y la pérdida de los privilegios de la aristocracia.
Cuando
estalló una guerra de Rusia contra Turquía, el rey Estanislao Augusto
obtuvo el consentimiento de la zarina Catalina II de convocar una dieta
en condiciones de una confederación y de aumentar el ejército. En el
ambiente de gran animación política, la Dieta de los Cuatro Años,
llamada también la Gran Dieta (1788-1792), resolvió aumentar el ejército
hasta 100.000 soldados, aprobó la ley de ciudades reales que concedía
mayores derechos políticos a la burguesía, anuló las garantías rusas,
resolvió firmar una alianza con Prusia y, como recapitulación de un
trabajo de muchos años, aprobó en 1791 la Constitución del Tres de Mayo,
la segunda constitución en el mundo, después de la de los Estados
Unidos, y la primera en Europa que eliminaba diversos defectos de la
vida política en la República de las Dos Naciones, suprimiendo el libre
veto y los privilegios de la aristocracia, fijando el derecho de voto en
favor de las clases medias emergentes, y colocando a los campesinos
bajo protección directa del rey (quitando ese poder a los nobles).
La constitución preveía el fortalecimiento del poder real estableciendo
la monarquía hereditaria, la reorganización del gobierno y el
perfeccionamiento del trabajo de la dieta, mantuvo las libertades
cívicas de la nobleza y concedió ciertos derechos públicos a la
burguesía. Se suprimió la división del Estado entre la Corona y
Lituania, unificando de esta manera el sistema político. El gobierno
basado en la constitución tenía posibilidad de sacar al Estado de la
crisis política.
La Constitución del 3 de mayo de 1791 significó
para Polonia una mejora en su administración, pero también el fin de la
anarquía legislativa y gubernamental que permitía la influencia de
Rusia. Los aristócratas polacos descontentos con la nueva constitución
formaron la Confederación de Targowica, auspiciada por Rusia, y en abril
de 1792 lanzaron una revuelta contra la Constitución recién aprobada.
Asimismo, este fortalecimiento del gobierno central polaco atacaba las
aspiraciones de Rusia, que prefería mantener una Polonia debilitada y
sujeta a la influencia rusa.
Rusia se opuso decididamente a la
Constitución del Tres de Mayo. Sus adversarios entre los magnates
polacos, animados por la actitud hostil de Rusia, se confederaron en
Targowica para defender al antiguo régimen.Tropas rusas entraron a
Polonia.
Los reformistas del Sejm, junto con el rey Estanislao
II Poniatowski, debieron afrontar una guerra contra los nobles rebeldes y
las tropas rusas que los apoyaban; así combatieron dirigidos por
Tadeusz Kosciuszko, mas fueron vencidos en condiciones de grave
inferioridad numérica. Los reformistas polacos habían pedido el apoyo de
Prusia, pero el rey prusiano Federico Guillermo II temía fundadamente
el liberalismo expresado en la nueva Constitución polaca, que copiaba
muchas ideas extraídas de la Revolución Francesa; considerando más
ventajoso unirse a una Rusia autocrática que apoyar a una Polonia
liberal, las tropas prusianas negaron apoyo a los polacos.
Por su
parte, Prusia reclamaba a los rusos territorios en Polonia como
recompensa por abandonar a los polacos reformistas. Así, Rusia y Prusia
acordaron una nueva partición en enero de 1793: Rusia se apropió de
250.000 km² de los territorios polacos al este del río Bug y otros
territorios ucranianos y rutenos, mientras que Prusia tomaba posesión de
la Posnania que incluía la desembocadura del Vístula, 58.000 km²,
llegando a apenas 80 kilómetros de Varsovia. La Constitución del 3 de
mayo fue derogada y los aristócratas de la Confederación de Targowica
recobraron sus privilegios.
Tercer reparto (1795)
Frente a estas circunstancias, los polacos intentaron mantener su
independencia en tanto los aristócratas de la Confederación de Targowica
estaban desilusionados porque Rusia había aprovechado la derogatoria de
la Constitución del 3 de mayo para anexarse nuevos territorios, en
contra de la promesa hecha por los embajadores rusos al rey Estanislao
II. En abril de 1794 los gobiernos de Prusia y Rusia ordenaron que el
ejército polaco redujera sus efectivos a la mitad, entregando la otra
mitad de las tropas a los ejércitos ruso y prusiano para su enrolamiento
en éstos. Ante ello, un regimiento de soldados polacos se sublevó en
Ostrołęka y este evento causó una sublevación generalizada en Polonia
contra las guarniciones rusas y prusianas que habían sido acantonadas en
territorio polaco de manera permanente desde 1793.
En esta
ocasión Tadeusz Kosciuszko dirigió las tropas polacas en un esfuerzo
para restablecer la plena independencia del país y también estimular
reformas políticas, para lo cual concibió la idea de proclamar el fin de
la servidumbre campesina. Este plan serviría para reclutar más tropas,
unir a la gran masa de campesinos al movimiento nacionalista (ante el
cual habían mostrado indiferencia en el pasado), y eliminar distinciones
sociales que pudieran ser explotadas por rusos y prusianos. No
obstante, su esfuerzo fracasó en tanto muchos aristócratas se negaron a
esta concesión, mientras que el temor a las ideas de la Revolución
Francesa causaba que la aristocracia polaca más reaccionaria prefiriese
aceptar la dominación rusa antes que las reformas propuestas por
Kosciuszko.
Kosciuszko y sus aliados declararon asimismo que su
objetivo final era restablecer la independencia de Polonia bajo los
principios de la Constitución de 1791, lo cual significaba que no se
proponían restaurar los privilegios que tenía la nobleza polaca y
lituana en el régimen anterior, precipitando nuevamente la pérdida de
apoyo entre la gran nobleza, que rehusó apoyar la revuelta. De igual
modo, la sublevación esta vez se extendió a Lituania, donde la
aristocracia local manifestó su rechazo a la ocupación militar rusa y
expulsó a sus guarniciones de Vilna y Kaunas, en tanto los rebeldes
polacos habían ofrecido reducir la preponderancia de Polonia en el
esquema de la República de las Dos Naciones y aumentar la importancia
política de los lituanos.
A inicios de septiembre de 1794 las
tropas polacas empezaron a ser vencidas por las fuerzas superiores en
número del general ruso Aleksandr Suvórov, que tomó Varsovia en
noviembre de 1794, poniendo fin a la revuelta. En simultáneo, tropas
prusianas retornaron a suelo polaco, reforzadas en hombres y material,
para recuperar sus posiciones perdidas; ante la imposibilidad de seguir
la resistencia tras la caída de Varsovia, los rebeldes polacos
capitularon.
En octubre de 1795 se suscribieron los últimos
acuerdos entre Rusia y Prusia para disponer un tercer reparto de
Polonia-Lituania, en virtud del cual la República de las Dos Naciones
dejaba de existir, considerando innecesario reunir un Sejm al tener de
antemano planeada la extinción de Polonia-Lituania. Las negociaciones se
realizaron en San Petersburgo y fueron marcadas por disputas entre
Austria y Prusia, hasta que el acuerdo final se celebró en 1796. De
acuerdo a los términos pactados, Rusia ocupaba todo el resto de
Bielorrusia aún bajo dominio polaco, y se le otorgaba la llanura central
polaca, con las regiones de Masovia, Polesia, y Podlaquia, Rusia
también se apoderó de la totalidad de Lituania, fijando la frontera de
sus nuevos dominios hasta el río Niemen.
El Reino de Prusia se
anexó los territorios aún libres de la Polonia Mayor junto con Łódź,
Varsovia, y sus alrededores, mientras confirmó su dominio sobre el
litoral de Pomerania. En el mismo tratado se pactó evitar conflictos con
Austria reconociendo a ésta la posesión sobre la totalidad de las
provincias polacas de Galitzia y la Polonia Menor, incluyendo como
posesión austriaca a la ciudad de Cracovia.
El rey Estanislao II
fue forzado a abdicar sin designar sucesor y marchó exiliado a Rusia,
residiendo en un palacete de San Petersburgo hasta su muerte en 1798.
Los aristócratas que se habían negado a apoyar la revuelta de Kosciuszko
conservaron sus bienes y privilegios como súbditos rusos, mientras que
se expropió a los sostenedores de la revuelta.
Como resultado de
ello, se consumó el tercer reparto de Polonia. Prusia ocupó Varsovia y
las tierras hasta el Niemen, Austria se anexó las tierras situadas entre
el Pilica, el Vístula y el Bug, y Rusia, las tierras hasta el Bug y el
medio Niemen. Por los próximos 123 años el Estado polaco desapareció del
mapa en el momento en que las reformas internas y el estado de la
educación y de la economía daban sólidas garantías de su existencia y
desarrollo.
El siglo XX
Llegado el siglo XX y
durante la I Guerra Mundial Alemania y Austria-Hungría ocupaban la
totalidad de lo que en el pasado era el territorio polaco tras
arrebatárselo a Rusia.
En 1918 el mando del territorio polaco es
transferido por los alemanes a Jozef Pilsudski, que sería el encargado
de formar la nueva nación independiente tras más de un siglo y será tras
el Tratado de Versalles, que pone fin a la I Guerra Mundial, cuando se
reconoce internacionalmente la soberanía de la República de Polonia. En
el acuerdo se definen la nueva frontera occidental del país y se crea un
corredor polaco, que era una estrecha franja de terreno que constituía
la única salida al mar y que años mas tarde en la II Guerra Mundial
sería el pretexto que utilizaría Alemania para iniciar la guerra con
Polonia ya que separaba su territorio occidental de la Alemania oriental
(Prusia).
El tema de la delimitación de las fronteras orientales
es otro asunto. En los años sucesivos a la finalización de la I Guerra
Mundial el ambiente por la región de Europa oriental era algo tenso e
inestable debido sobre todo a cuestiones territoriales. En esa región de
Europa había un gran número de nacionalidades e intereses políticos que
buscaban crear su nación, por lo que había que ganar territorios y
Polonia no iba a ser menos. Tras tener guerras con Ucrania, Lituania,
Rusia y Checoslovaquia no será hasta 1921 tras la victoria en la guerra
contra Rusia y con la firma del Tratado de Riga cuando se definen los
límites orientales y acabaría incorporando para sí la parte occidental
de Ucrania, parte de Lituania (incluyendo Vilnius) y otros territorios
de los Sudetes ganados a los checoslovacos.
Aun con la firma de
tratados y pactos entre los países de la región, en los siguientes años
el ambiente por la zona se iba caldeando ya que las soluciones tomadas
en los años anteriores no satisfacían de todo a algunos y no todos los
países habían quedado contentos con lo que les había tocado en la
marcación de las nuevas fronteras.
Así, el 1 de Septiembre de
1939 la Alemania nazi invade Polonia y, días después, fruto de la
alianzas firmadas en el período de entreguerras, Francia e Inglaterra
declaran la guerra a Alemania, dando comienzo la II Guerra Mundial.
Más tarde entra en el conflicto la Unión soviética y, en teoría aliada
de Polonia, invade el país por el Este al tiempo que por el Oeste entran
los nazis. Alemanes y soviéticos se reparten Polonia por cuarta vez y,
debido al Pacto Ribbentrop-Molotov, por lo menos durante el período
inicial de la guerra no se atacarán uno al otro. Según avanza la guerra y
se recrudece el tema, ahí será el momento en que ya no vale ni el pacto
ni nada y es cuando los rusos y nazis se enseñan los dientes y empiezan
a darse leña entre ellos.
Al terminar la guerra y tras la
victoria de los aliados, Polonia cae bajo el dominio de la Unión
Soviética. Con las nuevas fronteras Polonia perdía sus territorios del
Este (lo que hoy en día es Ucrania occidental) incluyendo la importante
ciudad de Lvov y Lituania pero en cambio ganará una parte de Prusia
oriental, territorios y ciudades como Wroclaw, Poznan o Sczeczin y
conseguirá más kilómetros de mar ganados a Alemania.
Durante más
de 30 años Polonia se verá bajo el dominio del régimen comunista
impuesto y apoyado por la Unión Soviética. Aunque no se trataba de un
comunismo tan extremo como el que había en la URSS toda oposición al
régimen era eliminada y cualquier protesta sofocada.
Aún así, los
años del comunismo se recordarán por los actos de protesta de los
obreros y del papel que tuvo la Iglesia en el apoyo de la iglesia a los
que se oponían al régimen. Es en los años 80 cuando las revueltas se
intensifican hasta el punto que el país llegó a estar en estado de sitio
y Rusia a punto de entrar con sus tanques en el país.
https://www.facebook.com/elkronoscopio/posts/1868466013379209
No hay comentarios:
Publicar un comentario