martes, 18 de febrero de 2020

HATSEPSUT LA FARAONA DE LA XVIII DINASTIA Y EL TEMPLO DE DEIR-EL-BAHARI



Quinta gobernante de la Dinastía XVIII, Hatshepsut es una de las reinas destacadas del antiguo Egipto. No se conformó con reinar como esposa de faraón y posterior regente. En un golpe de estado sin precedentes, Hatshepsut decidió reinar en solitario y como si fuera un faraón.
Hatshepsut era la primogénita del faraón Tutmosis I. Su madre era la princesa Ahmose con la que se había casado su padre para poder legitimar su poder. Además de la única hermana que sobrevivió, Neferubity, Hatshepsut tenía medio hermanos nacidos de las relaciones de su padre con las concubinas reales. Uno de ellos sería el futuro Tutmosis II.
Hatshepsut formaba parte de los tutmósidas, la dinastía XVIII, la primera que corresponde al periodo conocido como Reino Nuevo. Este fue un momento de esplendor del antiguo Egipto. Los tutmósidas fueron príncipes tebanos que tras expulsar a los hicsos iniciaron una importante política de estrechamiento de lazos internacionales y de importantes conquistas.
Fue Tutmosis I quien abandonó la tradición de enterrarse en una pirámide para ser inhumado en un hipogeo excavado en la roca. Daba inicio al que sería conocido como el Valle de los Reyes.


Cuando accedió al trono de Egipto, Hatshepsut se rodeó de un grupo de funcionarios y sacerdotes que ejercieron los principales cargos de gobierno: visir, superintendente de palacio, gran arquitecto real...
Hatshepsut suele ser recordada como una de las contadas mujeres que alcanzaron el rango de faraón. Lo hizo en contra de todas las leyes y costumbres del Estado egipcio, aprovechando una serie de circunstancias dinásticas que le permitieron dar cauce a su ambición de poder. Hija de Tutmosis I y su esposa principal, la reina Ahmose Nefertari, su matrimonio con su hermanastro Tutmosis II la convirtió en reina consorte y, tras quedar pronto viuda, asumió la regencia hasta que su hijastro Tutmosis III –hijo de Tutmosis II y de una de sus esposas secundarias– alcanzase la edad necesaria para gobernar. Al cabo de siete años cambió su nombre por el de Maatkare Hatshepsut y empezó a mostrarse como único soberano de Egipto, adoptando los atributos de un faraón –la barba postiza y el tocado nemes– y los epítetos reales masculinos de Rey del Alto y el Bajo Egipto y  Señor de las Dos Tierras. Ni siquiera cuando Tutmosis III alcanzó la mayoría de edad renunció Hatshepsut al poder. Así, durante casi dos décadas Egipto tuvo dos faraones, la madre y el hijastro, que reinaron conjuntamente sin aparentes conflictos, aunque fue la soberana quien llevó las riendas del país.
Durante el reinado de Hatshepsut se vivió uno de los periodos de paz más largos de la historia de Egipto, con tan sólo algunas escaramuzas e incursiones militares de poca embergadura.
Una de las actividades principales de su reinado fueron las construcciones religiosas. Destacan la Capilla Roja de Karnak

                                                Capilla Roja de Karnak




El majestuoso templo de Deir el-Bahari, situado en la orilla oeste de Tebas, que ha pasado a la historia como uno de los templos destacados del Antiguo Egipto. No en vano, se conocía como Dyeser-Dyeseru, el sublime de los sublimes.
Es el templo más importante de los construidos en Deir el Bahari y único en todo Egipto. Fue construido por la reina Hatshepsut en forma de terrazas, de grandes dimensiones, con columnas que se confunden con la ladera de la montaña, situada tras el templo. La obra se debe al arquitecto Senmut quien consiguió una perfecta armonía de proporciones. El templo está en parte excavado en la roca y en parte construido externamente, basándose en las construcciones previas realizadas por Mentuhotep I. Se construyó entre los años séptimo y vigésimoprimero del reinado de Hatshepsut.
Constaba de una calzada de 36 metros de anchura rodeada de esfinges que conducía desde la entrada hasta el gran patio, al que se accedía a través de 2 terrazas escalonadas, construidas en la ladera de la montaña y unidas mediante rampas. Las terrazas se apoyan en muros de carga y están separadas por columnatas o pórticos.
Tras la entrada se accede a la primera terraza, un gran patio rodeado de muros bajos y largos con un doble pórtico de cierre. Decorado con relieves que representan barcazas construidas para transportar los obeliscos desde Asuán al gran templo de Amón en Karnak y escenas de caza y pesca. En esta primera terraza había 2 estanques con forma de T que contenían plantas ornamentales. En el pórtico existían 2 figuras osiríacas de las que actualmente sólo queda una.
Una rampa ascendente, con el león que protege el nombre de la reina, da acceso al segundo nivel, con un pórtico formado por 2 filas de 22 pilares cuadrados con escenas del nacimiento, educación y coronación de la reina  y una expedición comercial por mar hasta el país de Punt junto con la procesión de vuelta al templo de Amón. Estos famosos relieves fueron ya restaurados por Sethy I. Existe, además, a la derecha otro pórtico inacabado con 15 columnas y 4 nichos.
En el ángulo entre ambos pórticos se encuentra la capilla de Anubis con un vestíbulo y 3 santuarios, decorada con escenas de Thutmose I y Hatshepsut haciendo ofrendas a Anubis, Amón, Ra-Horajty.
                                                 Relieves capilla de Anubis






En el extremo izquierdo se encuentra la capilla de Hathor excavada en la roca, compuesta de 2 salas hipóstilas. Una de las salas consta de columnas hathóricas y la otra de columnas acanaladas. El templo está decorado con escenas de fiestas en honor de Hathor y ofrendas de la reina a los dioses, así como decoraciones celestes.
                                                                                  Capitel hathórico 
                                                                  Thutmose III mamando de la vaca Hathor 
La tercera y última terraza contenía 22 columnas precedidas de pilares osiríacos que fueron destruidos por Thutmose III cuando asumió los plenos poderes, tras la muerte de Hatshepsut. En este nivel, en el lado sur, a la izquierda de la terraza, se encuentra la capilla de Thutmose I y la cámara de ofrendas de la reina, excavada en la roca. En el lado contrario, al norte, están las salas dedicadas a Ra-Horajti, con un vestíbulo con nicho sobreelevado y un patio interior con ara solar, y las de Amón y Amonet.
                                                                               Tercera terraza
La última estancia del templo, el santuario, consta de 3 salas con nichos para colocar objetos de culto, la primera de las cuales estaba destinada a albergar la barca sagrada. En esta hay decoraciones de la reina, Thutmose III y  Neferura haciendo ofrendas a Thutmose I y II y a la reina Ahmes Nefertari. La tercera sala fue excavada por Ptolomeo VIII Evérgetes II y está consagrada al culto de funcionarios divinizados como Amenhotep (Hijo de Hapu)  e Imhotep.
En el lado occidental de la parte trasera de la sala se encontraban una serie de nichos que contenían estatuas de la reina y una entrada en el muro conducía al santuario. Desde el segundo patio se accedía a unas capillas que estaban dedicadas a Anubis y Hathor.

Templo de Nebhepetra Mentuhotep
1. Bab el Hosan
2. Gran Terraza
3. Mastaba
4. Deambulatorios
5. Capilla de Hathor
6. Patio peristilo
7. Sala hipóstila
8. Capilla
Templo de Hatshepsut 
1. Primera terraza
2. Segunda terraza
3. Pórtico Norte
4. Pórtico Oeste
5. Capilla de Anubis
6. Capilla de Hathor
7. Tercera terraza
8. Capilla de Horajty
9. Capilla funeraria de Thutmose I
10. Cámara de ofrendas de Hatshepsut
11. Santuario


Del reinado de Hatshepsut también se recuerda como hecho destacable un viaje al país legendario conocido como El Punt, una misión que quedó plasmada en las paredes del templo de Deir el-Bahari y que tuvo como principal objetivo fines comerciales y políticos. 
Como faraón, Hatshsepsut ocupó el centro de una brillante corte radicada en la capital del país, Tebas. En ella, además de los miembros de la familia real y sus sirvientes, figuraba un gran número de cortesanos y oficiales que desempeñaban funciones civiles, religiosas y militares. Conocemos los nombres de algunos, como Maya, responsable de los profetas (sacerdotes); Mentekhenu, encargado de la seguridad del palacio, o Satepihu, responsable de los sacerdotes de Tinis. Los tres personajes más poderosos de la corte tebana, sin embargo, fueron Hapuseneb, Senenmut y Djehuty.
El cargo más importante en la administración egipcia era el de visir. Equivalente a un jefe de gobierno actual, el visir despachaba directamente con el rey y todos los demás cargos se hallaban bajo su responsabilidad. Sabemos que Hatshepsut tuvo varios visires a lo largo de su reinado. Heredó el que ya tenía Tutmosis II, Ineni, también arquitecto real, al que no tardó en relegar. Useramum, por su parte, al parecer estuvo más próximo a Tutmosis III. El que tuvo un papel más destacado durante el reinado de Hatshepsut fue sin duda Hapuseneb. Como gran sacerdote de Amón, administrador de los templos y jefe de los profetas del Alto y Bajo Egipto, le aseguró el apoyo del poderoso clero de Amón. Fue también responsable de la construcción de la tumba de la soberana en el Valle de los Reyes. Hapuseneb concentró en su persona el máximo poder judicial, administrativo y religioso, algo excepcional para un personaje que no tenía sangre real. 
El otro gran pilar del gobierno de la reina fue Senenmut. Su padre, Ramose, quien ya ocupaba un alto cargo con  Tutmosis II, lo introdujo en la corte real.  Con Hatshepsut, Senenmut acaparó numerosos títulos: gran arquitecto real, jefe de los aposentos reales, superintendente de palacio, mayordomo de la esposa del Dios, responsable de los sellos reales... Su reconocimiento queda reflejado en una inscripción del templo de Karnak en la que bajo su imagen se lee: «El más grande entre los grandes, en el país entero, uno que escucha lo que debe ser escuchado, el único entre los únicos, el mayordomo de Amón. Soy el que entra en el palacio real siendo amado, y cuando sale de él es alabado, regocijando el corazón del rey diariamente, el amigo, el gobernador del palacio, Senenmut». En el templo funerario de Hatshepsut en Deir el-Bahari, cuya construcción supervisó, su imagen aparece asimismo detrás de las puertas de las capillas. 
Senenmut fue incluso tutor de la princesa Neferure, hija de Hatshepsut, que la pretendió casar con Tutmosis III, proyecto que se frustró por la prematura muerte de la joven. Hasta se ha especulado con que Senenmut fuese amante de Hatshepsut y padre de su hija, lo que explicaría las esculturas de granito en las que aparece acompañado de la princesa. Sin embargo, a partir del año 19 del reinado de Hatshepsut, el nombre de Senenmut desaparece de los textos; tal vez había fallecido o cayó en desgracia al apoyar a Tutmosis III en la fase final del reinado de la soberana. 



Otro personaje importante en la corte de Hatshepsut fue Djehuty, que ostentó los cargos de gran arquitecto real, supervisor de los trabajos y supervisor del tesoro. Djehuty dirigió a los artesanos encargados de las capillas y templos en Tebas; participó en la construcción, ampliación y renovación de numerosos monumentos en Egipto y Nubia, y se encargó de registrar y contabilizar los exóticos productos traídos del país del Punt, que Hatshepsut hizo plasmar en las paredes de su templo.  
Djehuty se encargó asimismo de decorar los templos de Karnak y Deir el-Bahari con grandes puertas de cobre e incrustaciones de electro, aleación de oro y plata con la que también hizo cubrir dos grandes obeliscos de granito llevados desde las canteras de Asuán hasta el templo de Karnak bajo la supervisión de Senenmut. En los relieves de la  primera terraza del templo de Hatshepsut se muestran estos obeliscos sobre la cubierta de un barco en el momento de su transporte.

Podrían citarse todavía otros funcionarios de Hatshepsut. Por ejemplo, la gran expedición comercial y diplomática al país del Punt, que estaba formada por cinco barcos y 210 hombres, fue dirigida por Nehesy, un oficial de origen nubio que ocupó los cargos de mensajero real, portador del sello real y canciller del norte. Nehesy tenía la misión de negociar con los gobernantes de aquel territorio, y en particular con el cacique Parehu y su deforme esposa Ivy, como se ve en los relieves del templo de Deir el Bahari.
Hacia el año 16 de su reinado, las cosas empezaron a ir mal para Hatshepsut. La desaparición de sus principales aliados, de su hija y única descendiente, y la posición cada vez más fuerte del joven Tutmosis III hicieron que su gobierno iniciara un irrefrenable declive. Hatshepsut se fue retirando progresivamente del poder hasta llegar el momento de su muerte que le sobrevino sola, abandonada por sus fieles seguidores, en su palacio de Tebas. A pesar de su enfrentamiento con Tutmosis, parece que Hatshepsut murió por causas naturales y no fue asesinada.
Desde que Hatshepsut murió hacia el año 22 de su reinado, cayó un manto de silencio sobre su figura. La mujer que había osado proclamarse faraón fue objeto de una damnatio memoriae, la eliminación de toda referencia a su reinado, como si éste no hubiera tenido lugar; incluso su nombre quedó suprimido de la Lista de los Reyes. Tradicionalmente se pensaba que el responsable había sido Tutmosis III, pero investigaciones posteriores han demostrado que la operación se llevó a cabo de forma paulatina, sobre todo durante las dinastías XIX y XX. Serían los estudiosos europeos de los siglos XIX y XX, como Champollion, Naville, o Carter, quienes rescatarían la memoria de la gran reina del Imperio Nuevo.




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