domingo, 31 de enero de 2016

MASACRE EN LA EMBAJADA DE ESPAÑOLA DE GUATEMALA


A principios de 1980, el ejército de Guatemala y la guerrilla se enfrentan en una sangrienta guerra que dura ya muchos años .Tan solo 6 meses antes, en Julio de 1979, la guerrilla sandinista había logrado derrotar al ejército de Nicaragua, brindando ayuda a la guerrilla salvadoreña que ganaba fuerzas en el país vecino. 
El ejército guatemalteco no estaba dispuesto a correr con la misma suerte. Pero para las fuerzas armadas resulta muy difícil combatir a un enemigo que no porta uniforme y que los fustiga con ataques relámpago en emboscadas, huyendo luego a las montañas y escondiéndose entre la población de varias aldeas, que en muchos casos les ofrece refugio y comida. La causa guerrillera gana adeptos principalmente entre los campesinos indígenas del altiplano.
Decidido a acabar con esta amenaza, el presidente de Guatemala, General Romeo Lucas García, revive al Ejército Secreto  (ESA) y emprende una campaña de terror en los poblados sospechosos de simpatizar con la guerrilla. Sus dirigentes son torturados y asesinados, muchas mujeres son violadas, sus escasas posesiones son robadas…


El 15 de agosto de 1979 arribó al país el nuevo embajador de España, Máximo Cajal, que no quiere ser un embajador de oficina, sino uno que visite y conozca a sus conciudadanos donde éstos se encuentren. Se entera que un grupo de misioneros españoles en Quiché ha recibido amenazas y decide visitarlos para conocer de primera mano la situación. 
No se sabe con quién más se reúnen el embajador y el primer secretario, pero coincidentemente tres días después un grupo de campesinos del Quiché llega a la ciudad Capital, donde poco se sabe acerca del conflicto armado, que únicamente llega a través de las ondas censuradas de las noticias. Entre los campesinos se encuentra Vicente Menchú, miembro del Comité de Unidad Campesina (CUC), padre de la Premio Nobel Rigoberta Menchú, a quien le impide acompañarlo a la capital pues sabe que los riesgos son grandes, y la deja al cuidado de una monja en un convento en Zunil. 


Los campesinos son acojidos por los estudiantes de la Universidad de San Carlos (USAC), con quienes planifican las acciones para hacer pública su situación en El Quiché. Intentan exponer su caso ante la Organización de Estados Americanos (OEA), pero ésta les cierra las puertas. También intentan hablar con los medios, pero éstos se niegan a publicar su denuncia por temor a las represalias que pueda tomar el sanguinario régimen de Lucas. 
Un pequeño grupo de campesinos se dirige entonces con el abogado Mario Aguirre Godoy, pero al llegar les informan que el señor embajador se encuentra fuera de la ciudad –presuntamente en Quiché, con los misioneros españoles. La secretaria les informa que lo podrán encontrar dos días después: el jueves 31 de enero de 1980 a las 11h00. Ese mismo día, y a esa misma hora, el embajador tenía agendada una reunión con el Vicepresidente Eduardo Cáceres Lenhoff y el canciller Adolfo Molina Orantes.


Amanece el 31 de enero de 1980, y el despacho del embajador español permanece en calma. Sus ventanas con barrotes serán en pocas horas el centro de atención del mundo entero. 
A las 10h00, una delegación de más de 20 personas parte desde la USAC hacia la embajada española en Guatemala, ubicada en ese entonces en la esquina de la 6ª Avenida “A” y 10ª Calle de la zona 10, lugar que es ahora ocupado por el Banco G&T.
A las 11h00, arriban a la embajada el vicepresidente Cáceres Lenhoff y el canciller Molina Orantes y son atendidos por el embajador Cajal. Cinco minutos después, los campesinos irrumpen en la embajada, portando mochilas con víveres para 2 días y un número no determinado de bombas molotov de fabricación casera. Los invasores ocupan el primer nivel de la embajada. 
A esa misma hora, Odette Arzú, de la Cruz Roja guatemalteca, recibe una llamada telefónica. Su interlocutor es Jaime Ruiz del Arbol, primer secretario de la Embajada de España y amigo personal de ella, quien le dice que están en un problema y que necesitan a la Cruz Roja, solicitándole que llegue al lugar.
A las 11h20, el reportero de radio Marco Antonio Figueroa está presente en el lugar. Desde una de las ventanas le hacen señas y le lanzan un mensaje en una bola de papel en el que le indican que las instalaciones de la embajada fueron tomadas por campesinos hace 10 minutos. Inicia entonces la transmisión de la noticia desde el lugar de los hechos y pronto llegan más reporteros de otros medios, multitud de curiosos y miembros de las fuerzas del orden.
El embajador Cajal desciende al primer nivel y pide a los campesinos que se retiren, pero éstos quieren convertir a la embajada en una plataforma para llamar la atención de los medios y hacer pública su denuncia. 
A las 11h35, los campesinos suben a la terraza y colocan una manta del CUC que dice “Ejército Asesino, fuera de nuestras comunidades”. La policía se hace presente en gran número.
El Embajador Cajal intenta hablar con el Ministro de Exteriores y con el de Gobernación, pero ninguno atiende sus llamadas. Logra hablar únicamente con el viceministro Lima y le pide que retire a la fuerza pública, pero éste le indica que lo ve bastante difícil.
El Ministro de Asuntos Exteriores de ese entonces era Rafael Castillo Valdez, quien mantiene que fue él quien habló con el Embajador Casal, y no el viceministro.
El embajador contacta entonces a Madrid con el canciller español pidiéndole que intervenga, ya que sus intentos han sido en vano.
A las 13h50, toda la embajada -excepto el despacho del embajador- ha sido ocupada por la policía. La guardia judicial empieza a destruir el edificio con piochas, hachas, taladros y cualquier cosa que tuvieran a la mano, intentando abrir un boquete hacia el despacho.
A las 14h20, el abogado Mario Aguirre Godoy, que había acompañado a los campesinos a la embajada, decide salir y entregarse a la policía, salvando así su vida. 
En la Universidad de San Carlos, los familiares de los ocupantes esperan y escuchan atemorizados las noticias.


Odette Arzú, de la Cruz Roja, se aterroriza cuando escucha decir a alguien: «No quiero uno vivo. No quiero un solo testigo». Según ella, quien dio esa orden era el Director de la Policía, el Coronel Chupina. Y según ella, Chupina obedecía órdenes del Ministro de Gobernación Donaldo Alvarez Ruiz.
Según Elías Barahona, vocero oficial del Ministerio del Interior, la orden de incendiar la embajada de España con sus ocupantes dentro habría venido del mismísimo Presidente Romeo Lucas García. Esto lo declaró en una conferencia de prensa tras pedir asilo en Panamá. Barahona también reveló que el general Lucas García comandaba las bandas paramilitares y parapoliciales, llamadas Escuadrones de la Muerte, y participaba en la elaboración de las listas de opositores condenados a desaparecer.
El ex Secretario de Prensa del Ministerio del Interior denunció asimismo que en Guatemala se estaba preparando un Programa de Pacificación y Erradicación del Comunismo, elaborado por especialistas de los Estados Unidos con base en su experiencia durante la guerra de Vietnam. Este programa sería conocido posteriormente como la estrategia de “Tierra Arrazada”.


Justo en ese momento, el embajador español logra salir del despacho y llega a otra habitación. Las llamas han alcanzado su ropa por lo que rueda para apagarla y sale de la embajada. Odette Arzú se lanza hacia él para protegerlo y rápidamente es rodeado de policías, periodistas y personal de la Cruz Roja. Arzú lo lleva a una ambulancia, debiendo discutir con los policías para llevarlo al hospital Herrera Llerandi a tratar sus heridas.
Mientras tanto, del edificio en llamas se escuchan los gritos desesperados de los campesinos y personal de la embajada así como del Vicepresidente Cáceres Lenhoff y el Canciller Molina Orantes. Son casi 40 personas que continúan dentro y se están quemando vivas. Desde la calle solo se observan algunos brazos que salen entre las rejas del balcón. Las fuerzas de seguridad no permiten que nadie ingrese al edificio en llamas. 
A los bomberos nadie les avisó de lo que sucedía, por lo que no se encuentran presentes en el lugar cuando inicia el incendio. Llegan 8 minutos después de recibir la llamada, pero es demasiado tarde. En el despacho quedan únicamente cadáveres calcinados cuando entran los rescatistas. 
Según Odette Arzú, los cadáveres estaban quemados solo de la cintura hacia arriba, lo cual le pareció sumamente sospechoso, ya que en el lugar vio a un policía con un lanza llamas. Para ella, el causante del incendio habría sido el lanza llamas, ya que no cree que 3 o 4 cocteles molotov hubieran causado en tan poco tiempo un incendio tan grande. Las imágenes televisivas disponibles sin embargo muestran varios cadáveres completamente quemados de los pies a la cabeza.

Las llamadas entre la cancillería española en Madrid y el canciller de Guatemala Castillo Valdez no llegan a nada. Tras conocerse la masacre, Guatemala se convierte en el primer país latinoamericano con el que España rompe relaciones diplomáticas. En su estupidez, Lucas García no se dio cuenta de que ese era un acto de guerra, al cual España pudo haber respondido con la fuerza de las armas. 
Alguien ingresa al cuarto de hospital de Gregorio Yujá esa noche y le hace una entrevista de forma clandestina. Su testimonio sería probablemente sus últimas palabras: «Llegaron muchos policías y entraron en la embajada. No hicieron caso al embajador y echaron fuego. A saber por qué. También nos iban a matar a tiros. ¡A saber quién echó fuego ahí!
En el hospital Herrera Llerandi hay un fuerte operativo de custodia para protección del embajador Cajal y del campesino Yujá. Entidades españolas y otras misiones diplomáticas hacen turnos para proteger al embajador. A las 2h00 de la madrugada del viernes 1 de febrero de 1980, finaliza el turno del embajador de Costa Rica, Mario Esquivel, y empieza el turno de la Misión Técnica Española con Francisco Javier López. Ellos ven a un grupo de hombres vestidos con ropa vaquera y fuertemente armados irrumpir en el hospital. Se esconden debajo de la cama del embajador español pensando que vienen por él, pero el grupo de hombres armados se dirigen al cuarto de Gregorio Yujá. 
Los dos diplomáticos observan como se lo echan al hombro con todas sus vendas y lo meten en una camioneta para luego desaparecer. Su cadáver sería lanzado al día siguiente frente a la rectoría de la Universidad de San Carlos desde un Jeep que presuntamente pertenecía al Comando 6. En vista de que ya no habían garantías individuales ni colectivas, los estudiantes deciden enterrarlo en el campus universitario.
La esposa del embajador español llega a Guatemala procedente de Madrid y se dirige al hospital con un pequeño revolver, dispuesta a balear al primero que quisiera hacerles daño. El teléfono de la habitación suena y es el Canciller Español, que le dice que deben salir de Guatemala, a lo que ella responde que necesita que le organice el escape.


El embajador de Venezuela y el de Costa Rica le informan a las autoridades españolas que el único sitio seguro en Guatemala sería la casa del embajador norteamericano, resguardada por marines. 
El operativo inicia a las 07h00. Una enfermera lleva una silla de ruedas para el embajador Cajal y su esposa lo lleva hacia el ascensor, haciendo creer a los guardias que lo lleva hacia el cuarto de Rayos X. En el parqueo a la entrada del hospital los espera Justo Jesús Elías, embajador de Venezuela. Pero cuando salen ven a un pickup de la policía con varios agentes dentro y fuera. 
No hay marcha atrás, deben llegar al auto de la embajada venezolana,  pero al salir del hospital el pickup de la policía arranca. El embajador Elías se acerca entonces a los policías y mostrándoles sus credenciales les dice: «Sepan que el embajador Cajal va en ese carro que es de la Embajada de Venezuela. No nos sigan, porque ahora el embajador Cajal está bajo la custodia de la Embajada de Venezuela». Arrancan y se dirigen a la casa del embajador de los Estados Unidos. Esa noche pasan tiroteando la casa del embajador estadounidense y un marine resulta levemente herido.
El día siguiente un equipo de periodistas de Radio Televisión Española (RTVe) llega a la Embajada de España y filma como ha quedado el lugar. La cocina es uno de los lugares menos afectados, y está repleta con los víveres llevados por los campesinos. En el lobby se encuentran 2 charcos de sangre, lo que sugiere que detrás del embajador intentaron huir 2 personas, pero alguien los asesinó antes de que lograran salir, muy probablemente de un tiro. Esto sin embargo nunca se investiga. 
Mientras tanto, se escoge el paraninfo universitario para hacer el velatorio de las víctimas de la Embajada de España. Había un estado de pánico absoluto. El transporte se paralizó, los comercios cerraron. A las 19h00 había un silencio sepulcral en toda la ciudad. Esperaban tener al menos 3,000 personas para poder salir al sepelio, pues de lo contrario temían que serían reprimidos. A las 12h00 habían solamente unas 35 personas, por lo que el sepelio parecía ser un fracaso ya que el pueblo no había respondido, por lo que varios optaron por retirarse. A la 12h30 quedaban únicamente 20 personas, sin embargo entre la 12h30 y las 13h00 se reunieron aproximadamente 30,000 personas. 


A pesar de que a principios de los 80s no se puede criticar al ejército en Guatemala, la marcha hacia el entierro es multitudinaria. La multitud grita “Ejército Asesino!”. En ella mueren 4 personas más en manos de la policía, entre ellos Jesús España y Gustavo Hernandez, líderes estudiantiles.
El gobierno español envía un avión desde Madrid con dos policias para rescatar al embajador y su esposa. Los llevan al aeropuerto bajo una manta, y paran el auto justo en la escalerilla del avión que los llevaría de vuelta a España para ponerse a salvo.
Treinta y siete personas murieron, entre ellos los españoles Jaime Ruiz del Arbol  (primer secretario de la embajada), Felipe Sáenz (canciller) y María Teresa Vázquez de Villa. Entre las víctimas guatemaltecas figuran el ex vicepresidente Eduardo Cáceres Lenhoff , el ex canciller Adolfo Molina Orantes  , la  secretaria del embajador, María Rivas de Anleu, y Vicente Menchú, padre de Rigoberta Menchú, la cual interpuso en España en 1999 la querella que dio origen a la investigación de la Audiencia Nacional.
Lucas García fue derrocado en 1982 por un golpe del general Efraín Ríos Montt, quien también fue derrocado en 1983 por otro pronunciamiento militar, que llevó a la presidencia al general Oscar Mejía Víctores, el cual inició la democratización.
Las relaciones diplomáticas plenas fueron restablecidas en 1986, tras ganar las elecciones el demócratacristiano Vinicio Cerezo, que encabezó el primer gobierno civil después de tres décadas de regímenes militares.
La quema de la embajada, que se convirtió en símbolo de la brutalidad del régimen, figura en el informe "Guatemala: nunca más", del proyecto interdiocesano Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI), como el inicio de "una escalada hacia la violencia masiva ejecutada por el Ejército en las zonas rurales entre 1980 y 1983".


Para vergüenza nacional e internacional, ninguno de los principales responsables de esta barbarie ha tenido que enfrentarse a la justicia. Lucas García murió tranquilamente en su cama, en la ciudad de Puerto la Cruz, Venezuela, en 2006. Nunca tuvo que responder ante tribunal alguno. Donaldo Álvarez Ruiz siguió gozando tranquilamente de su libertad y sus riquezas hasta 2006, cuando un tribunal español giró orden de captura y extradición contra él, pero éste se dio a la fuga y se desconoce su paradero. Germán Chupina murió cobijado en el anonimato en el 2008. Y militares y policías a lo largo de la línea de mando que planificó y ejecutó el asalto solamente se enfrentan a su propia conciencia y a la condena de la historia.
 El 1 de octubre del 2014 inició el juicio contra Pedro García Arredondo, exjefe del Comando Seis de la extinta Policía Nacional (PN). En el proceso, Rigoberta Menchú, premio nobel de la Paz, participa como querellante. García Arredondo fue capturado en julio de 2011 por la desaparición forzada, el 9 de junio de 1980, del estudiante universitario Édgar Saénz Calito. En agosto de 2012, fue condenado a 70 años por ese delito y durante ese juicio fue ligado al proceso judicial por lo ocurrido en la sede diplomática española.
El siguiente es un interesantisimo documental realizado por RTVe a entre el 2001 y 2002 que relata en 50 minutos la toma de la embajada de España. 
http://www.deguate.com/artman/publish/hist_contempo/La-masacre-en-la-embajada-de-Espana.shtml#.Vq5YkrLhDIV




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