Tebas era la ciudad más importante de la Beocia (región al norte del
Ática y al sur de la Tesalia, en el centro de la Grecia continental).
Desde los tiempos legendarios, Tebas había aspirado a mantener su
hegemonía sobre sus vecinos, con resultados irregulares.
Mapa de Grecia durante el apogeo tebano
Cuando el Gran Rey persa Jerjes invadió Grecia, Tebas se alió con él y
se convirtió, de facto, en la capital de la Grecia ocupada. Hasta que
una coalición de griegos, liderada por atenienses y espartanos, les
inflije una severa derrota en Platea (479 adC), ciudad al sur de la
Beocia.
La derrota de los persas dejará a Grecia bajo el dominio de dos
potencias que pronto empezarán a mirarse entre sí con hostilidad, Atenas
y Esparta. Tebas jugará a las alianzas con uno y con otro intentando
así asegurar lo que perdió tras la batalla de Platea, su dominio sobre
la Beocia.
Platea se convierte apartir de entonces en el principal problema de
la política exterior tebana. Aliada con Atenas, Platea pasa a ser una
potencia de mediana importancia en la Beocia y pugnará con Tebas por el
dominio de la provincia.
Pero esta situación durará tanto como el predominio de Atenas. Y así,
durante las Guerras del Peloponeso, Esparta, destruirá la ciudad de
Platea (373 adC), por petición tebana. Apartir de ahí Tebas,
indiscutible dueña de la Beocia, iniciará su ascenso.
De las Guerras del Peloponeso salió Esparta fortalecida como potencia
dominante de Grecia, una vez el poderío ateniense había sido destruido
por los siracusanos y los espartanos. Sin embargo, era Esparta un
gigante con pies de barro. Su brutal sistema social le exponía
constantemente a las revueltas internas (que se sucederán
constantemente). Y su sistema oligárquico le dará una importancia
excesiva a un reducido número de ciudadanos-soldados, exponiendo el país
entero a una catástrofe en caso de una derrota militar.
Así sucederá en la batalla de Leuctra (371 adC), cuando los tebanos
aniquilarán a la flor y nata del ejército espartano, víctimas de una
concepción de la guerra más anticuada y rígida que los tebanos. Desde
este año, Tebas se convertirá en la potencia hegemónica de Grecia y,
para asentar su dominio lanzará sendas campañas al norte (para poner
freno al crecimiento de Tesalia) y al sur (para liberar a los arcadios y
mesenos del dominio de Esparta).
Ambas campañas resultaron victoriosas. De Tesalia, los soldados
tebanos se trajeron como prisionero a un joven que la historia conocería
posteriormente como Filipo de Macedonia. En el Peloponeso los tebanos
se entraron hasta la cocina y se plantaron, para su sorpresa, ante la
legendaria Esparta.
Desde los tiempos legendarios, ningún ejército en armas había
alcanzado jamás a Esparta. De hecho, la ciudad lacedemonia ni si quiera
tenía murallas ¿para qué las necesitaba?
Todos los griegos se sorprendieron de la hazaña y de la osadía
tebana, incluso los mismos tebanos que, desde que entraron en la tierra
de los espartanos, actuaron con mucha mayor prudencia de la habitual en
ellos. De hecho, todo parece indicar que si hubieran aceptado la
realidad, que Esparta se encontraba de rodillas, podrían haberle dado el
golpe de gracia.
No lo hicieron sin embargo, no se atrevieron, y después de devastar
el territorio y asaltar algunas ciudades menores, abandonaron la
Lacedemonia dándole a sus enemigos el tiempo que necesitaban tanto como
el vivir.
Sin embargo, tras esta expedición quedó asentada la hegemonía tebana
sobre toda Grecia, y ni si quiera la alianza entre Atenas y Esparta pudo
evitarlo. Sin embargo, duraría poco.
Tan solo nueve años después, una coalición de pueblos del Peloponeso y del Ática será nuevamente derrotada por los tebanos en Mantinea (362 adC), en esa batalla, morirán los mejores líderes tebanos (incluido Epaminondas) y Esparta perderá lo que le quedaba. Era el momento más adecuado para la entrada de una nueva potencia en escena, y esa nueva potencia llegó del norte.
Tan solo nueve años después, una coalición de pueblos del Peloponeso y del Ática será nuevamente derrotada por los tebanos en Mantinea (362 adC), en esa batalla, morirán los mejores líderes tebanos (incluido Epaminondas) y Esparta perderá lo que le quedaba. Era el momento más adecuado para la entrada de una nueva potencia en escena, y esa nueva potencia llegó del norte.
El debilitamiento de Tesalia había beneficiado a los macedonios de la
misma manera que la destrucción de Platea había hecho con Tebas. Y el
antiguo prisionero, Filipo de Macedonia, llegará con un ejército ante el
cual ningún griego oponerse.
Apartir de Filipo de Macedonia, ninguna de las antiguas ciudades
recuperará jamás su poder. Y apartir de su hijo, Alejandro Magno, el
poder de los helenos se trasladará a reinos como Egipto, Macedonia o el
Imperio Seleucida.
Una de las medidas que habían apoyado los espartanos en la firma de la paz de Antálcidas
había sido la de la disolución de todas las ligas, lo que afectaba
especialmente a la confederación beocia que, si bien desde mediados del
siglo V se había mostrado fundamentalmente contraria al imperio ateniense, después de la guerra del Peloponeso
había pasado a participar en las coaliciones antiespartanas. En tales
circunstancias, los espartanos aprovecharon la protección del rey para
tomar represalias contra aquellas ciudades que, aun considerándose sus
aliadas, no habían actuado en consecuencia. Así, entre 385 y 379, los
espartanos disolvieron la polis de Mantinea y obligaron a su población a
dispersarse. Con ello, comenta Jenofonte,
se alegraron los oligarcas, pues estaban así más cerca de sus
propiedades y se liberaban de la acción política de los demagogos.
Igualmente actuaron contra la ciudad de Fliunte en favor de los
exiliados oligarcas. Las represalias eran al mismo tiempo un modo de
intervenir en los asuntos de la ciudad para orientar en un sentido
oligárquico su organización interna. La intervención más importante fue
la que se planeó en la confederación Calcídica, para evitar su expansión
a costa de la independencia de algunas ciudades de la zona, en concreto
de Acanto y Apolonia.
Las tropas que se dirigían a la península Calcídica, en una expedición lejana que volvía a alterar los presupuestos militares de la organización social espartana, se encontraron en el camino con la posibilidad de intervenir en Tebas, en favor de Leontiadas frente al grupo encabezado por Ismenias, favorable a la alianza con Atenas. Los espartanos ocuparon la Cadmea, la acrópolis de la ciudad de Tebas, y llevaron a cabo una feroz represión contra el grupo derrotado, que buscó apoyo en Atenas.
Las tropas que se dirigían a la península Calcídica, en una expedición lejana que volvía a alterar los presupuestos militares de la organización social espartana, se encontraron en el camino con la posibilidad de intervenir en Tebas, en favor de Leontiadas frente al grupo encabezado por Ismenias, favorable a la alianza con Atenas. Los espartanos ocuparon la Cadmea, la acrópolis de la ciudad de Tebas, y llevaron a cabo una feroz represión contra el grupo derrotado, que buscó apoyo en Atenas.
De este modo, en el año 379, los tebanos consiguieron liberarse de la presencia espartana y recuperar su autonomía. Los protagonistas habían sido Pelópidas y Epaminondas, que estaban exiliados en Atenas y restauraron la Confederación Beocia apoyada en la reconstitución de la Confederación Ateniense. Desde el punto de vista militar, la hegemonía tebana se fundamenta en la instauración de una nueva táctica para el combate de los ejércitos hoplíticos, según la cual, en lugar de atacar hacia la izquierda, dado que la derecha era el flanco desprotegido, los soldados atacan hacia la derecha, con lo que, según Jenofonte, de entrada se consigue al menos un importante efecto de sorpresa. Ello alteraba profundamente toda la tradición de las batallas en campo abierto, herederas del sistema de lucha arcaico. Era un síntoma más de los efectos militares de las transformaciones de la polis. Ésta fue la táctica empleada por los tebanos frente a los espartanos en la importante batalla de Leuctra del año 371, coincidente con la paz que hacía desaparecer a los harmostas del Egeo y consolidaba el segundo imperio ateniense, basado en la agresividad y en el control de la paz por personajes como Timoteo.
Ahora Tebas se hace fuerte en la península helénica y realiza una serie de intervenciones en el Peloponeso, en favor de los mesenios, para los que fundan la ciudad de Mesene, símbolo de la nueva libertad de los antiguos hilotas, y de los arcadios, agrupados ahora en la Confederación Arcadia, de tendencia democrática. Los tebanos también intervinieron en Tesalia, región que se hallaba en conflicto, debido al movimiento expansivo que surgió en Feras bajo la conducción del tirano Jasón. En apoyo a las otras localidades, regidas por aristocracias tradicionales, los tebanos reforzaban sus posiciones. Parecía que ahora la hegemonía marítima ateniense tenía como contrapartida continental la hegemonía tebana, en un cierto equilibrio antiespartano. Sin embargo, los temores parece que llevaron a los primeros a aceptar las conversaciones de paz con Esparta en el año 369, en una situación complicada por diversas combinaciones de alianzas entre ciudades, con la intervención del sátrapa Ariobarzanes. Por fin, en el año 362 los tebanos entraron una vez más en el Peloponeso y se enfrentaron a los espartanos y a sus aliados en Mantinea. Allí murió Epaminondas y la victoria, según Jenofonte, no sirvió para que se aclarara el panorama hegemónico de las ciudades griegas. Sin haber sido derrotada, Tebas comienza un proceso de decadencia que elimina un nuevo candidato para poner de relieve que la solución de cada polis no podía encontrarse en el dominio sobre las demás. Tampoco podían encontrar aquí la solución de sus problemas internos.
https://comprenderelayer.wordpress.com/2008/08/04/tebas-la-ciudad-griega-que-derroto-a-esparta/
http://www.artehistoria.com/v2/contextos/486.htm
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