viernes, 17 de abril de 2015

DIRIANGEN...JEFE CHOROTEGA Y LA PRIMERA REBELION CONTRA LA CONQUISTA ESPAÑOLA




Se cree que Diriangén, jefe chorotega nació en 1497 y recibió la educación tradicional de su raza, según la cual correspondía a su madre instruirle en la historia de su tribu, de la que él y los suyos eran descendientes. Los viejos sacerdotes se encargaron de hablarle de la patria primitiva y lejana al otro lado del mar, donde ellos y los Nahuas fueron sometidos a la esclavitud de los Olmecas, de quienes huyeron mimetizados entre la naturaleza y las brumas de la noche.
Con la prisa de la fuga se encaminaron hacia el sur, buscando ese maravilloso país del que tanto hablaban sus antepasados, lleno de volcanes, llanuras y praderas, de ríos repletos de peces, de lagunas y dos inmensos lagos, en uno de los cuales emergía la isla Ometepetl, formada por dos volcanes. Hasta allí llegaron y frente a ella se asentaron convirtiéndola en su santuario. Por discrepancias con los Nahuas se retiraron al poniente, donde adoptaron el nombre de Dirianes, por habitar los lugares altos.
Diriangén fue entrenado con especial cuidado para dominar las cosas relacionadas con la guerra. Manejaba con singular maestría la espada de recia madera erizada de dientes de pedernal y era el mejor de su tribu arrojando macanas o lanzas. Desde muy joven conquistó el rango de Hombre Guerrero permitiéndosele llevar rapada la cabeza con un mechón central sobre la coronilla, símbolo que lo señalaba como valiente guerrero, logrando ser admirado por todos, inclusive por sus enemigos Nahuas, Maribios y hasta los lejanos Misquitos y Matagalpas. 



En feroces batallas enfrentó a los Nahuas, sus rivales más acérrimos, cuyos pueblos estaban asentados en Masaya, Masatepe, Jinotepe, Ochomogo y Mecatepe y quienes por sus múltiples victorias lo llamaron Diriangén, que significa señor de los dirianes, de los hombres que viven en los lugares altos.
Cuando los asuntos de su tribu se lo permitían bajaba a las aguas de su laguna del Diriá y se dedicaba a la natación y a la pesca, mientras a miles de leguas de distancia, al otro lado del mar, Gil González, hidalgo de Ávila y protegido del Presidente del Consejo de Indias, lograba que el rey Fernando de España le diera la concesión de varios navíos para el descubrimiento de las islas de la Especiería, todo lo necesario para el viaje, el título de Capitán General de la Armada, la cruz de Santiago y la orden para que Pedrarias le entregara los buques de Balboa y doce piezas de artillería. Era el 18 de junio de 1519

La expedición del puerto de San Lucas Barrameda el 13 de septiembre de 1519 en las naves Victoria, Santa María de la Merced y Santa María de la Consolación. En ellas llegaron al Darién cuatro meses después, en enero de 1520. Después de una serie de dificultades con Pedrarias, Gil González reorganizó su expedición en la Isla de Perlas, de donde salió el martes 21 de enero de 1522. Cruzó parte de Costa Rica y llegó a Nicaraocallí, donde Nicarao y otros se convirtieron al catolicismo, y conoció al majestuoso lago Cocibolca, al que llamó la Mar Dulce.
En su Historia de Nicaragua, don José Dolores Gámez, registra que en 1523 estalló una guerra entre Diriangén y Tenderí, cacique de Nindirí, obligando al conquistador a desviarse hacia Imabite, capital de los nagrandanos, a orillas del Xolotlán. 



Terminado el conflicto Diriangén salió al encuentro de las “gentes con barbas que andaban encima de una alimañas”. El Cacique se acercó a los españoles precedido de un desfile de quinientos jóvenes guerreros, cada uno con un pavo montés de regalo. Tras ellos iban diez hombres con banderas blancas y enseguida diecisiete bellezas morenas adornadas con muchas placas pequeñas de oro, llevando doscientas hachuelas del mismo metal. Y por último el gallardo cacique, rodeado de los señores de su corte, ataviado con un penacho de plumas multicolores de pájaros del trópico nicaragüense, acompañado de cinco flautistas. Al acercarse a los españoles desplegaron sus banderas y todos saludaron la mano del jefe español, a quien ofrecieron los pavos, entregándole una de las mujeres y veinte hachuelas de oro de catorce quilates.
En carta al Rey Fernando, Gil González le detalla el encuentro: “Parece que supieron de mi otros caciques grandes y uno dellos que se dice Diriangén traxo consigo hasta quinientos hombres, cada uno con una pava o dos en la mano y tras ellos diez pendones y tras ellos diez e siete mugeres todas casi cubiertas con patenas de oro y doszientas y tantas hachas de oro baxo... y más atrás cerca de sí y de sus principales venían cinco trompetas... y entraron a verme con las mugeres y el oro; mándeles a preguntar a qué venían y dixeron que a ver quien héramos, que les avían dicho que héramos una gente con barvas y que andábamos encima de unas alimañas; que por ver quien héramos y lo que queríamos venía a vernos...” 




El sábado 17 de abril, el Cacique enfrentó a Gil González.  Diriangen organizar a cuatro mil guerreros con los que cayó sobre los españoles el mediodía del sábado 17 de abril, obligando a los españoles a suspender esta batalla.  Diriangén tenía 27 años cuando enfrentó por primera vez a los españoles.
La lucha de Diriangén sólo había iniciado pues la obediencia al rey de España de parte de los caciques Nicoya y Nicaragua y la renuncia a los dioses tutelares fue suficiente motivo para que decidiera luchar contra ellos y contra los españoles.   El Cacique, amante de la libertad, la justicia, el decoro y enemigo de la esclavitud y el vasallaje, enfrentó a los españoles hasta su muerte. ..........
. ............ En 1684, Fray Nemesio de la Concepción Zapata, de la Orden Franciscana, escribió una crónica en la que describe los sucesos de la última lucha de Diriangén.  Dice el fraile franciscano: “Después de una penosísima ascensión de cumbres y desfiladeros, saltando grandes desgarrones de la selva inmensa pudo llegar el ejército mandado por Nicuesa Alvarez a ponerse en contacto con los indios. Fue una batalla terrible, tanto más, cuanto que Diriangén se disponía a emprender el golpe que él llamaba final contra los españoles. El ejército de Nicaroguán - como equivocadamente lo llama Fray Nemesio -, pasaba de 70 mil hombres.“ La batalla duró poco más de medio día y el ejército indio fue derrotado. 
Según la tradición viva y conservada por el relato oral de los campesinos del lugar, este último esfuerzo de Diriangén para detener la conquista española se libró en el cerro Apastepe, hoy volcán Casita, al sur del volcán San Cristóbal, al pie de los llanos de Olomega, en el actual departamento de Chinandega......... "

Diriangén es el simbolo de Diriamba a como Grecia tiene a sus filósofos y sus guerreros.
 http://www.diriamba.info/Diriangen.htm

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