domingo, 12 de abril de 2015

SITIO DE CONSTANTINOPLA....el asedio de los cruzados latinos




                          La caida deConstantinopla...

Constantinopla fue llamada desde el principio Nueva Roma, por haber heredado la capitalidad de un Imperio en un momento de crisis de la ciudad de Roma, que se había vuelto ingobernable, llegando a ejercer su poder sobre todo el imperio.
También fue apodada Nueva Jerusalén, porque luego de la caída de esta población ante el Islam Constantinopla fue el nuevo baluarte del cristianismo en su máxima expresión, y su pueblo se creía el más profundamente cristiano del mundo.
Igualmente, era una localidad cosmopolita, donde se podían encontrar mercaderes persas, armenios, árabes, gente que traía mercancías de la lejana China, de la India, de Etiopía, de Rusia, de la Europa Occidental, etc. Era, por tanto, una urbe que se transformó en el punto de encuentro de culturas nuevas y milenarias, un verdadero paraíso para el alma inquieta que deseara bucear en el conocimiento humano.
Esta trilogía transformaba a Constantinopla en capital del mundo, tanto en materia administrativa, como en asuntos religiosos o económico financieros.
Por lo tanto, la visión que el mundo tenía de Constantinopla era la de una metrópoli de oro, una ciudad santa o una capital de las oportunidades, según quien pensara en ella.
Desde las costas de Al Ándalus o desde los fríos bosques de Irlanda hasta las inmensas estepas euroasiáticas, y desde las tierras frías de los vikingos hasta las arenas ardientes de Etiopía o de Arabia, no hubo quien fuera indiferente a la seducción que esta urbe ejercía sobre el mundo entero.



Los mercaderes querían acceder a sus puertos y mercados para poder participar de su inmenso intercambio y algún día llegar a ser ricos; los fieles cristianos la tenían por centro de peregrinación debido a la inmensa cantidad de reliquias que tenían sus iglesias y a la fama de éstas de ser majestuosas e imponentes, y muchos, aún los extranjeros (nadie era extranjero si hablaba griego, se convertía al cristianismo ortodoxo y reconocía al emperador como su gobernante máximo), querían ganarse un lugar en la administración o llegar a formar parte de la corte imperial para participar de su inmenso poder.
Es por estas razones que podemos decir que en el imaginario medieval Constantinopla fascinaba a todo el mundo conocido, era no solamente una enorme metrópoli sino que era la Ciudad.
Pero también fue ampliamente envidiada por muchos pueblos, y por eso mismo era el objeto del deseo de distintas civilizaciones que intentaron tomarla por la fuerza durante el transcurso de tantos siglos de vida, y en esas ocasiones Constantinopla tenía que estar muy bien preparada, con sus murallas en buen estado y con sus famosas divisiones de ejército que superaban todo lo conocido en materia bélica.
Por eso no era una urbe paradisíaca, ya que siempre había revueltas y el ejército controlaba cualquier disturbio y efectuaba permanentemente tareas de policía, necesarias también para reprimir las habituales revoluciones de su inquieto pueblo y mantener un cierto orden, que era fundamental para responder a las agresiones exteriores.



De todas formas, la envidia y la codicia fueron triunfando sobre la admiración con el correr de los siglos, especialmente luego del Cisma de 1054, transformando a la Ciudad en una joya hereje pretendida por muchos, especialmente por los latinos que durante las cruzadas pudieron comprobar lo maravillosa que era y lo cerca que habían estado como para derrotarla y saquearla.
Podemos concluir que asombro, admiración, esperanza, codicia, envidia, odio, eran los sentimientos que más comúnmente sentían los pueblos del mundo con respecto a la Ciudad, y que Constantinopla no es comparable a ninguna ciudad de su época.




La catástrofe de 1204 y sus consecuencias

Y así llegamos a 1204, año en el cual Constantinopla es tomada por las tropas de los cruzados latinos, en su mayoría francos y venecianos, y destruyeron, entre otras muchas cosas, la imagen de invulnerable e impenetrable que tenía la gran metrópoli.
Si tenemos que analizar esta situación y compararla con los sitios anteriores, podemos aceptar que fue una especie de mezcla de las dos situaciones: había un ejército extranjero hostil, pero que en un principio fue utilizado por el hijo del emperador Isaac Ángel, Alejo IV, que había prometido grandes sumas de dinero a los cruzados para obtener el mando del Imperio.
Como, por un lado, el dinero nunca fue dado a los cruzados, porque seguramente no existía tal suma en toda la corte bizantina, y, por otro, tuvo lugar el asesinato de los emperadores por medio de las masas enfurecidas, que proclamaron finalmente a Alejo Murzuflo como nuevo emperador, los cruzados sintieron que habían sido estafados y acometieron con un sitio vigoroso a la ciudad, que en principio fue rechazado aunque no sin dificultad.





Pero había habido fatalmente tantos cambios en el poder que había bajado mucho la moral de los defensores, y Alejo V Murzuflo no era una persona que pudiera darles confianza porque, aunque tenía dotes personales como una gran energía y empeño para lograr administrar la terrible crisis, no era muy querido, y el poco tiempo que estuvo no pudo tener un gobierno estable, ya que daba cargos y ante la menor sospecha de traición, los revocaba, provocando solamente más confusión en sus colaboradores y en el pueblo, que ya no sabía a quien responder.
                                                              ALEJO V

Aparentemente los venecianos tenían muchos contactos dentro de la ciudad, lo que facilitó el trabajo de los sitiadores, que entraron unos días después por una abertura producida en las murallas de la costa del Cuerno de Oro en el mismo instante en que un incendio, presumiblemente provocado desde dentro, tomaba a los defensores por sorpresa, entrando fatalmente los contingentes de cruzados en la capital.
La toma de la ciudad ya era un hecho, solo había que dejar pasar las horas y la ciudad sería latina por primera vez en la historia.
Hasta aquí la explicación de una derrota, que lo fue esencialmente porque los bizantinos se hallaban divididos y porque una de las facciones se quiso servir de los cruzados para obtener la victoria, error que costó a Bizancio el golpe más duro de su historia, ya que fue lo que vino después lo que derrumbó a la más hermosa ciudad del mundo, a la ciudad de oro que no tenía igual en el planeta.
Saqueos constantes, anarquía, incendios, asesinatos, caos, robos, y finalmente el reparto de la metrópoli y del Imperio en manos francas y venecianas terminaron con la gloria de la gran urbe y con los tesoros artísticos y arquitectónicos que había en ella. Redujeron barrios enteros a la ruina y al abandono absoluto, porque muchos habitantes (los que pudieron escapar de la masacre, como Nicetas Coniates) sencillamente huyeron al interior del país, especialmente a la ciudad de Nicea, y los que pudieron se fueron a Italia, Hungría, Rusia, Francia o Alemania.



La gran ciudad quedó reducida a un grupo de barrios en estado catastrófico y casi deshabitados con algunos palacios o iglesias que fueron confiscados por los cruzados para establecerse en ellos, y la capital ya no se recuperaría jamás de esa desolación, porque todo el oro, la plata, las piedras preciosas, el tesoro del Estado, las reliquias religiosas, los altares de las iglesias, las obras de arte, todo fue robado y llevado a países occidentales o vendido al mejor postor.
Este es el punto de importancia de los hechos acaecidos en 1204: la completa destrucción de la antigua Constantinopla, que durante cincuenta y siete años observa silenciosamente cómo lo que había construido durante casi nueve siglos le era arrebatado sin piedad alguna, y esto marcó un antes y un después en la historia de la ciudad: antes, arrogante, orgullosa, altiva e invulnerable, la ciudad imperial era la dueña del mundo; después, vencida, sometida, destruida y vulnerable, era una ciudad fantasma, con rencores insalvables y dominada por los occidentales de forma irremediable, aún después de la recuperación por parte de Miguel VIII Paleólogo.

http://www.cervantesvirtual.com/bib/portal/constantinopla/pcuartonivel873c.html?conten=periodos&pagina=edadmedia_4.jsp&tit3=Constantino




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